Las suspensiones de pagos colapsan los juzgados mercantiles con sobrecargas de trabajo del 1000%

Los juzgados mercantiles de toda España están desbordados. El goteo diario de quiebras empresariales provocado por la crisis económica ha desencadenado una auténtica avalancha de concursos de acreedores que colapsa la jurisdicción mercantil. Para tratar de contenerla, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) tiene previsto aprobar hoy un plan de actuación que, entre otras medidas, pretende reforzar urgentemente esos juzgados, que se enfrentan a una sobrecarga de trabajo superior, en algunos casos, al 1000%, como ocurre en los siete que funcionan en Madrid.

Hace ahora dos semanas, el CGPJ ya alertó de que la saturación de los juzgados de lo Mercantil derivada del incremento imparable de los concursos de acreedores -anteriormente denominados suspensiones de pagos- impedía "dar una respuesta adecuada en un tiempo prudencial a unos expedientes con implicaciones sociales y económicas profundas", según advertía el informe elaborado por el vocal Ramón Camp.

El mismo día en el que la portavoz del CGPJ, Gabriela Bravo, daba a conocer ese informe, que denunciaba la "desmedida sobrecarga" de trabajo de los juzgados mercantiles, agravada por la escasez de jueces y funcionarios y la "carencia de medios", el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, se limitaba a pronosticar que esos tribunales "previsiblemente se enfrentarán en un breve espacio de tiempo a un probable aumento de litigiosidad como consecuencia de las dificultades que en estos momentos atraviesa la economía".

Pero ese futuro incierto dibujado por Fernández Bermejo ya hace tiempo que se convirtió en una verdadera pesadilla para los 68 juzgados de lo Mercantil existentes en España. Los siete abiertos en Madrid -y dos más de refuerzo que tramitan en exclusiva los concursos de acreedores de Fórum Filatélico y Afinsa, las dos empresas intervenidas por la Audiencia Nacional en 2006 por estafa- soportan un volumen de trabajo superior al 1000%, porcentaje muy similar al de los seis juzgados de Barcelona. En Valencia, que sólo cuenta con dos juzgados, los procesos concursales han aumentado más de un 500%, según fuentes del CGPJ consultadas por El Confidencial.

Si a esa saturación se añade que los juzgados mercantiles cerraron 2007 -cuando la actual crisis económica apenas empezaba a balbucear- con más de 18.000 casos pendientes de resolver, y que el desplome de la construcción y el mercado inmobiliario se traducirá, con toda seguridad, en un mayor aumento de los litigios, la alarma parece más que justificada. El plan que el pleno del CGPJ aprobará hoy "busca la consecución de objetivos a corto plazo", pero no especifica qué medidas concretas se adoptarán para desatascar los juzgados de lo Mercantil, más allá de recomendar su "refuerzo urgente", que deberá ser pactado y coordinado con el Ministerio de Justicia y las comunidades autónomas.

Cuatro nuevos juzgados

El Ministerio de Justicia se comprometió en 2007 a que antes del 31 de diciembre de este año entrarían en funcionamiento dos nuevos juzgados en Madrid y otros dos en Barcelona, pero las fuentes consultadas consideran que será muy difícil alcanzar ese objetivo. Esos cuatro juzgados, en cualquier caso, apenas aliviarían la ingente carga de trabajo de los que funcionan ahora, como ya ha advertido el decano de los jueces de Madrid, José Luis González Armengol, que reclama duplicar la cifra de juzgados mercantiles en la capital de España antes de 2010 para mejorar la actual situación de colapso.

Los concursos de acreedores, según establece la Ley Concursal que entró en vigor en 2004, se crearon para ayudar a las empresas insolventes a gestionar sus pagos pendientes. Pero los juzgados mercantiles, en las actuales circunstancias de saturación provocada por la crisis económica, no pueden cumplir los plazos previstos en la ley, y muchos procedimientos concursales se dilatan en el tiempo hasta acabar en la liquidación de las empresas afectadas. Los señalamientos de juicios en los juzgados de Madrid, por ejemplo, se están fijando para el otoño del próximo año.