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Bomba de relojería: Zapatero se topa con el deterioro de la economía a dos meses de las elecciones
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Bomba de relojería: Zapatero se topa con el deterioro de la economía a dos meses de las elecciones

A José Luis Rodríguez Zapatero le estalló ayer en la cara la situación de la economía española con un impacto mayor de lo esperado por su

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Bomba de relojería: Zapatero se topa con el deterioro de la economía a dos meses de las elecciones

A José Luis Rodríguez Zapatero le estalló ayer en la cara la situación de la economía española con un impacto mayor de lo esperado por su ministerio de Economía, al menos formalmente. A tan sólo dos meses de las elecciones generales, el presidente se desayunó con el peor índice de paro desde hace cinco años (creció un 5,3%) y con tal aumento de la inflación (hasta el 4,3%) que bien podría ocurrir que el día de los comicios alcanzara el fatídico 4,5%. Los ciudadanos ya perciben que España atraviesa por una clara desaceleración cuyo final está aún por ver.

El equipo económico del Gobierno, con Pedro Solbes a la cabeza, recomendó a Zapatero que adelantara las elecciones tras el verano, en vista de los buenos datos económicos de otoño, según fuentes políticas. También se lo recomendó Miguel Sebastián, su ex asesor en La Moncloa. Sin embargo, el presidente apostó por agotar la legislatura, como había hecho José María Aznar, porque era lo previsto y porque quedaban leyes pendientes por aprobar en las Cortes, como la de la Memoria Histórica o la fallida reforma del Código Penal.

“Empieza a quedar claro que Zapatero hubiera arrasado si hubiera convocado las elecciones hace seis meses”, sostienen en fuentes populares. Pero el ritmo en política no coincide con el económico, y el resultado es que el líder socialista se enfrenta al peor de los escenarios previstos. Por mucha tinta de calamar que se disperse entorno al debate sobre la Iglesia católica, por mucho presunto sorpasso a Italia en renta per cápita desmentido por un Romano Prodi picado con Zapatero, el caso es que los especialistas confirman que España atraviesa por una rápida desaceleración. Con una diferencia: hoy España está en la Unión Monetaria, y la idea más común es que será más difícil caer en una recesión pura y dura.

El dato de desempleo no se lo esperaban ni los especialistas del PP. Es la peor cifra desde 2002, el último año en el que se registró un aumento del paro. Al cierre de 2007 había 2.129.547 personas sin trabajo, 106.674 más que un año antes. La causa está en el aumento del desempleo en el sector de la construcción, que creció un 13% respecto a noviembre y un 20% si se compara con diciembre de 2006.

Por primera vez desde el boom del ladrillo, surgido hace una década, la construcción está destruyendo empleo. Lo confirman las cifras de afiliación al régimen general de la Seguridad Social, que han caído en este sector en un 3,48%, lo que implica que 64.509 personas que se han quedado sin trabajo en este sector.

Un dato que da idea de la desaceleración son, precisamente, las afiliaciones a la Seguridad Social. Si en enero de 2006 el número de afiliados crecían al ritmo del 5,44%, en diciembre de ese año ya bajó al 3,38%, para cerrar el año 2007 en un 2,27%.

Tampoco nadie esperaba una inflación como la adelantada ayer: el aumento de dos décimas en tan sólo un mes, cuando se creía que subiría una décima. Pero así ha ocurrido y la subida de precios se situó en el 4,3%, la tasa anual más alta de la década, desde diciembre de 1995.

El Gobierno siguió en su línea, y se refirió al Índice de Precios al Consumo (IPC) como si fuera un fenómeno del exterior causado por la escalada del crudo y el precio internacional de los cereales. “Efectos exógenos”, los definió David Vegara, el secretario de Estado de Economía, que prometió una mejoría de este escenario para el próximo abril.

A José Luis Rodríguez Zapatero le estalló ayer en la cara la situación de la economía española con un impacto mayor de lo esperado por su ministerio de Economía, al menos formalmente. A tan sólo dos meses de las elecciones generales, el presidente se desayunó con el peor índice de paro desde hace cinco años (creció un 5,3%) y con tal aumento de la inflación (hasta el 4,3%) que bien podría ocurrir que el día de los comicios alcanzara el fatídico 4,5%. Los ciudadanos ya perciben que España atraviesa por una clara desaceleración cuyo final está aún por ver.