El alcalde de Barcelona se lleva a 20 asesores a Vancouver para ‘estudiar’ los JJOO

No hay nada como empaparse de los profesionales del frío para aprender. Y también para buscar influencias en latitudes lejanas acostumbradas a unir deporte y nieve. A pesar de que estos días la ciudad mediterránea de Barcelona ha acariciado leves e inusuales caídas de aguanieve, el alcalde de la capital catalana, Jordi Hereu, insiste en defender la candidatura de esta metrópoli y del Pirineo catalán frente a la de Jaca para organizar los Juegos Olímpicos de Invierno del año 2022. El edil socialista no quiere escatimar esfuerzos para influir en el Comité Olímpico Español (COE) o para defender la opción barcelonesa frente a la aragonesa ni duda en tirar de los presupuestos municipales en este empeño.

Esta misma semana, si no hay ningún contratiempo de última hora, viajará junto con una veintena de personas a Vancouver (Canadá) para ver los Juegos Olímpicos de Invierno. Según ha podido confirmar este diario, la oposición en el Consistorio barcelonés está “molesta y sorprendida” por el viaje de Hereu a Canadá y, sobre todo, quiere datos del coste y los motivos concretos del viaje del alcalde a las instalaciones olímpicas.

Lo cierto es que Hereu lleva dos semanas buscando apoyos entre los alcaldes y empresarios de las pistas de esquí de Lleida, que ven en la candidatura olímpica de Barcelona en 2022 un excelente trampolín para atraer inversión y mejorar las escasas infraestructuras de transporte que existen para unir Barcelona con la zona.

El Ayuntamiento de Barcelona todavía no ha elaborado ninguna propuesta clara organizativa y, desde la alcaldía, se justifica el viaje precisamente para “conocer de cerca cómo se organizan unos Juegos de Invierno”. Antes de volar hacia Vancouver, Jordi Hereu visitó este fin de semana los municipios de Tremp y Espot (Lleida) para testar la buena predisposición de una veintena de alcaldes pirenaicos y de los directores de las principales estaciones de esquí.

Comité técnico

Fue un aperitivo. Durante la visita, el alcalde barcelonés les comunicó que se creará un comité técnico que deberá elaborar la propuesta en la que se basará la candidatura de Barcelona-Pirineo. La visita concluyó con un almuerzo en Llavorsí, al que también asistieron un centenar de alcaldes de la zona, los presidentes de los consejos comarcales, el síndico de Aran y el vicepresidente de la Diputación de Lleida. En otras palabras, todas las fuerzas vivas que Hereu necesita a su alrededor para realzar su imagen. 

Pero, entre otras cosas, la realidad es que los Juegos de 2022 sirven de excusa para mejorar las comunicaciones con los Pirineos, al igual que en 1992 significaron la ampliación del aeropuerto de El Prat, el levantamiento de un nuevo barrio de cara al mar -que hasta entonces estaba vedado a los barceloneses por una hilera de fábricas centenarias- y la construcción de las Rondas, unas vías rápidas para aligerar el tráfico de la ciudad. El trayecto en coche de Barcelona al Pirineo de Lleida puede durar cuatro horas. Para reducir drásticamente ese tiempo, se construirían autovías y, para reducir el impacto paisajístico, se abrirían nuevos túneles todavía sin concretar. En resumen, una hipotética quimera para la que habrá que contar con toso el territorio afectado por donde pasarán estas vías.