Es noticia
Empresarios vascos acuden en masa a las comisarías para denunciar extorsiones de ETA
  1. España
TRAS LA DETENCIÓN DEL CONSEJERO DELEGADO DE SIDENOR

Empresarios vascos acuden en masa a las comisarías para denunciar extorsiones de ETA

Numerosos empresarios del País Vasco están acudiendo estos días a las comisarías de la Ertzaintza, del Cuerpo Nacional de Policía y a los cuarteles de la

Foto: Empresarios vascos acuden en masa a las comisarías para denunciar extorsiones de ETA
Empresarios vascos acuden en masa a las comisarías para denunciar extorsiones de ETA

Numerosos empresarios del País Vasco están acudiendo estos días a las comisarías de la Ertzaintza, del Cuerpo Nacional de Policía y a los cuarteles de la Guardia Civil para dejar constancia de su condición de extorsionados por la banda terrorista ETA, aportando las pruebas fehacientes de esa extorsión, es decir, las cartas que obran en su poder y les han sido remitidas por la organización terrorista reclamando el pago del impuesto revolucionario.

De acuerdo con fuentes de toda solvencia relacionadas con la lucha antiterrorista en el País Vasco, la iniciativa está siendo secundada “en masa”, y es consecuencia de la oleada de preocupación desatada entre empresarios y profesionales liberales por la detención, el pasado 1 de julio, del empresario José Antonio Jainaga, consejero delegado del grupo siderúrgico Sidenor, quien fue arrestado por la Guardia Civil siguiendo órdenes del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón.

“Muchos empresarios temen que pueda ocurrirles lo mismo que a Jainaga, y, aconsejados por sus abogados, están acudiendo a las comisarías a probar su condición de extorsionados por la banda, para evitar con ello verse un día sorprendidos por una nueva garzonada, es decir, que la Guardia Civil se presente un día en tu despacho a detenerte por haber pagado el impuesto revolucionario a ETA”, aseguran las fuentes.

“No es verdad”, aclaran las mismas fuentes, “que se esté recibiendo una nueva oleada de cartas de extorsión de ETA, como aseguran algunas informaciones aparecidas estos días. La banda lanza su requisitoria todos los meses y de forma regular y ahí no hay nada realmente nuevo. Lo único novedoso es esta peregrinación de gente a las comisarías para, con las cartas recibidas en la mano, probar que ellos también han sido extorsionados y no han pagado a ETA. Este es claramente un movimiento producto del miedo”.

De acuerdo con las fuentes, en los últimos días se habrían recibido en comisarías de la Ertzaintza no menos de 16 de estas alegaciones por parte de otros tantos empresarios vascos, un número que se acercaría a la decena en las del Cuerpo Nacional de Policía, “y muchas menos ante la Guardia Civil, porque la Benemérita sigue imponiendo mucho respeto entre la gente, incluso a la hora de presentar una alegación como esta”.

La detención y posterior registro del despacho de Jainaga provocó entre el empresariado vasco algo parecido a una oleada de pánico, teniendo en cuenta que el consejero delegado de Sidenor ha sido y es un extorsionado por la banda, un caso que nada tiene que ver con el de las empresarias de Orio (Guipúzcoa) detenidas el pasado 12 de junio por el propio Garzón, acusadas de haber contribuido voluntariamente a la financiación de ETA.

La operación de Burdeos

Tanto la 'desgracia' de las empresarias de Orio, actualmente en la cárcel, como el 'susto' sufrido por Jainaga, tienen su origen en la operación policial lanzada por la Gendarmería francesa y la Guardia Civil el pasado 20 de mayo en Burdeos contra la cúpula de ETA, que permitió la captura de Francisco Javier López Peña, alias Thierry, considerado el número uno de la banda.

En el registro del piso franco, la Gendarmería encontró varias cartas en poder de Thierry, en una de las cuales el jefe terrorista daba las gracias a las empresarias de Orio por el pago voluntario de 6.000 euros. En otra, de muy distinto tenor, la organización hacía arqueo de la extorsión al ejecutivo de Sidenor. Según ello, Jainaga habría pagado a la banda 90.000 euros en el año 2004, teniendo pendiente el pago de 60.000 más, cifra que el etarra conminaba a satisfacer de inmediato.

Dentro del mismo operativo puesto en marcha por el juez Garzón, el 2 de julio fue detenido el empresario Jesús Guibert, de 81 años de edad, y que en marzo de 1983 fue secuestrado por los Comandos Autónomos Anticapitalistas cuando era gerente de Marcial Ucín, posteriormente vendida a Celsa. Hoy la empresa se llama Corrugados Azpeitia. La detención de Guibert, que también figura en la documentación intervenida al etarra Thierry, no hizo sino alarmar aún más al empresariado vasco, temeroso a partir de entonces de una riada de interrogatorios de este tipo.

Numerosos empresarios del País Vasco están acudiendo estos días a las comisarías de la Ertzaintza, del Cuerpo Nacional de Policía y a los cuarteles de la Guardia Civil para dejar constancia de su condición de extorsionados por la banda terrorista ETA, aportando las pruebas fehacientes de esa extorsión, es decir, las cartas que obran en su poder y les han sido remitidas por la organización terrorista reclamando el pago del impuesto revolucionario.