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El guardia civil siempre es condenado dos veces
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El guardia civil siempre es condenado dos veces

Ocurrió en el cuartel de Intxaurrondo, San Sebastián. Uno de sus agentes, que fue en su día soldado, felicitado oficialmente en ocho ocasiones por su labor

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El guardia civil siempre es condenado dos veces

Ocurrió en el cuartel de Intxaurrondo, San Sebastián. Uno de sus agentes, que fue en su día soldado, felicitado oficialmente en ocho ocasiones por su labor en la lucha antiterrorista y con las condecoraciones propias de su categoría ha sido expedientado por falta grave, con suspensión de empleo y sueldo por siete meses, y retirado del Grupo Antiterrorista Rural (GAR) por haber sido a su vez condenado a pagar 2.500 euros por un delito de amenazas a un ciudadano en una discusión privada. Un error le ha supuesto dos condenas.

No es la primera vez. Hace un año, un sargento también fue sancionado y quitado del GAR por haber retirado una pancarta de Segi-Jarrai. Un caso mucho más paradójico. Y es que el guardia civil siempre paga dos veces por la misma causa. Una como ciudadano y otra por la pervivencia del Régimen Disciplinario de la Benemérita.

El último guardia apartado de sus funciones, de 32 años de edad, “tiene una hoja de servicios intachable”, comentan sus allegados, “es una persona que no es capaz de recordar todos los nombres de los comandos de ETA por la cantidad que han sido detenidos gracias a su participación en la detención, que ha Intervenido en la desarticulación de dos células del Al Qaeda en España, además de intervenir en la detención de importantes redes de narcotraficantes y delincuencia organizada, una persona que fue herida por la metralla de una mina contra personas en Bosnia e Herzegovina mientras se encontraba realizando una misión como miembro de la ONU... y le han tratado peor que a un delincuente”.

“A nadie se le ocurre que si te juzgan por un hecho, en tú trabajo también te castiguen, pero eso sigue pasando en la Guardia Civil”, explican en la Asociación Independiente de la Guardia Civil (ASIGC-Profesional), mayoritaria en el País Vasco, “y lo peor no ha sido la sanción, sino que le hayan apartado de su destino. No tiene sentido porque trabaja bien”.

El agente fue denunciado por amenazar con un arma a un hombre y fue juzgado en rebeldía. Según explican sus amistades, “cuando salió el juicio él estaba destinado en una misión en Afganistán y el juez no aceptó el certificado de la Guardia Civil acreditaba el por qué de su ausencia”. El juez le dijo al abogado de oficio que “ese certificado podría decir cualquier cosa”. Cuando regresó la sentencia de 2.500 euros se había hecho firme.

Falta de seguridad

Lo que más temen sus allegados es la seguridad: “Le han retirado la tarjeta de identidad profesional, el arma... está totalmente expuesto al peligro, teniendo en cuenta de que hablamos del País Vasco y lo que pasa aquí”. Por su parte, lo que más critica la ASIGC-Profesional es el informe desfavorable del teniente coronel jefe del GAR: “Que le aparten de su destino es inconcebible”.

El nuevo Régimen Disciplinario de la Guardia Civil aprobado el pasado año aportó la supresión de la aplicación del Código Penal Militar a los guardias, incluida la pena de arresto. Sin embargo, las distintas asociaciones profesionales se han quejado sistemáticamente de que se trataba de un “paso adelante, pero de hormiga”. Por el momento, los agentes siguen expuestos a los expedientes a veces arbitrarios de sus superiores.

Ocurrió en el cuartel de Intxaurrondo, San Sebastián. Uno de sus agentes, que fue en su día soldado, felicitado oficialmente en ocho ocasiones por su labor en la lucha antiterrorista y con las condecoraciones propias de su categoría ha sido expedientado por falta grave, con suspensión de empleo y sueldo por siete meses, y retirado del Grupo Antiterrorista Rural (GAR) por haber sido a su vez condenado a pagar 2.500 euros por un delito de amenazas a un ciudadano en una discusión privada. Un error le ha supuesto dos condenas.

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