El costoso divorcio de Bono, la humildad de Guerra y el millón de Rubalcaba

El striptease de sus señorías ha desvelado que la fortuna no sonríe por igual a los parlamentarios socialistas. Algunos, como Alfonso Guerra, llevan toda la vida en política, pero ven como su austera forma de vida poco tiene que ver con la de algunos diputados y senadores con mucha menos experiencia. El ex vicepresidente del Gobierno apenas tiene dos viviendas: una adquirida en 1982 en Sevilla, año en el que el PSOE accedió al poder, y otra en Cádiz que data de 1993. Un saldo de 17.000 euros y un Renault de 2006 completan su modesto patrimonio, al menos, según su declaración.

Nada que ver con la capacidad empresarial de José Bono. El presidente del Congreso ha declarado al fin sus participaciones de 1,6 millones en Hípica Almenara, el hipódromo que construyó para su hijo con la participación de El Pocero y el patrocinio de importantes marcas. También reconoce el apartamento con dos plazas de garaje en El Campello (Alicante), un chalé en Olías del Rey (Toledo), una casa en Salobre (Albacete) y 18 hectáreas de terrenos. Asimismo, cuenta con un vehículo, 41.500 euros de media en su cuenta, y 100.000 en planes de pensiones.

No obstante, también debe al banco 200.000 euros de hipoteca, y pasa una pensión de 1.200 euros a su ex mujer, quien, entre otras cosas, se ha quedado con los dos áticos en Estepona que los Bono consiguieron gracias a un provechoso trueque con el empresario Rafael Santamaría. El político manchego ha despertado sospechas desde 2010 por el notable incremento de su patrimonio y por los regalos que ha recibido de sus amigos constructores, por lo que aprovecha el destape para cargar contra una supuesta “campaña de difamación” y recordar que ninguna denuncia contra él ha prosperado.

Sin tanta alharaca, pero con tres décadas de vida política, Alfredo Pérez Rubalcaba ha sabido hacer cuentas hasta amasar un millón de euros, comprarse un piso junto a su mujer y, por supuesto, el famoso Skoda con el que se fotografió echando monedas en un parquímetro. Y es que los vehículos de lujo no parecen interesar a buena parte de los políticos, acostumbrados al coche oficial, a los descuentos en billetes de avión y tren, así como a las dietas para taxi.

Por su parte, Tomás Gómez parece seguir la filosofía de Guerra, y no se ha dedicado a hacer crecer sus ingresos. Más bien, parece haber gastado con alegría. En su cuenta solo quedan 1.400 euros, tiene una hipoteca y un crédito pendientes, y sus bienes se limitan a la mitad de una vivienda, un coche y una moto. Todo lo contrario que la vicepresidente económica, Elena Salgado, quien abandona su escaño con un buen colchón: más de medio millón de euros, vivienda en Madrid y casa en Francia.

Las deudas de Blanco y Chacón

Pero si Salgado puede vivir sin deudas, su colega de Gobierno José Blanco todavía tiene que enjugar los préstamos por sus viviendas de Madrid y Pontevedra. Su cuenta corriente tiene un saldo menor a 20.000 euros, pero su “ajuar” doméstico llega a los 55.000 euros, y posee dos vehículos. En una situación similar se encuentra la ministra de Defensa, Carme Chacón. Pese a su juventud y a su dedicación integral a la política, acumula una vivienda en Barcelona, la mitad de otra en Girona, y un 33% de un inmueble en Almería. No obstante, todavía tiene que devolver dos préstamos de 300.000 euros.

En cambio, José Luis Rodríguez Zapatero abandona la Moncloa sin deudas, y con su casa de retiro en León en plena construcción. El presidente ha declarado el citado inmueble junto con 120.000 euros obtenidos de la venta de una vivienda, 3.400 euros en planes de pensiones y 35.000 euros en cash en su cuenta corriente. Un conjunto modesto para el mandatario, quien, no obstante, contará con una pensión de ex presidente y la posibilidad de ingresar en el Consejo de Estado para asegurar su jubilación.