Zapatero: "Nadie puede imponer la fe, la moral o las costumbres"

"Nadie puede imponer la fe, la moral o las costumbres. Esto es el ADN de la democracia". Con estas palabras, el presidente del Gobierno expresó ayer su discrepancia "profunda" con los mensajes vertidos el pasado día 30 por los arzobispos de Madrid y Valencia, cardenales Antonio María Rouco y Agustín García Gasco, en especial cuando este último aseguró que el matrimonio entre homosexuales, el aborto o el divorcio disuelven la democracia. Para José Luis Rodríguez Zapatero, mantener "una actitud laica" es "un pilar de la democracia", y cree que hay que abordar las relaciones con la Iglesia desde dos principios: el de la aconfensionalidad del Estado y el de extender "al máximo posible" los derechos y libertades de las personas.

Zapatero se refirió a esa separación entre la Iglesia y el Estado, dentro del respeto a las creencias de los católicos, como un fundamento que debe regir en todo Gobierno, más allá de su color político, y destacó que había echado en falta la defensa del PP a este principio tras las palabras de ambos cardenales. El presidente realizó estas manifestaciones en una conversación con periodistas celebrada en el Palacio Real de Madrid durante la recepción como motivo de la Pascua Militar.

El jefe del Ejecutivo ciñó sus discrepancias sólo con estos cardenales, y destacó que no representan la pluralidad de la Iglesia. En todo momento aludió sólo a su desacuerdo con las palabras de los dos purpurados y, en contraposición, destacó las últimas declaraciones del presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Ricardo Blázquez, que solicitó a los obispos que afronten las dificultades sin culpar a la derecha o a la izquierda. Zapatero considera que sus palabras fueron "razonables y sensatas".

Zapatero descartó una reacción del PSOE o de su futuro Gobierno al enroque de algunos cardenales de la Iglesia o para satisfacer a los sectores laicos de la izquierda. La revisión del Concordato entre España y la Santa Sede "no está en la agenda" y no se modificarán las relaciones ni con la jerarquía eclesiástica española ni con el Vaticano. Zapatero reivindicó la primacía de la sociedad civil y destacó que el Gobierno es partidario de mantener el diálogo y el consenso.