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Chacón destituye a un coronel por acoso sexual a alumnas de un colegio mayor militar
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MALESTAR ENTRE SUS VÍCTIMAS PORQUE NO HA SIDO SANCIONADO

Chacón destituye a un coronel por acoso sexual a alumnas de un colegio mayor militar

Decenas de estudiantes universitarias de la Residencia Militar La Inmaculada (Madrid) han pasado por un calvario de dos años a causa del presunto acoso sexual al

Foto: Chacón destituye a un coronel por acoso sexual a alumnas de un colegio mayor militar
Chacón destituye a un coronel por acoso sexual a alumnas de un colegio mayor militar

Decenas de estudiantes universitarias de la Residencia Militar La Inmaculada (Madrid) han pasado por un calvario de dos años a causa del presunto acoso sexual al que las sometía el director de la institución, el coronel A.C.V., destituido de su cargo en enero de 2010.

El coronel, perteneciente a la Reserva Activa del Ejército de Tierra, prohibía poner pestillos en las puertas de los dormitorios “para poder entrar a cualquier hora, mañana, tarde y madrugada, en cualquier habitación, te pillaba en la cama o cambiándote. A dos compañeras las pilló medio desnudas, en bragas”, asegura a El Confidencial una de las estudiantes. “Teníamos tanto miedo que por la noche poníamos muebles contra la puerta para que el coronel no pudiera entrar y si tenías ganas de ir al baño, te aguantabas hasta por la mañana por temor a encontrarte con él en el pasillo”, relata otra de sus presuntas víctimas.

La gota que colmó el vaso ocurrió un día de finales de noviembre de 2009 a la una y media de la madrugada. El coronel -de unos 60 años, casado y con dos hijas- entró en las duchas y, “en silencio, abrió la mampara mientras una residente se duchaba”. La chica se llevó un gran susto y no se atrevía a salir de la ducha. Esa misma madrugada varias estudiantes se reunieron y decidieron denunciar los hechos ante el general de la Dirección de Asistencia al Personal de Tierra (DIAPER), Avelino Fernández, organismo del que depende la residencia La Inmaculada.

Un año antes, en 2008, cuando el coronel llegó a la residencia, otra alumna había denunciado ante la misma institución que el coronel se había metido en su cuarto mientras ella se cambiaba. El padre de la alumna -“una chica muy guapa con la que el coronel estaba obsesionado”, dice una compañera- también llamó a la DIAPER, “pero como era un suboficial acusando a un coronel no le hicieron ni caso”, añade. Tras el altercado de la ducha, otras chicas se atrevieron a contar sus casos y escribieron una carta con un resumen de la situación de acoso a la que estaban sometidas. La firmaron veinte alumnas y otras tantas no se atrevieron. Los superiores del coronel no sólo no hicieron nada, sino que le facilitaron una copia de la denuncia, con los nombres de las denunciantes y éste las hizo llamar por megafonía.

El coronel, que como director era la máxima autoridad de la residencia, amenazó con cambiarlas de cuarto y ponerlas con compañeras problemáticas para que no pudieran estudiar e incluso con echarlas del centro. Por ello, las residentes decidieron enviar una carta a las ministras de Defensa, Carme Chacón, e Igualdad, Bibiana Aído (este ministerio aún no había sido reducido a Secretaría de Estado).

En la misiva contaron episodios como éstos: “El coronel nos ha dicho ‘con la máquina nueva que he puesto en el gimnasio se os van a poner unos culitos y unas tetitas muy duras’. Va al gimnasio a verte hacer deporte. Incómoda, te bajas de la máquina y te dice ‘súbete, súbete, no pares’. Te dice que vayas a la piscina con él porque quiere hacerte fotos en bikini y continuamente te mira el escote y el culo”. Cuando Carme Chacón leyó un rosario de situaciones como ésta, llamó por teléfono a una de las alumnas y le prometió que iba a destituir al coronel y a ordenar la apertura de una investigación.

Pero los encargados de realizar la instrucción fueron los mismos oficiales de la DIAPER que, según la denuncia, habían estado protegiendo al coronel. De hecho, cuatro oficiales de uniforme, entre ellos el coronel de la DIAPER y dos capitanes, intentaron intimidar a una de las denunciantes: “Le ordenaron entrar en el despacho del coronel, la rodearon en semicírculo y le dijeron que habían hablado con el Jefe del Estado Mayor de la Defensa y que tenía que dejar su habitación”, según confirman fuentes directas. “Cuando les contabas lo que hacía el coronel escribían lo que querían y se reían. ‘Ja, ja, ja, eso no es para tanto’, te decían”, según revela a El Confidencial una de las chicas.

Sin sanción y sin publicidad

“Muerto el perro, se acabó la rabia”, llegó a decir el coronel A.C.V. de una alumna que lo denunció y que posteriormente dejó la residencia. Las estudiantes volvieron a ponerse en contacto con Carme Chacón y le entregaron a su director de gabinete, el vicealmirante Javier Pery, las pruebas del acoso, incluidas grabaciones de audio al coronel.

Carme Chacón reaccionó ordenando el cese del director de la residencia universitaria. El Jefe del Estado Mayor del Ejército, general Fulgencio Coll, procedió a la destitución del coronel Corral en enero de 2010. El Boletín de la Defensa del 21 de enero de ese año dice que “el Coronel de (TRA), don A.C.V., destinado en la RMASE (Residencia Militar de Acción Social de Estudiantes) «Inmaculada» (Madrid), cesa en su actual destino, continuando en la situación de reserva adscrito a la Subdelegación de Defensa de Madrid”.

Desde el entorno de las presuntas víctimas han mostrado su indignación porque el coronel ha pasado a la Reserva “sin sanción alguna y el escándalo ha sido tapado”. Además, El Confidencial ha recabado varios testimonios que confirman que el coronel siguió “paseándose por la residencia universitaria después del cese”, aunque “en este curso (2010-2011) ya no ha venido por aquí”, aseguran.

Los motivos del cese no aparecen especificados en el Boletín Oficial de Defensa. La publicación cita que se refieren a las atribuciones conferidas en el artículo 104, apartado 1 de la Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar, y el artículo 19.1 del Real Decreto 431/2002, de 10 de mayo. Pero estos artículos son muy amplios. Engloban decenas de causas que van desde la pérdida de confianza hasta una condena judicial pasando por “falta de idoneidad” o “imposición de sanción disciplinaria”. Esto permitió al coronel “ir por ahí diciendo que el cese se debía a su estado de salud”, declara visiblemente molesta una de las chicas.

Miedo e indignación

Las residentes del colegio mayor La Inmaculada son hijas de militares que vienen a Madrid a cursar sus estudios universitarios y tienen edades comprendidas entre los 17 y los 25 años. Las que nacieron a final de año llegan en octubre a la residencia siendo menores de edad y se topan con el coronel. Varias chicas no se atrevieron a denunciar por temor a perder la plaza en la residencia militar, mucho más barata que las ordinarias, ya que algunas familias no pueden permitirse pagar los alrededor de mil euros mensuales que cuesta un colegio mayor, sobre todo en el caso de huérfanas de militares. “Alguna madre decía ‘hija, aguanta’”, relata un familiar indignado. Muchas chicas también temían que la denuncia afectara a la carrera militar de sus padres y/o hermanos.

Hubo residentes que, ante la presión, se fueron de La Inmaculada. Otra chica, que padecía diabetes, sufrió un estado de tensión por el presunto acoso del coronel que terminó ingresada seis días en un hospital, denuncia una amiga. “A una compañera le dio un empujón y la gritó, aunque con ésta terminó disculpándose porque ella dio parte y su padre es general”, informa una ex residente. A otra chica la cambió cinco veces de cuarto en un solo curso, “porque le gustaba jugar a las casitas de muñecas con nosotras”, sostiene la misma fuente.

En la carta enviada a Chacón y Aído, las alumnas también denunciaban que el coronel se lucraba utilizando su cargo: “Oficialmente la residencia cierra en verano, pero si alguna chica necesitaba quedarse en Madrid, le pagaba el mes en mano al coronel, en vez de por transferencia al colegio, como se hace durante el curso, y él se quedaba el dinero y hacía la vista gorda”. A las chicas les convenía porque es mucho más económico que pagar una pensión u otra residencia y el director se embolsaba un sobresueldo, siempre según los testimonios recabados. Les dejaba una copia de la llave de la entrada y se iba de vacaciones.

Afectadas y familiares han denunciado a El Confidencial que no les han comunicado que el coronel haya recibido sanción alguna. Este periódico ha contactado insistentemente con el Ministerio de Defensa y con el Ejército de Tierra para saber en qué terminó la instrucción del caso y para recabar la versión del coronel, pero no ha habido respuesta.

“Lo que ha ocurrido en La Inmaculada yo no lo he visto en ninguna residencia militar, donde siempre son muy respetuosos. Se supone que están para protegernos, pero allí te levantabas, te encontrabas al coronel en el desayuno y se te ponía mal cuerpo. Empezó entrando en los cuartos y luego por poco se mete en la ducha de una alumna. No quisimos esperar a que pasara algo más fuerte y decidimos denunciarlo”, declaran fuentes que, por razones obvias, no quieren ser identificadas.

Decenas de estudiantes universitarias de la Residencia Militar La Inmaculada (Madrid) han pasado por un calvario de dos años a causa del presunto acoso sexual al que las sometía el director de la institución, el coronel A.C.V., destituido de su cargo en enero de 2010.