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Caldera fuera del Gobierno: Corbacho a Trabajo y Chacón, ministra de Defensa
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Caldera fuera del Gobierno: Corbacho a Trabajo y Chacón, ministra de Defensa

No hubo sorpresas ni sobresaltos. José Luis Rodríguez Zapatero ha sido investido presidente del Gobierno con los únicos votos favorables (169) del Grupo Socialista. Pero eso

Foto: Caldera fuera del Gobierno: Corbacho a Trabajo y Chacón, ministra de Defensa
Caldera fuera del Gobierno: Corbacho a Trabajo y Chacón, ministra de Defensa

No hubo sorpresas ni sobresaltos. José Luis Rodríguez Zapatero ha sido investido presidente del Gobierno con los únicos votos favorables (169) del Grupo Socialista. Pero eso ya poco importa. Ni tampoco que Zapatero sea el único presidente elegido en las urnas que haya necesitado una segunda votación para recibir la confianza del Parlamento. Como aseguraba este viernes en los pasillos del Congreso un veterano diputado socialista, "mañana ya nadie se acordará de eso".

La atención, toda la atención, mucho antes de que José Bono diese cuenta del resultado de la votación, la acaparaba la lista del nuevo Gobierno. Zapatero la dará a conocer este sábado, tras prometer su cargo ante el Rey en el palacio de La Zarzuela. Pero, pese al celo que él y su equipo más cercano han puesto en evitar las filtraciones, no han podido evitar las primeras goteras.

Así, la baja más sonada sería la de Jesús Caldera, según fuentes de toda solvencia, que no sólo dejará la cartera de Trabajo, sino que ni siquiera tendrá asiento en el nuevo Consejo de Ministros. Su sustituto, según las mismas fuentes, será Celestino Corbacho, alcalde de L"Hospitalet y presidente de la Diputación de Barcelona.

Al acabar la sesión de investidura, ni siquiera los futuros ministros (o al menos la mayoría de ellos) habían recibido aún la llamada del presidente, tal y como reconocía a El Confidencial uno de los que, muy probablemente, se sentará en el nuevo Consejo de Ministros. A lo largo de esta tarde, y hasta primera hora de la noche, Zapatero ha ido comunicando personalmente su decisión a los afectados, tanto a quienes se incorporen al Ejecutivo como a quienes cambien de cartera; y, por descontado, también a los que cesen en su puesto.

Fuentes de toda fiabilidad del entorno de Zapatero aseguran que habrá "unas cuantas sorpresas" en la composición del nuevo Gobierno, y añaden, para alimentar el suspense, que alguna de ellas va a ser "mayúscula". Esa será, casi con toda seguridad, la C de la catalana Carme Chacón, que saldrá de Vivienda para incorporarse a un ministerio de mucho mayor peso político: nada menos que Defensa. Así pues, no será Elena Salgado quien ocupe esa cartera, como se había especulado en los últimos días. Aún así, una mujer dirigirá, por primera vez, las Fuerzas Armadas.

También parece confirmarse, según las fuentes consultadas, la continuidad de Magdalena Álvarez al frente de Fomento, pese a que la malagueña se convirtió durante la pasada legislatura en la ministra más vilipendiada por toda la oposición. Y quien definitivamente se cae de tan privilegiada lista es Trinidad Jiménez. La secretaria de Estado para Iberoamérica se había colado en casi todas las quinielas, pero Zapatero, que en su discurso de investidura apostó firmemente por reforzar las relaciones con los países de habla hispana, ha preferido que Trini se mantenga en su actual destino.

Causará baja también, con toda probabilidad, Cristina Narbona, que cede sus competencias en Medio Ambiente a la gallega Elena Espinosa, titular de Agricultura. Y continuando con la cuota femenina, Zapeteró dará cabida en el Ejecutivo a la vasca Cristina Garmendia, propuesta por el PSE, con la creación de área de Innovación, a la madrileña Beatriz Corredor para ocuparse de Vivienda y a la gaditana Bibiana Aido para pilotar el nuevo ministerio de Igualdad.

Certidumbres

Pero hay más certidumbres: ni los dos vicepresidentes ni Alfredo Pérez Rubalcaba van a estar pegados al teléfono esperando la llamada de Zapatero, porque los tres saben ya que tienen garantizada su continuidad en el cargo: María Teresa Fernández de la Vega y Pedro Solbes desde el mismo día de la victoria socialista en las urnas, y el titular de Interior sólo desde ayer. Y no precisamente porque el ya investido presidente albergase alguna duda al respecto, sino porque Rubalcaba prefería darle una tregua a su frágil estado de salud y abandonar la primera línea del frente antiterrorista. Pero, finalmente, Zapatero ha sido más persuasivo.

Hacia las 14 horas, Zapatero, ya investido presidente, abandonaba el Congreso de los Diputados en compañía de su mujer, Sonsoles. Estaba relajado, sonriente, y parecía muy feliz. Se sabía dueño del secreto mejor guardado, pero, por supuesto, no soltó prenda sobre quiénes se sentarán con él en el Consejo de Ministros.

Poco antes, y durante apenas 10 minutos, el entonces candidato se comprometió desde la tribuna de oradores a "buscar acuerdos con todos los grupos, en especial con el PP", en asuntos de Estado como la lucha antiterrorista o la reforma de la Justicia. Pero también advirtió claramente a los populares de que, si no se suman a ese diálogo, "hay muchos escenarios posibles de acuerdo con otros grupos, sin descartar cauces de colaboración estable y predecible". Dicho de otra forma: que aunque Zapatero no ha puesto especial empeño en buscar los apoyos necesarios para ser investido presidente en primera vuelta "precisamente para tratar de gobernar sin ataduras ni hipotecas", la legislatura podría discurrir plácidamente para él sólo con el respaldo puntual de las formaciones nacionalistas.

Mariano Rajoy le respondió que su partido no sólo está "dispuesto" a alcanzar esos pactos de Estado, sino que quiere sentarse a negociar cuanto antes. Pero no al precio, advirtió, de diluir el alcance de esos futuros acuerdos en un descafeinado café para todos, sobre todo en política antiterrorista.

De la sincera disposición de ambos líderes hacia el diálogo dependerá que la legislatura que ahora arranca no discurra, como vaticinó Gaspar Llamazares, "con mar de fondo". Pero, si hay tempestad, a Zapatero aún le quedará su ya acreditada buena fortuna. Joan Ridao, portavoz de ERC, se lo recordó, pero sonó tanto a cumplido como a amenaza: "Mucha suerte, porque la va a necesitar".

No hubo sorpresas ni sobresaltos. José Luis Rodríguez Zapatero ha sido investido presidente del Gobierno con los únicos votos favorables (169) del Grupo Socialista. Pero eso ya poco importa. Ni tampoco que Zapatero sea el único presidente elegido en las urnas que haya necesitado una segunda votación para recibir la confianza del Parlamento. Como aseguraba este viernes en los pasillos del Congreso un veterano diputado socialista, "mañana ya nadie se acordará de eso".