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Zapatero saca al Rey del papel couché y lo devuelve a la política nacional con vistas a las elecciones generales
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Zapatero saca al Rey del papel couché y lo devuelve a la política nacional con vistas a las elecciones generales

De las páginas del corazón a la prensa nacional e internacional. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha dado todo un giro a la percepción

Foto: Zapatero saca al Rey del papel couché y lo devuelve a la política nacional con vistas a las elecciones generales
Zapatero saca al Rey del papel couché y lo devuelve a la política nacional con vistas a las elecciones generales

De las páginas del corazón a la prensa nacional e internacional. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha dado todo un giro a la percepción mediática de los reyes con la organización de su viaje a Ceuta y Melilla. El ‘tempus horribilis’ surgido con la quema de fotografías de don Juan Carlos por parte de sectores independentistas, seguido por la petición de su abdicación y el aireamiento de presuntos negocios regios fue enterrado ayer en la plaza de África de Ceuta, donde 25.000 personas aclamaron a un monarca emocionado.

En los aledaños de La Zarzuela reconocen la intención que persigue este giro ante una situación "injusta" creada tras el verano. Los reyes, añaden, son aclamados allí donde viajan a pesar de que se haya dado preponderancia a las imágenes de televisión donde sectores minoritarios quemaban fotografías suyas. “Ojalá la prensa de Madrid viese lo que significa la Corona en el resto de España como símbolo de la unidad de España, la estabilidad y el diálogo”, sostienen estas fuentes que creen que parte del conflicto reside en que los medios de comunicación con sede en la capital están más acostumbrados a la presencia del monarca.

El baño de multitudes que se dio ayer don Juan Carlos fue histórico: desde Alfonso XIII, en 1927, ningún monarca español había visitado antes las dos ciudades autónomas. Miles de banderas de España y gritos de “olé, olé somos españoles” ante un rey que llevaba años detrás de este viaje. “Tenía un compromiso pendiente con los ceutíes y con sus autoridades, pero también con nosotros mismos como reyes que se deben, ante todo, a los españoles”, proclamó don Juan Carlos. “No quería dejar pasar más tiempo sin venir para expresar nuestro afecto".

“Tras 32 años de reinado ha tenido que ser Zapatero el que monte el viaje a Ceuta y Melilla. Aquel que está rompiendo España”, decían ayer en fuentes gubernamentales sobre las críticas recibidas desde el PP a cuenta de la organización del viaje. Estas fuentes sostienen que a los populares no les gusta que el presidente se lleve bien con Nicolas Sarkozy ni que haya organizado este viaje, “cuando José María Aznar ni se atrevió. ¿Querían chocolate? pues aquí tienen dos tazas”.

La visita de don Juan Carlos a las ciudades autónomas fue organizada "hace varios meses" por el Gobierno, según sostienen fuentes próximas a La Zarzuela. En la órbita del presidente aseguran que cuando el líder socialista llegó al poder y visitó Ceuta y Melilla sacó la conclusión de que sus ciudadanos se sentían abandonados por las autoridades. Y en el avión de regreso comunicó a sus colaboradores: “Tienen que venir los reyes a Ceuta y Melilla”.

'Electoralismo inaceptable'

Zapatero ha esperado al fin de la legislatura para llevar a cabo estos planes, dentro del giro hacia el nacionalismo español que ha comenzado a imprimir a su Gobierno y que reduce el margen de oposición del PP. En fuentes de este partido califican este viaje de electoralista. Hay dos diputados en juego –uno por cada ciudad autónoma-, un sector del PSOE jacobino e insatisfecho con las reformas estatutarias y una Cataluña donde caen socavones de punta que podrían arrastrar a la oposición al presidente en las elecciones generales a cuenta de las obras del AVE.

De las páginas del corazón a la prensa nacional e internacional. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha dado todo un giro a la percepción mediática de los reyes con la organización de su viaje a Ceuta y Melilla. El ‘tempus horribilis’ surgido con la quema de fotografías de don Juan Carlos por parte de sectores independentistas, seguido por la petición de su abdicación y el aireamiento de presuntos negocios regios fue enterrado ayer en la plaza de África de Ceuta, donde 25.000 personas aclamaron a un monarca emocionado.