Es noticia
Pulso soterrado entre ministros: los veteranos se ven fuera de los planes del presidente
  1. España
PRIMA A LOS DE BAJO PERFIL POLÍTICO

Pulso soterrado entre ministros: los veteranos se ven fuera de los planes del presidente

El modelo de Gobierno desplegado hasta ahora por José Luis Rodríguez Zapatero es polémico y estrictamente presidencialista, un estilo en el que los ministros con más

Foto: Pulso soterrado entre ministros: los veteranos se ven fuera de los planes del presidente
Pulso soterrado entre ministros: los veteranos se ven fuera de los planes del presidente

El modelo de Gobierno desplegado hasta ahora por José Luis Rodríguez Zapatero es polémico y estrictamente presidencialista, un estilo en el que los ministros con más ambiciones políticas se sienten marginados. Pedro Solbes, María Teresa Fernández de la Vega o Alfredo Pérez Rubalcaba se ven ya como “rancho aparte” en los planes de futuro del inquilino de La Moncloa. Un auténtico pulso soterrado entre los más veteranos y las nuevas generaciones de perfil puramente técnico.

 

De los 17 ministros que acompañan a Zapatero en su segundo mandato, los ciudadanos no conocen ni a la mitad, según demostró el último barómetro elaborado por el CIS. “La crisis ha confirmado que el Gobierno empieza y acaba en el presidente”, confirma un antiguo miembro del Gobierno. “Zapatero ejerce un presidencialismo acusado. Ha buscado intencionadamente un Gobierno de perfil muy bajo. Hasta en los temas más alejados a su conocimiento ha asumido el protagonismo y ha tapado incluso a un vicepresidente tan afamado como Solbes”. Una actitud que, según este político, se ha vuelto a poner de manifiesto con la crisis pero que ya quedó patente durante la  negociación del Estatuto de Cataluña o el diálogo con ETA.

Uno de los casos que mejor ilustran este presidencialismo de Zapatero es el de Alfredo Pérez Rubalcaba, que continúa al frente de Interior pese a haber solicitado un papel más político dentro de la nueva estructura del Ejecutivo. “Es una de las personas políticamente más relevantes pero, curiosamente, su muerte política ha sido el Ministerio del Interior. Su perfil político ha desaparecido por completo. Zapatero lo ha reconvertido en un ministro técnico, como los de Sanidad o Cultura. Solo quedan tres o cuatro ministros con visión política, los demás son gente buenísima en sus materias pero sin intereses partidistas”, añade el ex ministro. “Todo el mundo ha entendido que el protagonismo es del presidente y a quienes han querido tener un mayor papel les han pedido que se queden en un segundo plano”.

El propio Rubalcaba, según reconocen en su entorno, se muestra “escéptico” sobre su futuro y, sobre todo, al papel que desempeñan los nuevos perfiles que encarnan personas como Bibiana Aído o Beatriz Corredor. Y eso pese a que Rubalcaba ha demostrado ser, una vez más, todo un estratega de la comunicación y un político astuto.  No ha tenido problemas, por ejemplo, para colocar en la opinión pública el mensaje de que el jefe de los comandos de ETA, Garikoitz Aspiazu, alias Txeroki, era un porrero porque tenía 100 gramos de hachís en el momento de su detención. “Mientras persiguen narcotraficantes, parece que se fuman unos cuantos porros”, señaló. Tampoco ha dudado en rentabilizar la detención de la banda de los chalets reuniéndose el pasado viernes con el popular cómico José Luis Moreno.

Un Gobierno de bajo perfil

El caso de Rubalcaba es uno de las pocas excepciones que quedan en el Gobierno de ministros con un marcado perfil político. Zapatero prefiere rodearse de gestores más discretos, de perfil bajo. Para su segundo mandato, el líder socialista remodeló su ejecutivo casi por completo. Dejó fuera a muchos de los que habían sido sus compañeros de la Nueva Vía o incluso a quienes le ayudaron a auparse con el liderazgo del PSOE. Una larga lista de excluidos como Jesús Caldera, desaparecido en el proyecto de crear una macro fundación socialista, Jordi Sevilla, José Bono, hoy presidente del Congreso, Carmen Calvo, Cristina Narbona, cuyo papel en Medio Ambiente ha sido revindicado por los grupos ecologistas, o María Antonia Trujillo.

En su lugar han entrado nombres que difícilmente son reconocidos por el ciudadano medio. Es el caso, por ejemplo, de Beatriz Corredor, ministra de Vivienda, desconocida para el 72% de los españoles. Le siguen en el ranking de los ministros más irrelevantes los titulares de Cultura y Ciencia e Innovación, irreconocibles para el 69 y el 66%, respectivamente.

“Todos los que teníamos un criterio propio y una gran valía política estamos fuera del Gobierno”, señala otro antiguo miembro del Consejo de Ministros, que sitúa el problema en que algunos ministros no quieren dar la cara ante la crisis. “Al nuevo gobierno no lo conocen los ciudadanos. En esta crisis, Zapatero ha asumido un protagonismo que otros ministros, que son colmillos retorcidos de la política, no han querido tener. Creo que muchos de ellos sienten que sus cargos son perentorios y que en cualquier momento pueden ser destituidos”, añade.

De la Vega, “en tiempo de descuento”

Malos tiempos para ser ministro de Zapatero, un presidente que parece sufrir los primeros trastornos del síndrome de La Moncloa. No son pocos quienes añaden que a Zapatero le sobran también sus dos vicepresidentes, María Teresa Fernández de la Vega y Pedro Solbes. En el caso de De la Vega, varios ex ministros la sitúan ya en “el tiempo de descuento” e incluso señalan que la crisis ha demostrado que su gestión es un “bluf”. “Habéis sido los periodistas los que la habéis magnificado”, añade uno de ellos.

“De la Vega continúa porque la crisis ha obligado a Zapatero a seguir contando con Solbes y con ella”, añade otro ex compañero. “Tengo la impresión de que en la cabeza de Zapatero estaba prescindir de ambos en esta legislatura, pero que la crisis obligó a cambiar sus planes. De hecho, hubo unas semanas en las que Solbes estuvo confirmado como vicepresidente, pero no De la Vega, lo que generó un profundo malestar en La Moncloa. De la Vega está en tiempo de descuento y su perfil político ha desaparecido por completo”. 

El modelo de Gobierno desplegado hasta ahora por José Luis Rodríguez Zapatero es polémico y estrictamente presidencialista, un estilo en el que los ministros con más ambiciones políticas se sienten marginados. Pedro Solbes, María Teresa Fernández de la Vega o Alfredo Pérez Rubalcaba se ven ya como “rancho aparte” en los planes de futuro del inquilino de La Moncloa. Un auténtico pulso soterrado entre los más veteranos y las nuevas generaciones de perfil puramente técnico.

Pedro Solbes