Es noticia
De la Vega y los nuevos cardenales: ‘In necessariis unitas, in dubiis libertas, in omnibus caritas’
  1. España

De la Vega y los nuevos cardenales: ‘In necessariis unitas, in dubiis libertas, in omnibus caritas’

Nueva etapa en la relación entre la Iglesia y el Gobierno socialista. Al menos es lo que pretende la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la

Foto: De la Vega y los nuevos cardenales: ‘In necessariis unitas, in dubiis libertas, in omnibus caritas’
De la Vega y los nuevos cardenales: ‘In necessariis unitas, in dubiis libertas, in omnibus caritas’

Nueva etapa en la relación entre la Iglesia y el Gobierno socialista. Al menos es lo que pretende la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, por mucho que rabien los sectores más laicistas del PSOE. La simbolizó en un brindis durante la cena de honor que la vicepresidenta ofreció el sábado en la embajada a los tres nuevos cardenales españoles ordenados por el Papa Benedicto XVI: “In necessariis unitas, in dubiis libertas, in omnibus caritas” (en las cosas necesarias, unidad; en las dudosas, libertad y en todas, caridad).

La vicepresidenta soltó la frase de San Agustín mirando a los ojos a los nuevos príncipes de la Iglesia, encantados con los nuevos vientos que soplan desde La Moncloa gracias a las gestiones de la vicepresidenta –en Economía aún recuerdan el puñetazo con el que les obligó a cerrar el acuerdo de financiación con la Iglesia- y a las del embajador en el Vaticano, Francisco Vázquez.

El arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco Vicente, fue el encargado de responder a De la Vega. En su discurso, y en alusión al Gobierno alertó del peligro de que la sociedad rechace a Dios: "Europa y España no tienen futuro si los hombres y mujeres de nuestra sociedad cerramos el corazón a Dios". Porque, "si no escuchamos Su palabra, perderemos la esperanza y la ilusión para construir un futuro de libertad y justicia para todos".

El presidente valenciano, Gerardo Camps, no acudió a la cena porque se consideró marginado durante la ceremonia ya que fue desplazado para colocar delante suyo al presidente catalán, José Montilla. Antes de regresar a España, Camps presentó una protesta formal en la embajada.

El viaje al Vaticano de la vicepresidenta es visto como todo un gesto diplomático de amplio calado si el PSOE sigue en el poder. De la Vega ha ganado el pulso a los sectores laicistas del PSOE. Ha frenado todo intento para que el programa electoral incluya la modificación de la financiación de la Iglesia, como siempre han pretendido dirigentes como Jesús Caldera, redactor del programa, o Álvaro Cuesta.

Hace poco más de tres años, De la Vega decía exactamente lo contrario a la reflexión agustiniana. “Algún día se tiene que acabar”, la financiación de la Iglesia católica, sentenció el verano de 2004 en apoyo a Caldera que acababa de declarar que las aportaciones económicas la Conferencia Episcopal “tendrán que acabar algún día” y cumplir el compromiso de autofinanciación que adquirió en 1979, luego refrendado en 1988. Fue el inicio de toda una escalada laicista del Gobierno y del PSOE que fue respondida en la calle con manifestaciones masivas. Al final, José Luis Rodríguez Zapatero buscó una salida para la financiación de la Iglesia y ordenó a De la Vega: “Arréglalo”.

La vicepresidenta hizo lo que no habían atrevido ningún otro presidente: el año pasado acordó una financiación estable y satisfactoria para la Iglesia, al mejorar sus ingresos en un 34% ya que aceptó subir el porcentaje del IRPF del 0,5% al 0,7%, la casilla con la que los fieles indican que quieren destinar ese dinero del impuesto a la Iglesia católica. El Gobierno envió cartas diplomáticas al Vaticano confirmando este pacto por lo que si ahora quisiera tendría que denunciarlo ante la Santa Sede. Ese acuerdo levantó ampollas en el sector más radical del PSOE, con el que De la Vega no consultó sus términos, y entre los responsables de Economía.

El Papa entregó los anillos a los nuevos cardenales

Nueva etapa en la relación entre la Iglesia y el Gobierno socialista. Al menos es lo que pretende la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, por mucho que rabien los sectores más laicistas del PSOE. La simbolizó en un brindis durante la cena de honor que la vicepresidenta ofreció el sábado en la embajada a los tres nuevos cardenales españoles ordenados por el Papa Benedicto XVI: “In necessariis unitas, in dubiis libertas, in omnibus caritas” (en las cosas necesarias, unidad; en las dudosas, libertad y en todas, caridad).