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Gallardón: “Apoyo a Rajoy aunque sus decisiones no siempre han sido favorables para mí”
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Gallardón: “Apoyo a Rajoy aunque sus decisiones no siempre han sido favorables para mí”

El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, ocupó ayer la tribuna del Foro ABC con el reto de superar con su discurso, en plena temporada de ciclones

Foto: Gallardón: “Apoyo a Rajoy aunque sus decisiones no siempre han sido favorables para mí”
Gallardón: “Apoyo a Rajoy aunque sus decisiones no siempre han sido favorables para mí”

El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, ocupó ayer la tribuna del Foro ABC con el reto de superar con su discurso, en plena temporada de ciclones populares, el “no me resigno” de Esperanza Aguirre, pronunciado en el mismo lugar hace poco más de un mes. Como en esa ocasión, la afluencia de periodistas volvió a desbordar a la organización. Los autobuses que transportaban a los jugadores del Real Madrid, procedentes de la recepción en la sede de la Comunidad de Madrid, apenas encontraron un hueco para atravesar la calle de Alcalá a la altura del Casino de Madrid. Decenas de coches oficiales, alineados en doble fila, y un enjambre de cámaras y micrófonos bloqueaban el paso. Y, por si fuera poco, la comitiva del presidente de Bulgaria, de visita en España, eligió esta calle para poner rumbo a la Puerta del Sol.

Gallardón comenzó afirmando que iba a hablar de Madrid, pero sólo para desarrollar a continuación un detallado programa político para España y para Europa. Quince páginas de ambiciosos planes para que España lidere el siglo XXI, y un párrafo para señalar a Mariano Rajoy como “el mejor director, quien dará fuerza y coherencia a este proyecto y el hombre que reúne las cualidades para acometer hoy esa tarea”. Todavía resonaba en la lujosa sala del Casino la palabra “hoy”, cuando Gallardón añadió: “Y es una convicción que expreso desde la objetividad que me da apoyar a una persona cuyas decisiones no siempre han sido favorables para mí. Y no haberle solicitado en este momento político ninguna responsabilidad y ningún protagonismo que no sea servir a los madrileños como alcalde”.

Una vez exhibidas sus dotes como político de altura, Gallardón cerró filas en torno a su líder y no pidió nada. Aunque sí aprovechó para mandar un par de recados a Aguirre, “marca de la casa”, como dicen en su entorno. El primero, al ensalzar las virtudes del centrismo, que según el alcalde, es “la única solución para romper esa limitación que algunos refieren cuando dicen que frente a nuestros 8 años de gobierno, otros llevan 22”. El segundo, sobre las críticas a Rajoy por esconder a su equipo, en especial el nombre del secretario general, hasta el Congreso del partido en junio. “Esperanza Aguirre avisó que su secretario general era Francisco Granados cinco horas antes”, disparó Gallardón.

Y allí estaba Aguirre para escucharlo, junto a Rajoy y otras figuras del partido como Manuel Fraga, Cristóbal Montoro, Soraya Sáenz de Santamaría, José Luis Ayllón o Ángel Acebes, quien pasó como una exhalación ante los periodistas. La mayoría había estado todo el día de conferencia en conferencia. Clausurada Génova, los cuadros se reparten por los diferentes actos de la capital. El presidente del PP en Galicia, Alberto Núñez Feijóo, inauguró la jornada en un desayuno del foro Nueva Economía, donde volvió a mostrar su respaldo a Rajoy, aunque reconoció que todavía no había recogido ningún aval para su candidatura. Además, Feijóo afirmó que “no hay inconveniente” para reducir el número de avales necesarios (un 20% de los compromisarios) para que un militante pueda competir por la presidencia del partido.

Rajoy, que se había encargado de presentar a Feijóo, esquivó cualquier referencia a María San Gil, y sentenció que “todos los componentes de mi partido es una gente estupenda, el mío es un proyecto de integración”. “Cuento con todo tipo de personas”, insistió el líder del PP, quien lanzó un mensaje acerca del debatido cambio en la línea del partido: “En la vida, de cuando en cuando, hay que moverse y mirar al futuro”.

Recuerdos de 1989

Sin embargo, los populares miraron hacia atrás en varias ocasiones, haciendo referencias a Fraga y a la refundación del partido en 1989. Rajoy recordó cómo Fraga le dio una oportunidad cuando él tenía 26 años; Gallardón le agradeció que le abriera la puerta del Ayuntamiento de Madrid para se concejal, y que le llamara para la secretaría general. Y Feijóo apuntó en referencia al momento que vive el PP, que “no es más difícil que el que vivió en 1989”. Y al lunes cargado de declaraciones se sumó el ex presidente José María Aznar, que rompió su silencio para tratar de aconsejar al partido en estos tiempos de crisis. Aznar abogó por recuperar un "proyecto sin complejos", en el que siempre se procure "jugar con los mejores y tener la voluntad de llamarles y de agruparlos en torno a un gran proyecto".

Al ser preguntado, Gallardón se atrevió a comentar las palabras del ex presidente. Aseguró que ni en su discurso, ni en el de Rajoy había “complejos”. Una palabra que persigue al PP desde las ondas radiofónicas, y que afecta, entre otras cosas, a la relación que los populares deben establecer con los partidos nacionalistas. El alcalde de Madrid subrayó que era necesario “invitarles”, porque “hablan ya menos de lengua y la bandera y más de ferrocarriles, el metro y el PIB”. Aunque advirtió de que si no se quieren sumar a un proyecto común, PP y PSOE deben seguir solos “hacia delante”. Por su parte, Feijóo se preguntó “¿por qué será que los nacionalismos se copian entre ellos lo peor?”, para más tarde no cerrar la puerta a un Ejecutivo en Galicia apoyado por los nacionalistas, utilizando como ejemplo la política del PP durante la primera legislatura de Gobierno de Aznar.

El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, ocupó ayer la tribuna del Foro ABC con el reto de superar con su discurso, en plena temporada de ciclones populares, el “no me resigno” de Esperanza Aguirre, pronunciado en el mismo lugar hace poco más de un mes. Como en esa ocasión, la afluencia de periodistas volvió a desbordar a la organización. Los autobuses que transportaban a los jugadores del Real Madrid, procedentes de la recepción en la sede de la Comunidad de Madrid, apenas encontraron un hueco para atravesar la calle de Alcalá a la altura del Casino de Madrid. Decenas de coches oficiales, alineados en doble fila, y un enjambre de cámaras y micrófonos bloqueaban el paso. Y, por si fuera poco, la comitiva del presidente de Bulgaria, de visita en España, eligió esta calle para poner rumbo a la Puerta del Sol.

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