Bono se 'olvida' del recorte de privilegios a los diputados tras echar gasolina al debate

El tijeretazo a los privilegios de los diputados, anunciado a bombo y platillo a comienzos de año por José Bono, parece que ya no corre prisa. El presidente del Congreso ha metido en un cajón las propuestas que hace casi tres meses reclamó urgentemente a todos los grupos parlamentarios, al calor del malestar ciudadano por los complementos de pensiones que cobran sus señorías, para recortar algunas de las prebendas que disfrutan diputados y senadores. Pero tras echar gasolina al debate y tratar de acaparar todo el protagonismo -enfureciendo, de paso, a muchos parlamentarios-, Bono se ha desentendido de su propia iniciativa.

El pasado 25 de enero, Bono remitió una carta a los portavoces de todos los grupos parlamentarios del Congreso -Javier Rojo hizo lo propio en el Senado- emplazándoles a que, antes de 15 días, le remitiesen un catálogo de propuestas para recortar o modificar las prerrogativas de las que disfrutan los diputados -algunas muy difíciles de justificar en tiempos de crisis-, y que pueden afectar, según Bono, a "la honra y honorabilidad" de aquéllos. Cumplido el plazo, a comienzos de febrero, los portavoces entregaron sus propuestas; pero desde entonces están arrinconadas en el despacho del presidente del Congreso.

El debate abierto por Bono y ahora aparcado por él mismo incluye si deben eliminarse o rebajarse no los complementos de pensiones que cobran los diputados, y que permiten, por ejemplo, que un parlamentario con sólo 11 años de actividad en la Cámara perciba el 100% de su pensión máxima, frente a los 35 años de cotización de los demás ciudadanos; el endurecimiento del régimen de incompatibilidades, ya que apenas 80 de los 350 diputados tienen dedicación exclusiva y el resto están pluriempleados, o la publicación de su patrimonio personal y el de su familia.

Pese a la oleada de indignación desatada por el rechazo de los eurodiputados del Parlamento Europeo a renunciar a la clase business en sus desplazamientos en avión -aunque poco después tuvieron que recular precisamente por la ira ciudadana contra ese privilegio-, Bono sigue sin mover ficha. El Confidencial trató ayer de conocer las razones del aplazamiento de un debate que hace sólo tres meses parecía tan urgente, pero el portavoz del presidente del Congreso no devolvió las llamadas de este periódico.

Bono lanzó su propuesta de limitar los pivilegios de los diputados poco después de que el malestar de la opinión pública se desbordase al trascender los fichajes millonarios de los ex presidentes del Gobierno Felipe González y José María Aznar por Gas Natural y Endesa, respectivamente, que parecieron agotar la paciencia de buena parte del electorado hacia la clase política; o los sueldos vitalicios, pensiones máximas o gastos pagados de los que disfrutan la inmensa mayoría de los miembros de esa casta, desde parlamentarios a presidentes autonómicos.

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