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Los Cuerpos de Seguridad temen un gran golpe de ETA para fin de año
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Los Cuerpos de Seguridad temen un gran golpe de ETA para fin de año

Preocupación entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en torno a una eventual acción de ETA, en forma de gran atentado, para finales de

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Los Cuerpos de Seguridad temen un gran golpe de ETA para fin de año

Preocupación entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en torno a una eventual acción de ETA, en forma de gran atentado, para finales de año. Los últimos golpes judiciales contra el entramado etarra –las recientes condenas de la Audiencia Nacional a KAS, EKIN y XAKI-, unidos al sentimiento derrotista que la Policía ha detectado tanto en el entorno civil que le apoya como en el colectivo de presos, induce a temer que la banda intente protagonizar un golpe de efecto destinado fundamentalmente a elevar la moral de su gente.

Tanto la banda terrorista ETA como la propia lucha antiterrorista viven inmersas en las consecuencias del atentado de Capbreton del 1 de diciembre que supuso la muerte de dos guardias civiles españoles, y terminó con la detención de dos etarras –solo uno, la mujer, directamente vinculada al mismo-, con otros dos en fuga. De acuerdo con los servicios de información de Policía y Guardia Civil, los asesinatos de Capbreton cayeron en el entorno etarra a este lado de la frontera como una losa, con una frase resumiendo todos los comentarios: “Lo que nos faltaba”.

Las escuchas de las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado vienen detectando un ambiente de tremendo pesimismo en las organizaciones satélites de la banda. El mismo sentimiento, agravado por los años de pérdida de libertad, se respira entre el colectivo de presos. Las críticas a la organización son cada vez más frecuentes y suben de tono con el paso de los días: “no se nos escucha”, “nos sentimos abandonados”, “estamos sin dinero”, “no nos enteramos de lo que ocurre fuera”, “no nos reunimos”, “la organización no responde” y frases del mismo tenor.

Las críticas a determinados personajes de la imaginería abertzale son de una dureza extrema. Figuras tan significadas como la batasuna Jone Goiricelaya –a la que se acusa de estarse “quitando de en medio de mala manera”-, no se salvan de la quema. La sentencia de anteayer miércoles de la Audiencia Nacional, relativa al macrosumario 18/98, imponiendo condenas de más de 500 años de cárcel a 47 dirigentes de las organizaciones KAS, EKIN y XAKI, ha terminado por perfilar el cuadro de desánimo rayano en la desesperación en que se mueve el universo etarra.

La sensación que se percibe en el mundo abertzale es que la banda terrorista y su entorno viven uno de los momentos más delicados de su larga historia delictiva, lo que abona el temor de las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado a una acción desesperada destinada a levantar la moral de sus bases enviando el mensaje de que ETA no está ni mucho menos liquidada. “¿Cómo elevar en estas circunstancias la moral de la tropa?”, se preguntan las fuentes consultadas. “Evidentemente no con un papel –un comunicado- sino con un mazazo a quien te está poniendo contra las cuerdas”.

Lenguaje duro y amenazante

“Es evidente que el grupo que se ha hecho con el control de la organización ha decidido romper la baraja”, añaden las fuentes, “y que es tanto más peligroso cuanto más aislado está. Queda por ver si tiene capacidad operativa para protagonizar un gran golpe. Si la respuesta fuera afirmativa, nos esperan días muy malos. La última semana del año, la de nochevieja, puede ser muy dura”.

Los servicios de Seguridad del Estado en sus distintas vertientes han analizado con lupa el reciente comunicado etarra, aparecido, cómo no, en el diario Gara el pasado sábado, en el que la banda amenazaba de forma directa con seguir actuando “sea donde sea” contra las “fuerzas y aparatos represivos del Estado español”. En ese comunicado la banda regresa a un lenguaje muy duro y amenazante, con términos como “ejecución” que, según las fuentes consultadas por este diario, “hacía mucho tiempo que la banda no utilizaba”.

Preocupación entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en torno a una eventual acción de ETA, en forma de gran atentado, para finales de año. Los últimos golpes judiciales contra el entramado etarra –las recientes condenas de la Audiencia Nacional a KAS, EKIN y XAKI-, unidos al sentimiento derrotista que la Policía ha detectado tanto en el entorno civil que le apoya como en el colectivo de presos, induce a temer que la banda intente protagonizar un golpe de efecto destinado fundamentalmente a elevar la moral de su gente.