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ETA, a través de "Gara", acusa al Gobierno de no haber cumplido "los compromisos adquiridos"
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ETA, a través de "Gara", acusa al Gobierno de no haber cumplido "los compromisos adquiridos"

El diario Gara responsabiliza hoy al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero de la muerte del ex concejal Isaías Carrasco, asesinado ayer por ETA en Mondragón

Foto: ETA, a través de "Gara", acusa al Gobierno de no haber cumplido "los compromisos adquiridos"
ETA, a través de "Gara", acusa al Gobierno de no haber cumplido "los compromisos adquiridos"

El diario Gara responsabiliza hoy al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero de la muerte del ex concejal Isaías Carrasco, asesinado ayer por ETA en Mondragón (Guipúzcoa), por no haber cumplido los compromisos contraídos con la banda terrorista durante el denominado "proceso de paz".

En un editorial titulado "Conflicto político y confrontación", la cabecera vinculada a la izquierda radical abertzale señala que "este último atentado mortal, como otras expresiones de violencia que le han precedido, viene a acrecentar la percepción social de lo mal que se hicieron las cosas en el último proceso de negociación".

"Este tiempo sería sin duda bien distinto si todos, y en particular el Ejecutivo del PSOE, hubiera actuado en consonancia a los compromisos adquiridos y los hubiera concretado, con visión histórica y altitud de miras. Con todo, es obligación de todos construir una nueva oportunidad que plasme los elementos resolutivos que lleven a Euskal Herria a un escenario de paz y democracia", añade el diario.

Asimismo, Gara subraya que tras "la muerte de Arrasate" lo que la sociedad espera de sus responsables institucionales no es tanto que convoquen manifestaciones como que, con un trabajo diario y efectivo, "busquen la solución política a un conflicto que es causa de conculcaciones generalizadas de derechos, tanto individuales como colectivos".

"No voy a tolerar que el asesinato de mi padre sea manipulado"

"Pido a los que quieran solidarizarse con mi padre y con nuestro dolor que acudan masivamente a votar el domingo para decir a los asesinos que no vamos a dar ni un solo paso atrás", ha reclamado hoy la hija mayor del ex edil socialista Isaías Carrasco.

Vestida de negro, visiblemente emocionada aunque muy entera, Sandra Carrasco ha leído un comunicado a los periodistas, al término de la concentración celebrada este mediodía ante el Ayuntamiento de Arrasate en protesta por el asesinato de su padre, en la que han participado todos los partidos políticos, excepto ANV, numerosas autoridades y cargos públicos como la vicepresidenta del Gobierno María Teresa Fernández de la Vega y el lehendakari, Juan José Ibarretxe.

"A mi padre lo han asesinado por defender la libertad, la democracia y las ideas socialistas, ha sido siempre un hombre valiente que ha dado la cara y los que lo han matado han sido unos cobardes", ha añadido Sandra, antes de pedir que su muerte no sea "manipulada por nadie".

Tras leer el comunicado, la joven ha asegurado a los presentes que se encuentra "muy orgullosa" de su padre. "Le quiero", ha añadido, para dirigirse a continuación a sus asesinos: "sólo puedo decir que han sido unos hijos de puta, nada más. Ya me he quedado a gusto", ha concluido.

También han asistido a la protesta de Arrasate el presidente del PSOE, Manuel Chaves, la presidenta del PP del País Vasco, María San Gil, el presidente del PNV, Iñigo Urklullu, el líder de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, el presidente de EA, Unai Ziarreta, y el secretario general de UGT, Cándido Mendez, junto a cientos de ciudadanos. Por la tarde, a las 17:30 horas, se oficiarán los funerales en la parroquia San Juan Bautista de Arrasate.

ETA pone un muerto sobre la mesa en vísperas del 9-M

Era la crónica de un atentado anunciado. "Sabíamos que se iba a producir, faltaba por conocer el cuándo y el quién". El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, describió ayer lo que muchos políticos vascos y el Gobierno se temían: que ETA cometiera algún asesinato, que pusiera un muerto sobre la mesa electoral. Ayer un comando asesinó a bocajarro al ex concejal socialista Isaías Carrasco en Mondragón, en plena calle y a dos días de los comicios generales.

Un etarra esperó emboscado y descerrajó cinco tiros sobre este militante de base socialista, de 42 años y sindicalista de la UGT, que se dirigía en coche hacia su trabajo de cobrador de peaje de autopista, empleo al que había regresado por no resultar reelegido concejal en las elecciones de mayo de 2007. Carrasco concurrió de número seis en la lista del PSE-EE a las elecciones de su pueblo. Pero como la izquierda radical abertzale había vuelto a las instituciones, su partido perdió tres concejales, entre ellos su puesto, a favor de ANV.

ETA recurrió a la forma más sencilla de atentar, al tiro en la nuca. La banda terrorista tenía dificultades para asesinar con el método del coche bomba, debido a que los servicios de seguridad habían extremado las medidas de protección de los candidatos y las personas amenazadas. Carrasco era un blanco fácil, porque había renunciado a tener escoltas al dejar la política: quería sentirse libre y no tener guardaespaldas mientras paseaba con sus hijos.

Como hace cuatro años, los españoles votan otra vez bajo la sombra del atentado terrorista. Los candidatos de PSOE y PP, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, intentan evitar lo ocurrido tras la masacre del 11 de marzo de 2004. Ambos hablaron por teléfono nada más conocer el asesinato, acordaron cancelar los mítines de cierre de campaña, aplazaron para el lunes la manifestación de protesta y todos los partidos democráticos alcanzaron una frágil unidad en el Congreso.

El presidente del Gobierno recibió un nuevo golpe, el asesinato de un miembro de su partido, justo al término de su legislatura marcada por su famoso proceso de negociación con ETA. Arrancó su gestión bajo la bandera de un optimismo antropológico que le llevó a creer que era posible el fin de la locura totalitaria terrorista a través del pacto, incluso la víspera del atentado de la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas (Madrid). El 30 de diciembre de 2006 la banda se cobró la vida de dos personas, cinco horas después de que el presidente proclamara aquel "dentro de un año estaremos mejor" del que dice haberse arrepentido.

Solemne y con gesto serio, Zapatero declaró ayer que la banda intenta "interferir" en las elecciones del 9 de marzo ""la pacífica manifestación" del domingo-, pero la democracia ya ha demostrado "que no admite retos" de quienes se enfrentan a sus principios y valores esenciales. ETA "está ya vencida por la democracia", sentenció al tiempo que se comprometía a perseguir con todos los instrumentos del Estado de Derecho "a quienes les prestan apoyo y a quienes avalan y justifican sus acciones".

Si en algo se caracteriza la banda terrorista es en su perversa búsqueda de la desunión de los demócratas. Y en destruir a todo aquel que le tiende la mano, política y hasta físicamente. Así ocurrió con el periodista José María Portell, asesinado en 1978 cuando mediaba en una negociación con ETA durante la época de Adolfo Suárez, o a los socialistas Juan María Jáuregui y Ernest Lluch, asesinados en el año 2000. "¿A quién beneficia el atentado?", se preguntaban ayer en algunas tertulias de radio y en los foros de Internet. De ahí que la presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, Maite Pagazaurtundua, reclame lucidez: "Lo importante es lo que nos une. Los terroristas intentan subordinarnos, sembrar la cobardía y la desunión".

El día de cierre de la campaña electoral se convirtió en día de luto. Los partidos políticos encontraron la unidad en torno a un comunicado en el que asumen como "propia" esta última víctima de ETA y muestran su firme disposición de defender la libertad y "derrotar" a la banda. Pero la unión entre PP y PSOE es frágil y no va más allá de las manifestaciones que se celebrarán el próximo lunes, como ocurrió el pasado diciembre tras el asesinato de dos jóvenes guardias civiles en Capbreton (Francia). Al igual que entonces, los populares reclamaron ayer, sin éxito, la retirada de la autorización del Congreso al Gobierno para negociar con la banda. Consideran que esa autorización deja una puerta abierta a la salida negociada de ETA.

Quitaron el cartel de los presos por las bravas

Los socialistas vascos cortaron por lo sano la intención del lehendakari, Juan José Ibarretxe, de ponerse hoy mismo a la cabeza de una manifestación unitaria en el País Vasco, en plena jornada de reflexión de unos comicios que él presenta como una consulta sobre su plan soberanista. La protesta se ha aplazado para el lunes 10 de marzo, aunque hoy se celebrarán concentraciones en todos los municipios. Ibarretxe se negó a hacer una lectura política del asesinato: "Sería dar a ETA el protagonismo político que quiere y que no merece en absoluto. Es una salvajada lo que han hecho, un acto de barbarie humana".

Desde hace dos meses se registraba un crescendo de ataques contra casas del pueblo y viviendas de concejales socialistas que culminó ayer con el asesinato de Isaías Carrasco. Todos los partidos vascos condenaron el atentado, excepto ANV que gobernaba hasta ayer Mondragón en minoría.

La alcaldesa, Inocencia Galparsoro, se presentó en el hospital para dar el pésame a la familia del ex concejal, pero su viuda se negó a recibirla. La capilla ardiente con los restos mortales de Isaías Carrasco fue instalada en el ayuntamiento, en cuya fachada figuraba un cartel de apoyo a los presos de ETA que los concejales de la izquierda radical abertzale se negaron a retirarlo. Antes de la llegada del féretro, los ediles del resto de los partidos políticos quitaron el cartel por las bravas. En Mondragón dicen que la alcaldesa está destrozada.

"Nadie va a negociar con ellos sus objetivos políticos", afirmó ayer el presidente del PP al llegar a Guipúzcoa. El ambiente en el ayuntamiento era de dolor y emoción: líderes socialistas, concejales, dirigentes de otros partidos...

El diario Gara responsabiliza hoy al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero de la muerte del ex concejal Isaías Carrasco, asesinado ayer por ETA en Mondragón (Guipúzcoa), por no haber cumplido los compromisos contraídos con la banda terrorista durante el denominado "proceso de paz".