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ETA quiere "un gran golpe con ruido pero sin sangre" antes del 9-M o la misma mañana de las elecciones
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ETA quiere "un gran golpe con ruido pero sin sangre" antes del 9-M o la misma mañana de las elecciones

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado están convencidas de que ETA busca desesperadamente protagonizar "un gran golpe, con mucho ruido pero sin sangre" antes

Foto: ETA quiere "un gran golpe con ruido pero sin sangre" antes del 9-M o la misma mañana de las elecciones
ETA quiere "un gran golpe con ruido pero sin sangre" antes del 9-M o la misma mañana de las elecciones

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado están convencidas de que ETA busca desesperadamente protagonizar "un gran golpe, con mucho ruido pero sin sangre" antes de las próximas elecciones generales o incluso en la propia mañana del 9 de marzo. La sombra de un nuevo atentado similar al de la T-4 de Barajas vuelve a estar en la mente de los responsables policiales. "Es lo que hemos oído" a través del aparato de escuchas que policía y guardia civil tienen en Francia, aseguran las fuentes consultadas por este diario, cercanas a la Seguridad del Estado.

Esas escuchas permiten concluir que aunque hay gente dentro de ETA partidaria de hacer sangre, porque "ya es hora de responder con contundencia a tanta provocación; al fin y al cabo, si hemos llegado hasta aquí ha sido por la gente que hemos dejado tirada en la calle...", eufemismo para referirse al tiro en la nuca, se trata de una posición muy minoritaria, hasta el punto de que la mayor parte de la banda se inclina por un golpe de grandes proporciones que haga el máximo ruido posible, aunque sin sangre, porque, en opinión de las fuentes, "el sector mayoritario sigue convencido de que, tras el 9-M, será posible reanudar las negociaciones de paz si Zapatero sale reelegido, cosa que no resultaría imposible con sangre sobre la mesa".

El pasado 8 de febrero, este diario ya informó (ver noticia) de la preocupación existente, derivada de las conversaciones captadas en el entorno etarra, en la policía sobre un eventual golpe de grandes proporciones que la banda estaría planeando en fechas previas al 9-M para rebatir la sensación de debilidad que hoy ofrece, como consecuencia de las constantes detenciones, y elevar la moral de la militancia abertzale, actualmente bajo mínimos. El ministro del Interior, Pérez Rubalcaba, admitió ayer su preocupación por la posibilidad de tales atentados, aclarando que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad se hallan en estado de máxima alerta.

"Quieren organizar algo gordo, que haga mucho ruido dentro y fuera de España y, a ser posible, sin sangre", aclaran las fuentes. Se trataría, en suma, de reeditar un episodio de notoriedad semejante al de la T-4, "un pepinazo en algún gran recinto, con tiempo suficiente para ser desalojado tras el correspondiente aviso". Por desgracia, y a pesar de que la debilidad de la banda es máxima, no ha desaparecido su capacidad operativa, reforzada ahora por la posibilidad de fabricar sus propios explosivos. De acuerdo con las fuentes, el partido de fútbol de vuelta de la Champions a celebrar en Madrid el próximo 5 de marzo entre el Real Madrid y la Roma podría ser declarado de máxima alerta.

Extrema debilidad de la banda

Por lo demás, las escuchas refuerzan la creencia en la situación de extrema debilidad por la que atraviesa la banda. El aparato de acogida a terroristas y huidos situado al otro lado de la frontera prácticamente ha desaparecido tras las últimas detenciones, de modo que ETA no dispone ahora mismo de pisos francos donde esconder a su gente, una situación inédita en el historial de la organización. "Se da el caso de gente quemada "por la detención de un colega de talde o porque su nombre ha aparecido publicado- que llama desde aquí porque quiere huir al otro lado y desde allí le dicen que se esconda aquí, lo que equivale a decir que se las arregle como pueda".

La situación se agrava por la "pésima situación de las finanzas de la banda", aseguran las fuentes. Estos males se han puesto de manifiesto en la detención, el pasado viernes 15 de febrero en San Juan de Luz, de los dos etarras que todavía andaban sueltos de los cuatro que formaban el comando responsable del atentado de la T-4, Mikel San Sebastián y Joseba Iturbide. La dirección etarra no pudo esconderles en lugar seguro tras la caída de sus compañeros el pasado 6 de enero. Llevaban un mes malviviendo en el monte, por zonas del Pirineo navarro y el sur de Francia. Perdidos, sin armas, sin tarjetas y sin documentación falsa para alquilar una habitación. Sólo mil euros en el bolsillo, suma de la que iban tirando para comprar bocadillos.

Tras un mes de periplo, llegaron hace 15 días a la casa de San Juan de Luz propiedad de un viejo activista abertzale, José Antonio Martínez Mur, de sobra conocido por todo el entramado etarra y, naturalmente, por el aparato policial español y francés, hasta el punto de que era quizás la casa más vigilada de toda la zona. Fueron directos a la boca del lobo, porque no tenían otro sitio donde dejarse caer. Ni siquiera Martínez Mur se preocupó por salir pitando, consciente de que tampoco tenía sentido hacerlo. El dueño de la casa ha declarado a la gendarmería gala que "creía haber alquilado la casa a dos batasunos, pero jamás a dos terroristas de ETA, porque eso nunca lo hubiera hecho. Por eso va a ser difícil trincar judicialmente a este tipo".

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado están convencidas de que ETA busca desesperadamente protagonizar "un gran golpe, con mucho ruido pero sin sangre" antes de las próximas elecciones generales o incluso en la propia mañana del 9 de marzo. La sombra de un nuevo atentado similar al de la T-4 de Barajas vuelve a estar en la mente de los responsables policiales. "Es lo que hemos oído" a través del aparato de escuchas que policía y guardia civil tienen en Francia, aseguran las fuentes consultadas por este diario, cercanas a la Seguridad del Estado.