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Una cámara grabó a uno de los imputados por el chivatazo a ETA saliendo del Faisán
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AL INSPECTOR JOSÉ MARÍA BALLESTEROS

Una cámara grabó a uno de los imputados por el chivatazo a ETA saliendo del Faisán

El inspector José María Ballesteros, uno de los tres imputados por el chivatazo a ETA, fue grabado por la cámara situada frente al bar Faisán cuando

Foto: Una cámara grabó a uno de los imputados por el chivatazo a ETA saliendo del Faisán
Una cámara grabó a uno de los imputados por el chivatazo a ETA saliendo del Faisán

El inspector José María Ballesteros, uno de los tres imputados por el chivatazo a ETA, fue grabado por la cámara situada frente al bar Faisán cuando entraba y salía del establecimiento en el tramo horario en que los investigadores establecen que tuvo lugar la filtración. Este dato, inédito hasta ahora, figura en un informe que el equipo investigador que dirige el comisario Carlos G. entregó días atrás al juez Pablo Ruz y que éste ha declarado secreto. La información ha sido adelantada por El Mundo y confirmada por El Confidencial.

 

Las imágenes muestran a José María Ballesteros merodeando en torno al Faisán antes de entrar por la puerta trasera del mismo. Minutos después, se le ve salir del establecimiento por la puerta principal para dirigirse, presumiblemente, a un parking de las inmediaciones en el que se supone dejó su vehículo.

Los investigadores sostienen que fue Ballesteros quien entró en el bar y entregó a su propietario, Joseba Elosua, el móvil (su móvil personal) a través del que Enrique Pamies, jefe superior de Policía del País Vasco, le alertó de la operación en marcha contra la red de extorsión de ETA de la que formaba parte. El chivatazo tuvo lugar en pleno proceso de diálogo con la banda.

El magistrado está realizando diligencias secretas complementarias al citado informe, entre las que presumiblemente figure la citación de José María Ballesteros para que preste declaración. Este policía, especialista en terrorismo islamista, estaba destinado en Vitoria cuando ocurrieron los hechos (4 de mayo de 2006) y se desplazó a Irún la mañana del chivatazo. Antes y después del mismo habló en varias ocasiones con Enrique Pamies y su teléfono fue posicionado, primero en las inmediaciones del domicilio de Elosua y, posteriormente, en el Faisán. Elosua declaró tras su detención un mes más tarde que cuando salía de casa para dirigirse al bar vio a la persona que minutos después le entregó el móvil del chivatazo. Sin embargo, no identificó a Ballesteros en una rueda de reconocimiento.

José María Ballesteros y Enrique Pamies utilizaron coartadas coincidentes para explicar la presencia del policía en la zona y el tráfico de llamadas entre ellos. Según la versión que en su día ofrecieron al juez, Pamies iba a tener la mañana del día 4 una entrevista en el sur de Francia con un confidente de ETA apodado ‘El Romano’ (al que se ha negado a identificar) y Ballesteros se encontraba en la zona porque iba a hacer la cobertura de la cita. El encuentro se canceló, siempre según su versión, porque en la frontera había numerosa presencia de Unidades de Intervención Policial (UIP).

Destruir la grabación

Para demostrar la inocencia de su defendido, la defensa de Pamies se apoyaba en el testimonio del comisario José Cabanillas, jefe orgánico de Carlos G., que la semana pasada declaró que éste le propuso destruir la grabación en la que estaba recogida la filtración. Un hecho que no incorporó en ninguno de los dos informes que hizo en su momento señalando a su subordinado como autor del chivatazo.

La posterior comparecencia de Telesforo Rubio, comisario general de Información y jefe de Cabanillas, echó por tierra su testimonio al manifestar que éste nunca le habló de los hechos que ahora denuncia. De haber confirmado su versión, la defensa habría podido pedir que se citara como imputado a Carlos G. y plantear la nulidad de lo actuado hasta ahora al estar la causa viciada de origen.

 

Otro elemento utilizado por la defensa de los imputados ha sido el informe pericial realizado por la Guardia Civil sobre los saltos en la grabación de la puerta del Faisán que tienen las cintas de vídeo. La Benemérita se inclina como “hipótesis más probable”, que la cinta de video fuera manipulada “por agentes externos”. Es decir, que fuera el equipo de Carlos G. quien hubiese parado la grabación para que el autor del chivatazo no pudiera ser identificado. 

El informe que los peritos de la Policía hicieron en su día establecía tres hipótesis probables para explicar los “saltos”: que hubiesen sido provocados por agentes externos, de manera accidental o por deterioro de la cinta, sin inclinarse por ninguna de ellas, como ha hecho la Benemérita. El juez dispone también del análisis de las cintas grabadas no solo el día de la filtración, sino en fechas anteriores y posteriores, que también tienen “saltos”.

Las imágenes de José María Ballesteros suponen un avance fundamental en la investigación. Lo que se desconoce es por qué esas imágenes no se han descubierto hasta ahora, cuando lo lógico es que el visionado de los vídeos fuera la primera comprobación de los investigadores.

El inspector José María Ballesteros, uno de los tres imputados por el chivatazo a ETA, fue grabado por la cámara situada frente al bar Faisán cuando entraba y salía del establecimiento en el tramo horario en que los investigadores establecen que tuvo lugar la filtración. Este dato, inédito hasta ahora, figura en un informe que el equipo investigador que dirige el comisario Carlos G. entregó días atrás al juez Pablo Ruz y que éste ha declarado secreto. La información ha sido adelantada por El Mundo y confirmada por El Confidencial.