El TC rechaza de plano las recusaciones presentadas por el PP contra tres magistrados ‘progresistas’

Rechazo a limine, esto es, de plano. Así de contundente ha sido la decisión del pleno del Tribunal Constitucional (TC) acerca de las tres recusaciones presentadas por el PP contra tres magistrados del Alto Tribunal considerados ‘progresistas’. El pleno compuesto sólo por diez miembros, por las abstenciones de la presidenta María Emilia Casas y el vicepresidente Guillermo Jiménez, ha inadmitido las recusaciones por ocho votos a favor y dos en contra. Curiosamente, los votos en contra partieron de los ‘conservadores’ Roberto García-Calvo y Jorge Rodríguez-Zapata, pendientes de recusar a petición del Gobierno.

Las cinco recusaciones se enmarcan en la guerra por la mayoría del Alto Tribunal para dirimir el recurso de insconstitucionalidad de la reforma de la Ley del propio Constitucional (LOTC), presentado por los populares. Una norma que de salir adelante alargaría el mandado de Casas (progresista) y con ello su voto de calidad a la hora de decidir sobre los recursos interpuestos contra el Estatut de Cataluña o la ley de matrimonio entre homosexuales.

La decisión del pleno contra las recusaciones de los tres jueces progresistas Pascual Sala Sánchez, Manuel Aragón y Pablo Pérez Tremps se venía venir, dado que el Partido Popular basaba su decisión en una información publicada por el diario El Mundo en la que se aseguraba que dichos togados estaban a favor de la reforma de la LOTC, por lo que comentaron en una reunión con la presidenta Casas. Los asistentes a ese encuentro desmintieron este extremo en una carta: “Lo hablado por cada uno de nosotros no se corresponde con lo que se indica en la información” recogida en el mencionado diario. La cuestión pintaba ya mal para los propósitos del PP.

Ha sido también una misiva la que provocó la recusación del Gobierno contra García-Calvo y Rodríguez-Zapata, ya que estos magistrados publicaron una carta en la que manifiestamente se declaraban en contra de la reforma de la LOTC. Pero este dominó de recusaciones no se hubiera producido si la presidenta y vicepresidente del Constitucional hubiesen desistido de abstenerse del proceso, porque su decisión de apartarse del debate devolvió la mayoría a los conservadores puesto que la presidencia y, por tanto, el voto de calidad recayó en Vicente Conde por veteranía.

Las nuevas fórmulas de Conde

Según la legislación vigente, los magistrados no pueden participar en el debate sobre su propia recusación. Sin embargo, con las abstenciones de presidenta y vicepresidente y las cinco recusaciones de PP y Gobierno, el Alto Tribunal había llegado a una situación de bloqueo dado que tan sólo quedarían cinco miembros cuando el quórum mínimo es de ocho para poder tomar una decisión. Así las cosas, Conde ideó la fórmula de que, sin contar con Casas y Jiménez, todos decidieran por las recusaciones de todos.

El primer intento tuvo lugar el pasado 15 de noviembre. Una reunión que no sirvió para prácticamente nada, puesto que el resultado fue una diligencia en la que se aplazaba de nuevo la decisión y sólo en cuanto a las recusaciones del PP “hasta hablar con las partes”. Una vez rechazadas éstas quedan por dirimir, por tanto, las dos presentadas por el Gobierno.

El presidente del TC por accidente ha sido objeto de críticas por el disgusto de esta fórmula. Expertos en Derecho Constitucional han abogado, sin embargo, por dirimir las recusaciones una a una y no en dos bloques (tres progresistas y dos conservadores) para evitar que el ‘recusando’ estuviera presente y a la par cumplir con el quórum.