Rubalcaba ejerce de alumno de González y recuerda que casi fue destituido en 1986

Alfredo Pérez Rubalcaba y Felipe González han protagonizado esta mañana un desayuno informativo en Madrid, pero el candidato socialista fue quien ejerció de telonero y alumno aventajado del ex presidente del Gobierno. El aspirante a la Moncloa manifestó su admiración y amistad por su mentor, quien, según ha desvelado, estuvo a punto de relevarle de la Secretaría General de Educación en 1986. González, por su parte, aseguró que no ejercerá ningún “tutelaje” sobre Rubalcaba, aunque le reprochó abiertamente la tardanza del Ejecutivo a la hora de abordar la reforma del sistema financiero.

 

La percepción de derrota que persigue al candidato del PSOE es tal que González ha tenido que rechazar la idea de regresar a la primera línea política para reflotar al partido. El ex presidente ha alegado que con 70 años no puede volver a encabezar a los socialistas, ni siquiera durante un periodo de transición, en el caso de que Rubalcaba tuviera que dimitir tras el 20 de noviembre. Así, recordó que ya había desestimado en 2000 la oferta de José Luis Rodríguez Zapatero de convertirse en presidente del PSOE, ya que pese a ser un cargo simbólico, hubiera menoscabado el liderazgo del nuevo secretario general.

 

En realidad, González prefiere dar lecciones desde la libertad reservada para los “jarrones chinos”, y dedicarse a lo que en el partido se bautizó hace una década como “las cosas de Felipe”. Es decir, el análisis de la economía mundial, la gobernanza internacional o los desafíos de la Unión Europea, además, claro, de sus jugosas actividades de consejero en el sector privado. Sobre estas materias versa su discurso, que nutre también al de Rubalcaba. Y es que en los últimos días se pueden escuchar ideas calcadas en los mensajes de ambos políticos socialistas.

Pero González ha asegurado que su influencia se queda ahí, y que no le dirá al candidato lo que tiene que hacer si pierde los comicios. “Menudo es él para que lo tutelen”, ironizó. Por ello, se puso a su disposición: “Lo que son las cosas. Dice que estuve a punto de cesarle, pero ha durado mucho más que yo. Ahora está en condiciones de nombrarme o cesarme, porque no estoy e la lucha de partido. Estoy a disposición de quienes encabezan el partido, a sus órdenes como él estuvo a las mías”.

Y es que Rubalcaba había revelado cómo conoció al entonces presidente del Gobierno en 1986. El que luego se convertiría en ministro del felipismo y de Zapatero ejercía como secretario general de Educación en un periodo conflictivo que a punto estuvo de costarle el puesto. “Felipe me invitó a una cerveza en Moncloa, y a la salida me dijo: ‘ya sabes cómo es el socialismo, te toca estar en primera línea y a veces nos quemamos’. Pensé que salía cesado”, relató.

Gónzalez reprocha la gestión de Zapatero en la reforma bancaria

Pero no solo continuó en política, sino que, como le ha recordado González, ahora “tiene la responsabilidad de ganar las elecciones”. En caso contrario, el tótem socialista anuncia cuál será su actitud: “Lo que me diga Rubalcaba que hay que hacer lo haré. Y si hay primarias, cuando lo resuelvan, la persona que esté al frente que me diga qué hay que hacer para echar una mano”. Entre tanto, el ex presidente imparte sus lecciones al candidato, como ha hecho también esta semana el la Conferencia Progreso Global que ha compartido con otros líderes socialdemócratas como Gordon Brown, François Hollande o el polifacético Lula da Silva.

González se ha permitido criticar la gestión del Gobierno del que Rubalcaba ha sido número dos en lo que respecta a la atención de los problemas de cajas y bancos: “Le reprocho que haya retrasado innecesariamente la reforma del sistema financiero”. También mantiene sus críticas a la canciller Angela Merkel, así como hacia los gobiernos que, como el de Zapatero, no le plantan cara en el Consejo Europeo. Pero si en algo coinciden ex presidente y aspirante a la Moncloa es en la firme defensa del sistema público de educación y sanidad, eje de la campaña electoral del PSOE. “Que recorten de donde sea”, pidió, “pero no salgamos de la crisis peor que entramos en educación y sanidad”.