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La ‘purga’ en las listas de Rubalcaba marca el final de un ciclo en el PSOE
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VETERANOS PARLAMENTARIOS SE QUEDAN FUERA

La ‘purga’ en las listas de Rubalcaba marca el final de un ciclo en el PSOE

Las conjuras para obtener un buen puesto en las listas del PSOE no respetan las canas ni los años de servicios al partido. En los últimos

Foto: La ‘purga’ en las listas de Rubalcaba marca el final de un ciclo en el PSOE
La ‘purga’ en las listas de Rubalcaba marca el final de un ciclo en el PSOE

Las conjuras para obtener un buen puesto en las listas del PSOE no respetan las canas ni los años de servicios al partido. En los últimos días, un buen puñado de veteranos parlamentarios ha sido relegado sin contemplaciones, mientras que otras figuras socialistas han decidido abandonar el barco de Alfredo Pérez Rubalcaba. La marcha de José Bono, Javier Rojo, Álvaro Cuesta o la probable caída de Francisco Fernández-Marugán anuncian el final de una etapa en el partido y en el grupo parlamentario, después de ocho años sustentando al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero.

Las tensiones internas en el PSOE se reproducen en cada provincia, donde se pelea puesto a puesto y nombre a nombre la confección de las listas. Hasta ahora, los mandos territoriales están imponiendo sus exigencias sin preocuparse por el sacrificio de algunos de los portavoces que han dado la cara por el Gobierno en el Congreso. Es el caso de Cuesta, que tras 29 años ocupando un escaño, se ha rendido a las fuerzas orgánicas de su formación en Asturias. El presidente de la Comisión de Justicia en la Cámara forma parte también de la dirección del PSOE fue integrante de Nueva Vía, la corriente que impulsó a Zapatero hasta la Secretaría General. Pero el 20 de noviembre se cierra un ciclo, y el candidato por Asturias será el delegado del Gobierno, Antonio Trevín.   

Y es que los hombres próximos a Zapatero no han disfrutado de una especial consideración. Su ex jefe de Gabinete, José Andrés Torres Mora, ha sido enviado de número tres a Málaga, mientras que Fernando Moraleda, ex secretario de Estado de Comunicación, tiene muy difícil ser elegido también en el tercer lugar de la lista por Ciudad Real. Tampoco lo va a tener fácil el veterano Fernández-Marugán, a quien le ha cerrado las puertas su propio partido en Extremadura. De poco le ha servido su intenso trabajo en el Grupo Socialista elaborando, por ejemplo, los Presupuestos Generales, la Ley de Economía Sostenible o la financiación de las comunidades autónomas.

El goteo de bajas es diario. Ayer se conoció el adiós de la diputada por Sevilla Carmen Hermosín, quien tras toda una vida en política afirma retirarse para “abrir hueco a otras mujeres”. Asimismo, corre peligro el puesto de Juan Antonio Barriorepresentante por Madrid de la corriente Izquierda SocialistaTomás Gómez, quien recibió el apoyo de esta familia socialista durante sus primarias contra Trinidad Jiménez, ha salido en defensa de Barrio pidiendo a Rubalcaba que garantice su presencia. El líder del PSM recibió una carta desde Izquierda Socialista mostrando su preocupación, precisamente, por otra baja reseñable: la del diputado por Granada José Antonio Pérez Tapias.

Jesús Cuadrado, portavoz de Defensa y escudero parlamentario de Carme Chacón, tampoco ha podido sacar rédito a su vehemente defensa de la gestión del Gobierno. Rubalcaba ordenó hacer sitio al ministro de Interior, Antonio Camacho, y Cuadrado ha sido el damnificado. La situación ha cobrado tal gravedad que la dirección del grupo parlamentario ha pedido clemencia a Ferraz para salvar a algunos de sus mejores diputados. Entre los favoritos de José Antonio Alonso y Eduardo Madina está, por ejemplo, Fernández-Marugán, por lo que todavía hay esperanza para los marginados en sus federaciones.

"No se valora el trabajo parlamentario"

La razón de esta purga, según diversos diputados socialistas, se debe a que “no se valora el trabajo parlamentario”. “Hay diversas maneras de estar en política. Una es trabajar en el Congreso o en el Senado, y otra es estar en las federaciones y en las agrupaciones, y no todos valemos para eso”, se lamentó un destacado integrante del Grupo Socialista. Este argumento,  que no se toma en cuenta la tarea realizada durante años en la Cámara, se repite entre los diputados y portavoces relegados, pero lo cierto es que, aparte del llamamiento de la dirección del grupo, el partido parece aceptar esta forma de selección de candidatos.  

Salvo excepciones, como la aplicación de la paridad, la dirección federal del PSOE respeta la composición de las listas que se aprueban en los territorios, aunque siempre se reserva la última palabra. Rubalcaba ya avisó de que hay “lista de espera”, aunque al problema de los codazos por partir bien colocado se ha unido el de los portazos. Ésos que, en palabras de Manuel Chaves, no han sabido estar “a las duras y a las maduras”.

En este grupo se encuadran los presidentes de Congreso y Senado. Bono no ha querido prestar un último servicio para recortar posiciones en Castilla-La Mancha, y Rojo asegura decir adiós a la “primera línea de la política” para dejar paso a los jóvenes. Entre los ministros, Elena Salgado, Miguel Sebastián, Ángel Gabilondo, Ángeles González-Sinde o Cristina Garmendia han renunciado a convertirse en parlamentarios; mientras que la ex titular de Cultura, Carmen Calvo, ha preferido salvar su orgullo antes que acompañar en las listas por Córdoba a Rosa Aguilar.

Las conjuras para obtener un buen puesto en las listas del PSOE no respetan las canas ni los años de servicios al partido. En los últimos días, un buen puñado de veteranos parlamentarios ha sido relegado sin contemplaciones, mientras que otras figuras socialistas han decidido abandonar el barco de Alfredo Pérez Rubalcaba. La marcha de José Bono, Javier Rojo, Álvaro Cuesta o la probable caída de Francisco Fernández-Marugán anuncian el final de una etapa en el partido y en el grupo parlamentario, después de ocho años sustentando al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero.

Alfredo Pérez Rubalcaba