Zapatero se pliega a Rubalcaba y deja que le marque la crisis de Gobierno

José Luis Rodríguez Zapatero admitió este jueves que solo espera la orden de Alfredo Pérez Rubalcaba para remodelar su Gobierno. El presidente ha puesto la agenda política del Ejecutivo al servicio del nuevo candidato socialista, de modo que sean los intereses tácticos del todavía vicepresidente y ministro del Interior los que marquen los tiempos al Gobierno. “Las democracias tienen ciertas formas. Hay que respetar los tiempos, porque, además, le corresponde a él [Rubalcaba]”, zanjó Zapatero al ser preguntado por los previsibles cambios en el Consejo de Ministros.    

El presidente compareció en Moncloa con motivo de la visita del mandatario de Haití, Michael Martelly, y aprovechó para enfriar las fricciones que separan estos días a Gobierno y PSOE. El discurso institucional y partidista diverge cada día más en materias como la política fiscal o el control sobre las entidades financieras, por lo que el papel de Zapatero parece cada vez más desdibujado. Además, el presidente ha tenido que reconocer que la salida del Ejecutivo “como es natural, se producirá”, pero solo cuando el vicepresidente lo decida.

Respecto a la proclamación de Rubalcaba como candidato, que se producirá el sábado en el Comité Federal del partido, Zapatero opinó que será una jornada "importante", donde el aspirante a la Presidencia del Gobierno realizará su primer discurso como tal. Zapatero afirmó tener una "gran confianza" en ese discurso y le da un "gran valor". "Será un antes y un después, sin duda", ha indicado. A su juicio, todo el partido vive una "alta expectación" por escuchar el proyecto de país de Rubalcaba, y eso "es lo importante".

En cuanto a las diferencias de discurso que separan a su Gabinete del PSOE, señaló que  hay que distinguir “dos planos”: el del Gobierno, que no tiene "ninguna previsión de modificación impositiva en este periodo", como ya avanzó la vicepresidenta económica, Elena Salgado; y el del partido, que debatirá esa cuestión "sin duda" en su conferencia política, donde deberá tomar una decisión.

Zapatero también matizó las críticas directas de Rubalcaba a los excesos cometidos por la banca en el pasado al conceder hipotecas. Tras admitir que hay que ser "más exigentes" en los niveles de responsabilidad al conceder créditos, recordó la actual situación de sequía en la financiación por parte de las entidades financieras y apostó por buscar un "equilibrio" entre dos alternativas: que la banca "no dé crédito o que lo de excesivamente".

Los excesos del crédito

"Lo que tenemos que hacer es poner garantías para que no vuelven los excesos y que a la vez vuelva a fluir el crédito", insistió antes de defender la reforma del sector financiero español, aunque lleve "algo de tiempo" ver sus frutos. "Entramos en una paradoja, estamos todo el día escuchando decir que los bancos no dan crédito y, por otro lado, sabemos que en otras épocas se ha dado crédito excesivo que ha llevado a esta situación", reiteró el presidente del Gobierno, convencido de que la solución es "un pasillo estrecho".

La reestructuración del sistema financiero, la más importante que se ha conocido nunca en España según Zapatero, tiene precisamente como objetivo ayudar a las entidades a que cumplan su función: canalizar el ahorro en inversión. Como en otras ocasiones, ha defendido la imposición de una tasa sobre las transacciones financieras, pero no ha querido hablar de nuevos impuestos para los grandes sueldos de los ejecutivos de la banca, idea defendida por su ministro de Trabajo, Valeriano Gómez.

Críticas a la banca

El Gobierno, dijo, ya ha tomado medidas para lograr un reparto equitativo de las cargas de la crisis al elevar el IRPF para las rentas más altas o controlar las retribuciones variables de los cargos directivos de las entidades financieras, iniciativas que ha calificado de "lógicas". Ha recordado además que el Banco de España es el encargado de reclamar una "política prudencial en las retribuciones".

Zapatero hizo hincapié en que las críticas al comportamiento de la banca son similares en todos los países que se han topado con problemas en el sector inmobiliario, como Estados Unidos o Irlanda. A finales de los noventa, ha recordado, en Estados Unidos se llegó a considerar que las hipotecas subprime eran una política "progresista", porque las ayudas llegaban a todas las capas de la sociedad, y en Francia, poco antes de comenzar la crisis financiera, se llegó a debatir una ley para la universalización del crédito.