Es noticia
"El autor del chivatazo a ETA es el policía que acusa a los altos cargos de Interior"
  1. España
EL COMISARIO MANUEL R. ACUSA A LOS AGENTES QUE INVESTIGARON LA FILTRACIÓN

"El autor del chivatazo a ETA es el policía que acusa a los altos cargos de Interior"

Compareció ante el juez Baltasar Garzón como testigo y ofició de acusador. El comisario Manuel R., jefe de la Brigada de Información de San Sebastián cuando se

Foto: "El autor del chivatazo a ETA es el policía que acusa a los altos cargos de Interior"
"El autor del chivatazo a ETA es el policía que acusa a los altos cargos de Interior"

Compareció ante el juez Baltasar Garzón como testigo y ofició de acusador. El comisario Manuel R., jefe de la Brigada de Información de San Sebastián cuando se produjo el ‘chivatazo’ a ETA, el 4 de mayo de 2006, trasladó al juez su convicción de que el autor de la filtración es el jefe del equipo de investigación que acusa a altos cargos de Interior de estar detrás de la misma.

El ‘chivatazo’ abortó la desarticulación de una red de extorsión de ETA que operaba desde el bar El Faisán de Irún. Los investigadores sostienen en sus informes que el inspector José María B. entró en el bar y entregó a su propietario, José María Elosúa, un teléfono móvil a través del cual Enrique Pamies, jefe superior de Policía del País Vasco, le alertó de la operación en marcha. Pamies, a su vez, actuaba siguiendo indicaciones de Víctor García Hidalgo, director general de la Policía. Los tres están imputados en la causa.

“Yo tengo una hipótesis acerca de cómo se produjeron los hechos (…) que tengo cuidadosamente pensada y analizada a posteriori porque, por desgracia, yo no me entero de que se aborta la operación hasta que ya se ha abortado”. Manuel R., que actualmente está destinado en la Secretaría de Estado de Seguridad encargado de sondear a los presos de la banda terrorista, sostiene que fue precisamente el equipo policial que investigó la filtración el autor de la misma, y que para ocultar su responsabilidad acusó a los altos cargos del departamento antes citados.  

Manuel R. basa su hipótesis incriminatoria en el análisis de las noticias publicadas en la prensa y en las conversaciones que mantuvo con otros funcionarios de la Comisaría General de Información y con quien en ese momento era su responsable, el comisario Telesforo Rubio. Las conclusiones las recogió en un informe personal que entregó al juez Garzón durante su comparecencia el 26 de diciembre de 2008, tres días después de que declararan los tres imputados en la causa.

 “Yo ya sé que esto es una acusación muy grave, pero presumo que la llamada está hecha por él (en referencia a Carlos G., el jefe del equipo investigador) porque luego, cuando veo todas las informaciones y las filtraciones que hay en la prensa dicen que Elosúa (dueño de El Faisán) recibió una llamada desde Madrid (Carlos G. se encontraba en la capital con el juez Grande-Marlaska, que la coordinaba) (…) pues me queda la huella indeleble de que la persona que ha cometido el hecho es la que nos ha puesto al pie de los caballos”.

Baltasar Garzón.- ¿De dónde saca usted que a Elosúa lo llaman desde Madrid?

Manuel R.- Yo lo saco de la prensa. Yo he cogido lo que hay en la prensa, que puede ser verdad o puede ser mentira (…) pero también he sacado mis deducciones al ver mi nombre en la prensa, y si han filtrado a la prensa algún informe y dicen que llaman desde Madrid, pues doy por hecho que llaman desde Madrid.

Baltasar Garzón.- Es que no sé de dónde se saca que a usted se le imputaba.

Manuel R.- De mirar la prensa.

Baltasar Garzón.- En la causa no hay ningún dato, ni ningún informe que apunte hacia usted.

Manuel R.- En la prensa, lo he leído en la prensa.

Manuel R. recibió la mañana del día 4 de mayo una llamada de su compañero Fernando M. para felicitarle por su cumpleaños. Éste funcionario era en ese momento el jefe de seguridad del PSOE, lo que sirvió a un diario nacional para lanzar la sospecha de que tras el ‘chivatazo’ estaba la dirección de los socialistas, y ambos policías eran los supuestos autores materiales del mismo. Una hipótesis que el juez Garzón no manejó en ningún momento.

El entonces máximo responsable antiterrorista de San Sebastián completa su acusación afirmando que el policía que le pasa el teléfono a Elosúa para que Carlos G. le alerte de la operación en marcha pudo ser “un subinspector (Antonio H.) que estaba haciendo el curso de inspector y era uno de los hombres de confianza de Carlos G. Él sabrá por qué le hace subir a San Sebastián el día 3 (la fecha previa a la  filtración)”. “Yo no digo que este hombre esté en las inmediaciones (de El Faisán), porque yo no lo llego a ver, pero desde luego…”

Manuel R. añade a su testimonio otros datos que, en su opinión, sustentan las acusaciones vertidas contra sus compañeros. Uno de ellos es el hecho de que Francisco Javier V., miembro del equipo dirigido por Carlos G. y responsable sobre el terreno de la operación contra El Faisán, se ausentó de una reunión que celebraban en su despacho entre las 11 y las 11,15 horas de la mañana del 4 de mayo para coordinar el operativo (el ‘chivatazo’ se produjo a las 11,23 horas). “Recibe una llamada en su móvil y se levanta; dice que le llaman de Irún y que tienen que mover un coche o algo así. El caso es que se va de la reunión”.

El segundo dato que, en su opinión, avala la acusación contra sus compañeros se refiera al teléfono número 609 XXX276. Los agentes que seguían los movimientos del coche de José María Elosúa desde una ‘base’ situada en Irún gracias a que estaba balizado daban cuenta de su posición al mencionado teléfono, que oficialmente llevaba el inspector Félix G. y que en realidad portaba Enrique G. “No sé por qué nos tienen que engañar (se refiere al equipo de Carlos G.), pero en este caso nos engañan a la Brigada de Información de San Sebastián. Ya digo que estas acusaciones están fundamentadas, para mí, en hechos, pero ya sé que no son pruebas”. Manuel R. no explica que relación causa-efecto tienen estos dos hechos con la implicación del equipo investigador en el ‘chivatazo’. Tampoco sugiere el posible móvil del citado equipo ni si éste actuó siguiendo órdenes de un superior jerárquico o de algún político.

El hombre de la UIP

El entonces jefe de la Brigada de Información de San Sebastián describe así su papel en la operación contra la red de extorsión etarra: “El día 3 de mayo mantengo varias conversación con Carlos G, que me dice que me vaya encargando de montar el dispositivo de la Unidad de Intervención Policial (UIP) (para  detener al etarra José Luis Cau en la frontera cuando regresara a Francia con el dinero de la extorsión a un empresario vasco que debía recoger en El Faisán). Todavía no me da los datos de la gente que va a ser detenida (…) Tiempo después, cuando vengo destinado a Madrid y hablo con Telesforo (el comisario general de Información) me dice que hacia las 7 de la tarde de ese día 3 Carlos G. llega a su despacho y le da la gente que va a ser detenida. Telesforo me dice a mí que es cuando él comunica a sus superiores, en este caso al director general de la Policía (Víctor García Hidalgo) y al Secretario de Estado (Antonio Camacho) la gente que iba a ser detenida”.

En ese momento, pues, la tarde-noche del 3 de mayo de 2006, la cúpula del Ministerio del Interior se entera de que Gorka Aguirre, dirigente del PNV, es una de las personas que va a ser detenida el día 4, el mismo día en que el presidente de su partido, Josu Jon Imaz, se entrevistaba en La Moncloa con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para trasladarle el apoyo de su formación al proceso de paz abierto con ETA. La banda había declarado hacía poco más de un mes un “alto el fuego permanente”.

Sin embargo, Víctor García Hidalgo, en la declaración prestada ante el juez Garzón tres días antes de la realizada por Manuel R., aseguró que no recordaba  si la tarde-noche del día 3 de mayo le llamó el comisario general de Información, y negó rotundamente que nadie le comunicara la detención del dirigente peneuvista. “No me suena, vamos. Lo de Gorka Aguirre, para ser sincero, me enteré por la prensa al cabo de unos meses, algo así (…) Me hubiese sonado. Yo no recuerdo que me diese ningún nombre. Y de Gorka Aguirre no, vamos, ni me suena”. “¿Y qué información le proporcionó el comisario general de Información?, le preguntó Garzón. “Pues no recuerdo, señoría”.

Baltasar Garzón.- Después de mantener usted una conversación con el comisario general de Información a las 21,48 horas, que es cuando supuestamente le informa del operativo que se iba a hacer al día siguiente, usted llamó inmediatamente al jefe superior de Policía del País Vasco, ¿por qué?

Víctor García Hidalgo.- No recuerdo haberle llamado.

Baltasar Garzón.- A las 22,41 horas, y habla usted por espacio de 27 minutos y 52 segundos.

Víctor García Hidalgo.- Pues no recuerdo señoría.

Baltasar Garzón.- Una conversación bastante larga.

Víctor García Hidalgo.- No recuerdo. Es que no recuerdo haber hablado con él.

Baltasar Garzón.- ¿No recuerda ni siquiera si habló con él?

Víctor García Hidalgo.- No.

Quien sí lo recuerda es el jefe superior, Enrique Pamies.

Baltasar Garzón.- Mire usted, a las 22,41 horas usted habla 27 minutos y 52 segundos con el director general de la Policía.

Enrique Pamies.- Sí.

Baltasar Garzón.- Es decir, prácticamente media hora. ¿Puede recordar lo que habló con él?

Enrique Pamies.- Pues posiblemente fuese para hablarle cómo se iba a hacer esa operación (El Faisán).

En definitiva, muy poca memoria y muchas contradicciones.

Compareció ante el juez Baltasar Garzón como testigo y ofició de acusador. El comisario Manuel R., jefe de la Brigada de Información de San Sebastián cuando se produjo el ‘chivatazo’ a ETA, el 4 de mayo de 2006, trasladó al juez su convicción de que el autor de la filtración es el jefe del equipo de investigación que acusa a altos cargos de Interior de estar detrás de la misma.

Baltasar Garzón