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Frío saludo del Rey a Rajoy, mientras acoge efusivamente a Zapatero y Gallardón
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Frío saludo del Rey a Rajoy, mientras acoge efusivamente a Zapatero y Gallardón

Cuando llegó el turno al presidente del PP, Mariano Rajoy, el Rey Juan Carlos no se entretuvo como hace otros años en palmotearle la espalda o

Foto: Frío saludo del Rey a Rajoy, mientras acoge efusivamente a Zapatero y Gallardón
Frío saludo del Rey a Rajoy, mientras acoge efusivamente a Zapatero y Gallardón

Cuando llegó el turno al presidente del PP, Mariano Rajoy, el Rey Juan Carlos no se entretuvo como hace otros años en palmotearle la espalda o en entablar una breve conversación. Su saludo en el besamanos, frío y protocolario, contrastó con el efusivo apretón de manos con el que acababa de recibir al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, o con el especial cariño que dedicó al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón.

Ocurrió durante la recepción que los reyes ofrecieron con motivo del Día de la Hispanidad, a la que acudieron más de mil personas. Allí estaban los representantes de las más altas instituciones del Estado y lo más granado de la opinión publicada, en especial los directivos de los medios de comunicación. Representantes de una sociedad civil sin empresarios, porque al Palacio Real sólo acudieron dos empresarios-políticos, Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la CEOE, y Arturo Fernández, presidente de CEIM.

La anécdota del día fueron los abucheos dedicados por una parte del público a Zapatero durante el desfile. Silbidos y “fuera, fuera” que rompieron el momento más solemne y emotivo de la jornada: cuando el Rey, acompañado por Zapatero y los presidentes del Congreso y Senado, celebraban la ofrenda floral en el homenaje a los caídos por la patria. Pitidos en presencia de familiares de los soldados muertos por España.

Ya en el Palacio Real se produjo la tradicional conversación informal del presidente con los periodistas. Zapatero recordó que esos abucheos se han convertido en “un clásico” en esta fiesta y expresó su respeto a la libertad de expresión. El presidente repasó, a base de preguntas, los debates surgidos entorno a la bandera y el vídeo de Rajoy, al papel del jefe del Estado o la ruptura de la tregua por parte de ETA.

En otro corrillo, el líder del PP defendió después su vídeo en el que llamaba a los españoles a exhibir ayer la bandera –“era mi obligación y la gente lo ha entendido”- y rechazó los abucheos a Zapatero: siempre ha defendido que “nadie se meta con nadie" y "cada uno es libre. Yo no lo hice ni lo hubiera hecho". Similar respuesta recibió un periodista cuando le preguntó por la quema de fotografías con la imagen del líder republicano Josep Lluís Carod-Rovira ocurrida ayer en Barcelona durante un acto de ultraderechistas.

Zapatero no quiso entrar a valorar el famoso vídeo -cada uno hace “publicidad política” como quiere, dijo con cierto tono despectivo-, pero sí resaltó que la bandera es de todos los españoles, que todos la aprecian, y recomendó mantener cierta distancia con los símbolos porque así tienen más potencial para unir. También expresó una certeza: está convencido que el debate sobre este asunto, o sobre el Rey, cesarán en marzo, cuando se celebren las elecciones generales.

Al presidente le choca que el PP organice debates “artificiales”, como es el surgido con la enseña nacional. O con el diálogo con ETA, donde sostuvo que tampoco hay discrepancias entre socialistas y populares, ya que ahora no hay negociación con la banda terrorista. Aquí quiso ser especialmente cuidadoso con las dos únicas ideas que transmitió. La primera, que aún hace falta tiempo para tener perspectiva y valorar lo ocurrido durante la negociación con la banda terrorista y las consecuencias de la ruptura. La segunda, que tiene que ser muy prudente y no puede hablar más en aras de preservar la lucha antiterrorista. También destacó que todo el mundo sabe el esfuerzo que estaba haciendo para alcanzar la paz y que sólo hay un responsable de lo ocurrido: él mismo.

Cuando llegó el turno al presidente del PP, Mariano Rajoy, el Rey Juan Carlos no se entretuvo como hace otros años en palmotearle la espalda o en entablar una breve conversación. Su saludo en el besamanos, frío y protocolario, contrastó con el efusivo apretón de manos con el que acababa de recibir al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, o con el especial cariño que dedicó al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón.