Álvarez a Montilla: “No entiendo a qué viene tanto morbo”

Y por fin llegó la foto. El presidente de la Generalitat de Cataluña, José Montilla, recibía hoy el saludo de la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, al inicio de la entrega del XIV premio Blanquerna al constitucionalista Javier Pérez Royo. Los fotógrafos de prensa se agolparon entorno a ambos políticos, intimidándoles con tanto flash y la ministra, algo azorada, llegó a comentar al líder catalán: “no entiendo a qué viene tanto morbo”.

El morbo periodístico estaba claro: era la primera vez que Montilla y Álvarez se veían las caras después de la crisis desatada con la suspensión de tres líneas de Cercanías de Barcelona a causa de las obras del AVE. Tanto socavón ha provocado que, cada día, 160.000 barceloneses tengan que tomar el autobús en vez del tren y tardar una hora más en llegar al trabajo. La gestión de la titular de Fomento de esta crisis, que era previsible pero que no se pusieron medios para solventarla, llegó a provocar hasta un reciente enfrentamiento entre Montilla y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

El morbo estaba servido. Es más, esta mañana, Montilla aseguraba en un desayuno informativo que no pedía la dimisión de la ministra porque un Gobierno no pide la dimisión de otro. Pero no pronunció un apoyo explícito a la ministra.

Durante el almuerzo del premio Blanquerna se produjo una situación chocante. En la mesa presidencial, la ministra de Fomento fue sentada enfrente de Montilla pero no a su lado como protocolariamente hubiera sido lo esperado. A la derecha del presidente de la Generalitat estaba el homenajeado, Pérez Royo, y a la izquierda había una silla vacía: estaba reservada al fiscal general del Estado, Cándido Conde Pumpido, que llegó al finalizar el acto.

Recuperar el poder por medios no democráticos

En su discurso, Montilla llegó a citar una reflexión de Pérez Royo, en la que tilda de "golpe de Estado" las "maniobras" del PP que buscan provocar el "colapso" del Tribunal Constitucional con sus sucesivas recusaciones. Dada su condición de presidente de la Generalitat, Montilla aseguró que no podía hacerlas suyas pero, a renglón seguido, proclamó: "lo que hoy son maniobras para bloquear la más alta instancia para interpretar la Constitución, hace veinticinco o setenta años, eran maniobras para obtener o recuperar el poder por medios no democráticos".

El líder catalán expresó su preocupación ante la "grave" situación creada en el Constitucional de cara a su próxima sentencia sobre la reforma del Estatuto catalán. Y denunció una operación de "ataque, bloqueo, politización y desprestigio" protagonizada por los populares contra el alto Tribunal que "al día de hoy se ve muy seriamente amenazado y al borde del colapso".

A su juicio, una desautorización de la reforma del Estatuto catalán supondría "un choque de legitimidades y nos veríamos abocados a una crisis política de imprevisibles consecuencias". Montilla cree además que una sentencia contraria a la reforma catalana provocaría un "enorme desafecto" de la ciudadanía catalana en relación con el Estado. De ahí que llame a la reflexión de los ciudadanos, proceso en el que ve inmerso al premiado, el constitucionalista Pérez Royo.