Zapatero desespera al PSOE al avivar la incertidumbre sobre su futuro político

"Estoy más que harto de este asunto. Nos pasamos el día hablando de lo mismo: si será o no será candidato, cuándo y dónde lo dirá, quién podría ser el mejor sucesor, si habrá primarias... Esto es una frivolidad que ha alimentado el propio Zapatero, y así no hay forma de trabajar". La frase, pronunciada en privado por un veterano miembro del Comité Federal del PSOE, resume a la perfección la desesperación y el desconcierto que cunden en las filas socialistas por la incertidumbre sobre el futuro político de José Luis Rodríguez Zapatero y sus consecuencias sobre los resultados electorales del partido.

La repentina suspensión del macromitin de Vistalegre, que había sido oficialmente anunciado para el próximo 3 de abril y en el que Zapatero iba a ser el gran protagonista del arranque de la precampaña electoral del 22-M, ha alimentado aún más la ansiedad, el nerviosismo y un cierto hastío entre dirigentes y militantes del partido. A las muchas voces que han reclamado en público al líder socialista -en privado son incontables- que acabe cuanto antes con el suspense se sumó ayer el diputado y ex barón madrileño, Rafael Simancas, que exigió celebrar "ya" unas primarias para elegir al candidato del PSOE, "nuevo o no", para las generales de 2012.

El ex líder del PSM argumentó que el electorado socialista "agradecerá" que se acabe cuanto antes con los "dimes y diretes, los mensajes con doblez, las filtraciones de parte y las fotos con lectura equívoca", en una clara alusión al encuentro celebrado el martes en el Congreso -el segundo en el último mes- entre Zapatero y José Bono, que no ha hecho sino alimentar las especulaciones sucesorias. Las palabras de Simancas fueron contrarrestadas por la portavoz del Comité Electoral del PSOE, Elena Valenciano, que afirmó: "Primero elecciones, luego veremos. Lo más importante ahora son los candidatos a las municipales y autonómicas". Pero, a estas alturas, los intentos de Ferraz por atajar el imparable malestar interno resultan inútiles.

Lo quiera o no la dirección del partido, la incógnita sobre el futuro de Zapatero acapara casi en exclusiva el debate interno. El pasado fin de semana, antes y después del Comité Federal que aprobó las candidaturas para el 22-M, los dirigentes socialistas que acudieron a esa reunión del máximo órgano de decisión entre congresos cruzaban hipótesis y apuestas en corrillos informales. Y, según relata a El Confidencial uno de los asistentes a ese encuentro, "la mayoría opinaba entonces que Zapatero dirá si se va o se queda antes de las municipales y autonómicas. Pero eso era hace una semana. Ahora muchos piensan lo contrario, sobre todo después de lo de Vistalegre".

Ese ambiente casi esquizofrénico genera ya situaciones que rozan lo grotesco. Como la porra organizada en el Congreso por el portavoz del PNV, Josu Erkoreka, en la que participan muchos diputados socialistas, y que da como ganadora en la supuesta batalla por la sucesión de Zapatero a la ministra de Defensa, Carme Chacón. Hasta el número dos del PSOE, José Blanco, animó ayer las apuestas. Y cuando le preguntaron, en los pasillos de la Cámara Baja, si quería sumarse a la porra, respondió: "¿Estoy yo en ella?". Cuando Erkoreka le dijo que no, el ministro de Fomento añadió: "Os vais a equivocar todos".

Un lastre para el PSOE

La suspensión del mitin de Vistalegre, con el argumento oficial de que es necesario "reprogramar" la campaña para evitar que el PP rehúya el debate municipal y autonómico para convertir el 22-M en un plebiscito sobre Zapatero, se puede volver ahora contra Ferraz. Porque, como reconocen diversos dirigentes socialistas consultados, esa decisión cabe interpretarla como un reconocimiento implícito de que el presidente del Gobierno es ya un lastre para el PSOE. Y lanza a la ciudadanía un mensaje demoledor sobre el declive de Zapatero entre sus propias filas.

Muchos barones socialistas han respirado aliviados tras ser informados por Ferraz de la anulación de ese macroacto. Y algunos de ellos, convencidos de que una campaña electoral en clave nacional les perjudicaría en sus respectivos territorios, han celebrado públicamente la medida. Entre ellos, José María Barreda, Guillermo Fernández Vara o Tomás Gómez. Es decir, de nuevo los que más críticos se han mostrado en los últimos meses con la indefinición de Zapatero, al que han urgido a desvelar cuanto antes la incógnita.