El PP convoca una gran convención en enero para reafirmar el liderazgo de Rajoy de cara a las citas electorales de 2009

El Partido Popular prepara una gran convención preelectoral para los próximos días 23, 24 y 25 de enero. La intención de Génova es que este acto marque el inicio de una larga campaña electoral que llevará desde esa fecha hasta las elecciones europeas de junio, pasando por las autonómicas vascas a finales del primer trimestre del año y las gallegas en mayo. Pero, sobre todo, será un gran acto de afirmación del liderazgo de Mariano Rajoy: el líder del PP va a ser el gran protagonista de la campaña electoral.

 

La convención va a servir para presentar a los tres candidatos en las tres citas electorales: Antonio Basagoiti en las vascas, Alberto Núñez Feijóo en las gallegas, y para esa fecha el Comité Electoral Nacional ya habrá elegido un cabeza de lista para las europeas. La quiniela va añadiendo nombres: a los de Jaime Mayor, Alberto Ruiz-Gallardón y Rita Barberá se han unido en las últimas horas los de Javier Arenas y Jorge Moragas. Imposible prever cual será la decisión de Rajoy. Ni siquiera analizando los gestos.

Ayer, fuentes de Génova daban por hecho que Jaime Mayor no sería el candidato, ya que todos los miembros del Comité de Dirección serán redactores de una u otra ponencia en la Convención y el único que ha quedado fuera de ese trabajo es Mayor Oreja. Sin embargo, otras fuentes añadían que “también puede ser que ninguno de los que estén en las ponencias sea el candidato…”. La clave solo la tiene el líder del PP.

Con todo, lo importante de la cita, además de ‘lanzar’ la campaña y las figuras de los tres candidatos, es reafirmar el liderazgo de Rajoy, sobre todo después de que en estos últimos días se hayan abierto algunas brechas con el llamado sector crítico del PP, por la postura de Génova en el asunto del terrorismo y también en la respuesta al presidente de la FEMP, el alcalde de Getafe, Pedro Castro, que llamó “tontos de los cojones” a los votantes de la derecha.

El segundo tema lo consiguió encauzar ayer el vicesecretario de política autonómica y local, Javier Arenas, tras cerrar un acuerdo con el PP de Madrid que suponía un paso intermedio entre la postura maximalista del PP regional -que todos los alcaldes de la región abandonen la FEMP- y la de Génova -presionar en los órganos de Dirección de la FEMP- sin abandonar este organismo. Al final, lo que hace el PP es abandonar los órganos de Dirección de la FEMP y dejar solo a Castro en cualquier acto.

Fricción por la política antiterrorista

Lo que sí ha generado mayores discrepancias es la postura de Rajoy de tender la mano al Ejecutivo de Rodríguez Zapatero en la lucha contra ETA. El líder del PP mantiene que no hay razones para dudar de la rectificación del Gobierno, que es evidente que Zapatero ha dado, por ahora, un portazo a la negociación, y que las fuerzas de seguridad se están empeñando en la detención de etarras. Según Rajoy, sólo falta que el Gobierno se apreste a disolver los ayuntamientos de ANV para que la rectificación sea completa.

Y este es, precisamente, el punto de fricción, porque buena parte de su partido, y no sólo los críticos, cree que la falta de voluntad del Gobierno para disolver los ayuntamientos de ANV es la prueba del algodón de que el Ejecutivo algo espera de ETA para volver a negociar. Tesis que mantiene Esperanza Aguirre, pero también el PP vasco con Basagoiti y Alfonso Alonso a la cabeza. Pero lo cierto es que en la postura de Rajoy hay que leer la letra pequeña.

El líder del PP sostiene que el nivel de información que personalmente mantiene con el Ejecutivo es muy bueno, como cuando él era ministro del Interior, y que no encuentra razones para no fiarse. Sin embargo, al mismo tiempo permite que su partido mantenga una ‘línea dura’ contra el Gobierno en el tema de la disolución de los ayuntamientos de ANV, que es la que hace desconfiar al propio PSOE de la verdadera actitud de los ‘populares’ en este asunto.

“Al Gobierno le interesa, y mucho, una confrontación en este asunto -dicen fuentes de Génova 13-, para tapar la crisis. Si el PP se opone al Gobierno por la política antiterrorista cuando el Gobierno está deteniendo más etarras que nunca, ¿Cómo lo va a entender la opinión pública? Se volvería contra nosotros, pero tampoco podemos permitir que el Gobierno se ampare en la dureza policial para favorecer un nuevo clima de diálogo”. De ahí la estrategia de presión y mano tendida.