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Bono se enfrenta a Rubalcaba por ‘colar’ en las listas a su amigo, el ministro Camacho
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‘NAVAJEO’ EN LOS PASILLOS DEL CONGRESO

Bono se enfrenta a Rubalcaba por ‘colar’ en las listas a su amigo, el ministro Camacho

Es el penúltimo pleno del Congreso en esta legislatura y los diputados no están para casi nada que no sea atender sus legítimas aspiraciones a asegurarse

Foto: Bono se enfrenta a Rubalcaba por ‘colar’ en las listas a su amigo, el ministro Camacho
Bono se enfrenta a Rubalcaba por ‘colar’ en las listas a su amigo, el ministro Camacho

Es el penúltimo pleno del Congreso en esta legislatura y los diputados no están para casi nada que no sea atender sus legítimas aspiraciones a asegurarse el futuro parlamentario. El rifirrafe de Rajoy con Zapatero, los problemas de Elena Salgado para defenderse de las acusaciones de incoherencia o insolvencia que le lanza Soraya Sáenz de Santamaría, las dificultades de Manuel Chaves para explicar su inactividad en un Ministerio sin competencias o el trasteo de Antonio Camacho frente a Gil Lázaro (inasequible al desaliento con el caso Faisán) interesan lo justo. Lo fundamental de la vida parlamentaria se dilucida después, fuera del hemiciclo, en los pasillos y en el patio.

El panorama en el lado socialista, donde se espera un ‘ERE’ de unos 40 puestos a partir del 20-N, es de lucha abierta. En el PSOE ha empezado el ‘navajeo’ con nombres y apellidos. Lo de menos para el grupo parlamentario es si continúan o no los ministros de Rodríguez Zapatero que no son del partido. La clave de la pelea son las disputas "orgánicas".

La de este miércoles refleja el choque de intereses y planes entre el clan resistente del ‘zapaterismo’ y el emergente que encabeza Rubalcaba, en ascenso al menos hasta que se conozcan los resultados electorales y el calibre de la previsible, según las encuestas, derrota electoral. A este candidato le ha puesto el partido en el mercado como los melones, "a cata". Luego ya verán. Sobre todo, porque aún sigue sin tener la Secretaría General. Rubalcaba, de momento y por lo que pueda pasar después, quiere colocar a su amigo, el ministro del Interior Antonio Camacho, en el Congreso como cabeza de lista por Zamora, provincia de la que el aspirante a parlamentario ‘cunero’ se debe de saber exclusivamente la cita "que no se tomó en una hora".

Rubalcaba ha dado la orden al secretario general del partido en Castilla-León y hombre de su confianza, Óscar López, para que abra el camino a Camacho, que no quiere volver a la carrera fiscal. Pero el diputado que se quedaría fuera -el PSOE sólo saca un diputado por esa circunscripción- tiene el apoyo del aparato del partido en la provincia. Se llama Jesús Cuadrado y resulta ser, además de un veterano del Grupo Socialista y del sector esforzado, hombre de confianza de la ministra de Defensa, Carme Chacón, en su calidad de portavoz parlamentario en la materia. Es decir, que lleva tres años y medio dedicado a defender a la fallida aspirante a la sucesión de Zapatero.

Pero ahí no se queda el enredo. Lo que le faltaba a Cuadrado para estar en el triángulo de intereses cruzados de sus jefes se lo encontró ayer en los pasillos del Congreso. José Bono, que no se pierde una aunque esté de retirada, entró en el asunto para sentenciar que si Camacho debe ser diputado, también lo tiene que ser Cuadrado. "Antonio Camacho debe ser diputado socialista, y Jesús Cuadrado también, sin duda ninguna, pero hay 50 circunscripciones", ha sentenciado Bono, dando a entender que Rubalcaba podría haber colocado al ministro del Interior como cabeza de lista por cualquier otra provincia. El diputado zamorano se quedó aún más preocupado y Zapatero tendrá que intervenir.

En el PP, de momento, las principales incógnitas están en la supervivencia política de los diputados de más edad -"los del pelo blanco" como se llaman ellos mismos- y en la continuidad de los más jóvenes que amagaron con montar un sector crítico después de las elecciones de 2008. Juan Costa ya se ha ido, pero quedan otros que hacen ahora méritos para seguir y piden que se olvide su nombre. Tienen dos bazas a su favor: las encuestas dan amplio margen de crecimiento para el PP -habrá hasta 35 ó 40 escaños más para repartir- y algunos afectados creen que Rajoy no es rencoroso, como él mismo afirma, no se sabe bien si en clave gallega.

Es el penúltimo pleno del Congreso en esta legislatura y los diputados no están para casi nada que no sea atender sus legítimas aspiraciones a asegurarse el futuro parlamentario. El rifirrafe de Rajoy con Zapatero, los problemas de Elena Salgado para defenderse de las acusaciones de incoherencia o insolvencia que le lanza Soraya Sáenz de Santamaría, las dificultades de Manuel Chaves para explicar su inactividad en un Ministerio sin competencias o el trasteo de Antonio Camacho frente a Gil Lázaro (inasequible al desaliento con el caso Faisán) interesan lo justo. Lo fundamental de la vida parlamentaria se dilucida después, fuera del hemiciclo, en los pasillos y en el patio.

José Bono Alfredo Pérez Rubalcaba