Alemania defiende otra vez su gestión y España amenaza con acciones legales

Alemania se defiende de los ataques españoles en la crisis del pepino. La ministra de agricultura, Ilse Aigner, ha asegurado que la gestión de su país en la epidemia causada por el 'E. coli' ha sido la correcta. "Sí se encontraron agentes patógenos en pepinos españoles, por lo que había que lanzar una alarma rápida para cumplir con la normativa europea", ha dicho. Por ello, considera que las autoridades de Hamburgo, muy cuestionadas, "actuaron realmente bien".

Las explicaciones alemanas no convencen a los agricultores españoles. El vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, que se reúne esta tarde con representantes del sector, se ha vuelto a referir esta mañana a la crisis y ha asegurado que el Gobierno no ha descartado emprender acciones legales contra las autoridades de Hamburgo porque han puesto "en tela de juicio" la calidad de los productos españoles. Sin embargo, no ha aclarado la cuantía de las compensaciones necesarias para paliar esta crisis.

Mientras, la psicosis contra las frutas y verduras españolas desatada por la crisis del pepino se ha contagiado ya a toda Europa y está a punto de cruzar el charco hasta Estados Unidos. La inmensa mayoría de los socios de la UE, además de Rusia, cerraron ayer a cal y canto sus fronteras a los productos hortofrutícolas procedentes de nuestro país, amenazando con la ruina al sector agrícola y poniendo en peligro decenas de miles de empleos en el campo.

Las disculpas del Gobierno alemán, causante de la psicosis al atribuir hace una semana a los pepinos españoles el origen de la bacteria Escherichia coli -que ha matado ya a 16 personas-, llegan demasiado tarde. El secretario de Estado de Agricultura de aquel país, Robert Kloos, aseguró ayer que "Alemania reconoce que los pepinos españoles no son la causa" del brote letal. Y la ministra Rosa Aguilar exigió a Bruselas "medidas de urgencia" para compensar a nuestros agricultores. Pero el daño ya está hecho.

Ciruelas, melones, arándanos, melocotones, frambuesas... Varias toneladas de estos productos fueron ayer bloqueadas y rechazadas en las fronteras de al menos 10 países comunitarios, mientras cientos de pedidos eran cancelados y Estados Unidos decidía someter a una vigilancia más exhaustiva las importaciones de lechugas, pepinos y tomates españoles. El resultado: más de 200 millones de euros de pérdidas semanales y unos 70.000 empleos en peligro, según denunciaron ayer UGT, CCOO y los principales sindicatos agrícolas.

La Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja) criticó ayer con dureza a Alemania por sus "acusaciones apresuradas y sin fundamento", y aseguró que se trata de "una burda maniobra interesada para colocar sus propios productos en los mercados a costa del desprestigio de los españoles". Pero el Gobierno español tampoco salió muy bien parado. Asaja considera que la reacción del Ejecutivo ha sido "lenta y excesivamente templada, teniendo en cuenta que hasta ayer [por el lunes] no se escucharon las primeras reacciones de representantes españoles, cuando las pérdidas ya eran innumerables".

Rubalcaba coge el timón