El PP confía en Esperanza Aguirre para ganar en… Castilla-La Mancha

Castilla-La Mancha es el principal campo de batalla del 22-M para PSOE y PP. Pero la clave de la victoria está lejos de sus cinco provincias. Concretamente, en la Puerta del Sol. Madrid se ha convertido en un factor determinante por su influencia sobre Guadalajara, donde las encuestas populares sitúan ahora la llave del vuelco electoral. Así, Esperanza Aguirre ha resultado ser el arma secreta de María Dolores de Cospedal y Mariano Rajoy en su batalla por hacer creíble que el cambio político en España comienza esta primavera.

Hasta ahora, Ciudad Real se había considerado la provincia decisiva para inclinar la balanza a favor del PSOE, ya que es la única donde se elige un número impar de diputados autonómicos. Las encuestas mostraban un empate en el resto de circunscripciones, por lo que los ciudadrealeños decidirían, incluso por un voto de diferencia, el color del Gobierno de la comunidad. Esta situación provocó una guerra inicial de sondeos de populares y socialistas donde cada partido se atribuía la victoria en esta provincia.

Pero Guadalajara ha ido creciendo en importancia hasta convertirse en el territorio clave para el PP. Las encuestas populares prevén aquí un resultado de 5 a 3 a su favor que podría hacer irrelevante una victoria por la mínima de los socialistas en Ciudad Real. En el resto de circunscripciones el PP podría ganar en número de votos, pero no en escaños. La alarma ha saltado en el PSOE, que ha comenzado a dirigir su mensaje de forma más intensa a Guadalajara para recuperar el statu quo del empate.

“No es una provincia manchega. Hemos detectado que sociológicamente es una prolongación de Madrid y eso nos beneficia muchísimo”, señalaron fuentes del PP. La proximidad geográfica de Guadalajara a la capital, el intercambio diario de trabajadores, estudiantes y residente de ambos territorios o los hábitos de consumo de medios de comunicación son algunas de las razones que, de acuerdo con estrategas populares, acercan las preferencias del votante arriacense al madrileño.

De este modo, el PP parte con la ventaja de aplicar dos campañas autonómicas en una, la de Cospedal y la de Aguirre, quien, a diferencia de la primera, cuenta con una amplia ventaja de cara a las elecciones. Un efecto arrastre al que contribuye el predominio de la agenda nacional sobre la local, especialmente en Madrid y alrededores. Prueba de ello es que Barreda ha tratado de desmarcarse todo lo posible de José Luis Rodríguez Zapatero, mientras que Rajoy se ha tomado la batalla manchega como un reto personal.

La foto de la victoria el 22-M

Una vez desconvocado el gran mitin de inicio de campaña en Vistalegre, los barones socialistas admitieron aliviados que preferían sacar de escena al presidente del Gobierno y concentrarse en sus estrategias regionales. No obstante, Zapatero no puede abstenerse de participar en la campaña, por lo que Barreda afirmó que el líder socialista acudirá probablemente a un acto en la provincia de Albacete. “Yo le digo siempre al presidente que cuando venga a Castilla-La Mancha venga con un pan bajo el brazo, con inversiones y actuaciones concretas”, aseguró la pasada semana Barreda.

Pero si el PSOE se la juega en mayo tratando de mantener sus feudos tradicionales, el PP también está arriesgando en su planteamiento. En Génova se da por hecho que la diferencia en número de votos será mínima en los comicios municipales, ya que así ha sido en el pasado, con independencia de los resultados en las generales. Así, la cúpula popular reconoce que el único modo de cantar victoria y anunciar el inicio de un cambio de ciclo político en toda España es arrebatar varias plazas de peso a los socialistas.

Castilla-La Mancha, con la secretaria general del PP a la cabeza, es la primera en la lista. Tras ella, la victoria se medirá en los ayuntamientos de Sevilla y Barcelona, así como en los gobiernos de coalición que se pueden generar en Baleares, Aragón o Asturias. La gran sorpresa sería el vuelco en Extremadura, donde los populares están desafiando la hegemonía de Guillermo Fernández Vara.