El PSOE rescata el miedo a la derecha y busca la guerra entre Rubalcaba y Rajoy

Si no votas a Rubalcaba, vendrá Rajoy con los recortes sociales de David Cameron y la ideología del Tea Party. Con esta pesadilla de la izquierda, el PSOE pretende despertar la conciencia del electorado progresista desencantado con la gestión de José Luis Rodríguez Zapatero. El objetivo es contraponer las cualidades del candidato socialista a las del líder del PP, dado que todavía una mayoría de españoles valora mejor al primero en las encuestas.

Pero los sondeos también muestran una distancia electoral casi insalvable a favor de los populares, por lo que en Ferraz no se plantean una batalla de siglas, sino de personalidades. En palabras de Elena Valenciano, el PSOE quiere que los españoles elijan entre “el activo o el contemplativo”, “el que sale a la plaza o el que se oculta en el burladero”. El problema es que, hasta ahora, en España, las elecciones se han decidido más por el peso de cada partido que por el de su candidato, a diferencia de sistemas presidencialistas como el estadounidense.

Valenciano presentó ayer a los coordinadores regionales y provinciales la estrategia de precampaña, en la que, con el lema “Rubalcaba, sí”, se fía la suerte del partido a la capacidad del candidato para recuperar buena parte de los votantes que apoyaron al PSOE en 2008. Así, apeló al llamado voto útil advirtiendo que “el no gobierno progresista del PSOE no anticipa un gobierno más progresista, lo que anticipa es entregar todo el poder institucional en España a uno de los partidos más retrógrados de la derecha europea”. Es decir, que, una vez más, y pese al surgimiento de indignados y nuevas fuerzas de izquierda, el único “instrumento político” y de “gobierno” para frenar a la derecha sigue siendo el PSOE.    

El reto del equipo de Ferraz es que este argumento, desgastado por el paso de los años e inservible el pasado 22 de mayo, vuelva surtir efecto al ser blandido por Rubalcaba. Para ello, los socialistas han intensificado sus críticas contra Mariano Rajoy, como si el popular partiera como presidente y el candidato del PSOE tratara de remontar desde la oposición. “En mayo de 2010, Rajoy intentó empujarnos por el abismo. Intentó que el Gobierno de España cayera aunque con ello cayera también nuestro país, y solo por esta actuación, una de las más irresponsables de un político en España, no merecería la confianza de la gente. No debe merecerla”, arremetió Valenciano.

Desde los tiempos del dóberman, el PSOE ha sacado ventaja alertando de las aviesas intenciones del PP con respecto al sistema de protección social. Ahora, con gobiernos populares en la mayoría de comunidades autónomas aplicando recortes presupuestarios, el equipo de Rubalcaba espera que los hechos confirmen los temores del electorado. “Están aprovechando esta situación para emprender el camino de la privatización de los servicios públicos”, señaló Valenciano, quien se refirió al premier británico como referente de Rajoy: “Lo primero que hizo fue eliminar las ayudas a las familias y multiplicar por tres las tasas universitarias, además de poner en la calle a más de medio millón de empleados públicos”.

Del Tea Party a Hillary Clinton

Esperanza Aguirre también sigue siendo uno de los iconos en los que el PSOE ve sintetizado el ideario antisocial del PP, algo a lo que ha ayudado la controversia con la comunidad educativa. “El sector más conservador del partido republicano -ese que tanto admira la señora Aguirre- ha abandonado su mantra de no subir impuestos, para decidir que sí, pero no a los más ricos, sino a los más pobres. Eso es lo que nos espera en la España del supuesto presidente Rajoy”, resumió la directora de campaña socialista. Es la otra cara de la precampaña de Rubalcaba, en la que el candidato se centra en construir un programa político alternativo tanto al del PP como al de Zapatero, mientras su equipo alienta el tradicional miedo a la derecha y promociona el voto útil.

Así, todo parece indicar que la campaña del PSOE será, al menos, tan personalista como las de 2004 y 2008 con Zapatero. Una estrategia a medida del veterano ex vicepresidente, en la que, frente a la imagen de un esquivo Rajoy, pretende aparecer como un “político de una pieza”, capaz de  hacer frente a situaciones de crisis o golpear al terrorismo, al mismo tiempo que alcanza acuerdos con la oposición. Recordando uno de los lemas de Hillary Clinton en las pasadas primarias demócratas, Rubalcaba quiere que los españoles decidan quién debe que descolgar el teléfono de la Moncloa a las tres de la mañana.