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Zapatero quiere acabar con los títulos nobiliarios otorgados por Franco
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CONSECUENCIA DE LA LEY DE MEMORIA HISTÓRICA

Zapatero quiere acabar con los títulos nobiliarios otorgados por Franco

La nobleza española se prepara para vivir su propia transición a cuenta de la Ley de Memoria Histórica. Sin haber gozado de los favores de Palacio

Foto: Zapatero quiere acabar con los títulos nobiliarios otorgados por Franco
Zapatero quiere acabar con los títulos nobiliarios otorgados por Franco

La nobleza española se prepara para vivir su propia transición a cuenta de la Ley de Memoria Histórica. Sin haber gozado de los favores de Palacio -que nunca terminó por abrirle los brazos- y menos aún de los de Franco -que siempre desconfió de los nobles- atisba ahora un horizonte cargado de nubarrones, lo que crea incertidumbre e inseguridad jurídica en muchos: Rodríguez Zapatero ha propuesto al Rey Juan Carlos I que no se renueven los títulos nobiliarios concedidos por el anterior Jefe del Estado, Francisco Franco.

La mecha que ha provocado esta disputa se encendió el 20 de febrero del pasado año, cuando el entonces ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, firmó una Orden Ministerial expidiendo, “sin perjuicio de tercero de mejor derecho”, Real Carta de Sucesión en el título de Duque de Mola, con Grandeza de España, a favor de Emilio Mola Pérez de Laborda, por fallecimiento de su padre, Emilio Mola Bascón.

La iniciativa provocó el consiguiente alboroto en un ambiente caldeado por la llamada Memoria Histórica. Exactamente el 22 de de marzo de 2009, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) mostró su desacuerdo con la decisión de Justicia, y pidió a Zapatero la retirada del título de Duque de Mola. La Asociación se quejaba de que pudiera contar con el reconocimiento oficial una dignidad concedida por Franco “a uno de los militares que alentaron especialmente el ejercicio de la violencia y la dura represión tras el golpe militar del 18 de julio de 1936”.

En opinión de la ARMH, era “incomprensible que una democracia siga renovando un reconocimiento creado en honor de quienes destruyeron y secuestraron la democracia en este país durante cuarenta años y cuyos principales méritos fueron su despiadado e inhumano ejercicio de la represión militar contra civiles”. La denuncia de ARMH dio pie a Gaspar Llamazares, de IU, para registrar en el Congreso una pregunta instando al Gobierno a poner fecha a “la retirada de los títulos nobiliarios que Franco otorgó a los generales golpistas”.

En concreto, la ARMH solicitó al Gobierno la retirada de los títulos nobiliarios concedidos a la familia del general Mola y al general Dávila, ambos con grandeza de España, así como a Onésimo Redondo, conde de Labajos, y al general Queipo de Llano, marqués del mismo nombre. En realidad Franco ennobleció a 16 de sus generales, amén de políticos afines, amigos, empresarios y otros altos cargos del Régimen.

Gobernar con el retrovisor de 1936

El presidente del Gobierno, acusado no pocas veces de pretender gobernar con el retrovisor de 1936 en la frente, ha cogido la idea con agrado y ha pedido al Monarca, cuya firma debe figurar por ley al pie de la correspondiente Orden Ministerial de renovación de cualquier dignidad, que no se reconozcan esos títulos concedidos por Franco. La vía elegida parece consistir en la no renovación de los mismos a la muerte de su titular.

El caso es que, tras lo ocurrido con el ducado de Mola en febrero pasado, en el Ministerio de Justicia duerme el sueño de los justos, olvidados en algún cajón, una serie de expedientes incoados por los herederos de personas ennoblecidas por Franco y recientemente fallecidas. Fuentes de la Diputación de la Grandeza consultadas por este diario se muestran sorprendidas: “Si el Gobierno quiere acabar con esos títulos debe obrar en consecuencia, pero lo que no puede hacer Justicia, incumpliendo la ley, es paralizar la tramitación de los expedientes por que sí, como se hacen las cosas en este país, por bemoles”.

Franco firmó 190 rehabilitaciones, y concedió 40 títulos (de los  2.790 actualmente reconocidos en España). En este momento se encuentran paralizados, entre otros, los expedientes del condado de El Abra (solicitado por Santiago Santi Ybarra y Churruca, ex presidente de Vocento, que ha logrado convencer a su madre para que le ceda el título en vida, y poder así disfrutar de él durante otra generación al margen de lo que decida el Gobierno); el marquesado de Queipo de Llano; y la Grandeza de España personal y hereditaria (no ligada al título) concedida al Conde de Vallellano.

El Rey ennobleció a ministros del Régimen de Franco

La andadura de Franco por los territorios de la nobleza dio comienzo el 18 de julio de 1948, día en que el general firmó en el Boletín Oficial del Estado un decreto otorgando tres ducados a título póstumo y un condado para conmemorar “la Cruzada que España sostuvo durante tres años en defensa de Dios y de la Patria”. Los elegidos fueron dos políticos y dos generales: el fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, el político José Calvo Sotelo, y los generales Emilio Mola y José Moscardó. El penúltimo de los concedidos, diciembre de 1973, convirtió en duque de Carrero Blanco al almirante del mismo nombre, asesinado aquel mes por la banda terrorista ETA.

Franco adornó también  con marquesados y condados varios las cabezas de algunos de sus ministros y de simples amigos. Entre los primeros figuran sin grandeza de España el de Bilbao-Eguía (presidente de las Cortes), y el de Suanzes (ministro de Industria y fundador del INI). Entre los segundos, también sin grandeza, están el conde de Arteche (el hombre que capitaneó el Banco de Bilbao durante los años de la postguerra), el de Benjumea (empresario sevillano), el de Castillo de la Mota, el de Echeverría de Legazpia (empresario guipuzcoano), el condado de Fenosa a favor de Pedro Barrié de la Maza, y el de El Abra, otorgado al abuelo de Santiago y Emilio Ybarra Churruca, ex presidente del BBV.

Tras la muerte de Franco, SM el Rey ennobleció a ministros del régimen anterior, caso de la viuda de Antonio Iturmendi (presidente de las Cortes y del Consejo del Reino) a quien concedió el condado del mismo nombre; de Arias Navarro, a quien hizo marqués con grandeza de España, y de Fernández Miranda, a cuyos descendientes adornó con un ducado, tal como sucedió con la hija del propio caudillo. Todos ahora están en el alero.

La nobleza española se prepara para vivir su propia transición a cuenta de la Ley de Memoria Histórica. Sin haber gozado de los favores de Palacio -que nunca terminó por abrirle los brazos- y menos aún de los de Franco -que siempre desconfió de los nobles- atisba ahora un horizonte cargado de nubarrones, lo que crea incertidumbre e inseguridad jurídica en muchos: Rodríguez Zapatero ha propuesto al Rey Juan Carlos I que no se renueven los títulos nobiliarios concedidos por el anterior Jefe del Estado, Francisco Franco.