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“El cuerpo lo llevaban envuelto en una silla de ruedas hacia los contenedores”
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JUICIO POR EL CASO MARTA DEL CASTILLO

“El cuerpo lo llevaban envuelto en una silla de ruedas hacia los contenedores”

La pareja del presunto asesino de Marta del Castillo en el momento de los hechos, Rocío, una menor, confiesa que estuvo con él después del crimen

Foto: “El cuerpo lo llevaban envuelto en una silla de ruedas hacia los contenedores”
“El cuerpo lo llevaban envuelto en una silla de ruedas hacia los contenedores”

La pareja del presunto asesino de Marta del Castillo en el momento de los hechos, Rocío, una menor, confiesa que estuvo con él después del crimen y que lo vio salir de su casa en Camas, por la ventana, para ir a limpiar un charco de sangre que había quedado en el piso de la calle León XIII como prueba del crimen. Antes que ella, otro testigo, Antonio, dueño de un bar, revela cómo vio a dos jóvenes encapuchados, a las dos de la madrugada, empujar una silla de ruedas hacia unos contenedores. Llevaban un bulto envuelto en una alfombra...

Aquel bulto rígido y grueso, iba envuelto en una alfombra y lo trasladaban sobre una silla de ruedas. Eran las dos de la madrugada de aquel 25 de enero de 2009, llovía y hacía frío; dos jóvenes delgados, cubiertos con las capuchas de sus sudaderas, empujaban aquella silla hacia los contenedores de basura de la calle sevillana de León XIII. Al volver, se encontró de nuevo con ellos. En la silla ya no había nada.

Los jóvenes, al percatarse de su presencia, apretaron el paso y agacharon la cabeza. El testigo que se encontró con ellos, es Antonio, dueño de un bar cercano al lugar donde se produjo el crimen de Marta del Castillo. Conocía al presunto asesino porque era cliente de su establecimiento. Y ha prestado testimonio en el juicio por la muerte de la joven sevillana.

Este testigo, sin embargo, además de incurrir en algunas contradicciones con declaraciones suyas anteriores, no vio la cara de los dos jóvenes que trasladaban el bulto, ni vio tampoco si lo arrojaron a los contenedores. Es decir, el cuerpo de Marta pudo ir a parar a la basura o a un coche para trasladarlo y hacerlo desaparecer en el Guadalquivir.

La sucesión de testigos que apuntan indicios o vieron movimientos sigue cayendo en la Audiencia de Sevilla como una gota malaya sobre las esperanzas de los padres. La versión del dueño del bar tiene relación con la que contó un vecino de Miguel Carcaño, autor confeso de la muerte de Marta, que lo vio con la silla de ruedas en el rellano del piso minutos antes de que Antonio, este nuevo testigo, observara el movimiento de dos jóvenes camino de los contenedores. Pero sólo eso.

La madre de la pareja de Carcaño

Si hay que creer a Soledad Gómez, madre de Rocío, la novia de Carcaño cuando se produjeron los hechos y con quien convivía en la casa familiar de esta última en la localidad de Camas, el presunto asesino de Marta le contó que el cuerpo de la joven lo habían metido en el maletero de un coche y de ahí nada más supo el presunto asesino.

El cuerpo de Marta sigue siendo el referente que marca el nivel diario de la angustia de los padres y la exasperación progresiva de quienes esperan en este rosario de testigos que uno de ellos diga la verdad y revele dónde está el cadáver. Antonio del Castillo confiaba antes de esta sesión en que la que fuera novia del presunto asesino, Rocío, que hoy tiene otra pareja, hablara ahora que ya no mantiene lazos sentimentales con Carcaño. El padre de Marta está convencido de que el presunto asesino de su hija se lo contaba todo a su pareja y que Rocío por tanto tiene que saber dónde está el cuerpo de su hija.

Carcaño se fue a borrar pruebas

Rocío, a pregunta del fiscal, asegura que Miguel llegó a la casa de Camas a las 22.30, y que recibió dos llamadas a las que le escuchó contestar “yo no sé nada”. Y más tarde, lo vio salir por la ventana porque tenía que ir al piso de la calle León XIII “a arreglar un problema con su hermano; iba a borrar pruebas, un charco de sangre”. Según lo que Carcaño le dijo a Rocío, “esa tarde había estado con Marta, habían discutido los dos. El hermano de Carcaño, Francisco Javier Delgado, también se encontraba en el lugar de los hechos. Y en el transcurso de la pelea, Carcaño “cogió un cenicero y la golpeó”.

El presunto asesino de Marta le llegó a señalar a Rocío la zona de Camas donde supuestamente habían hecho desaparecer el cuerpo de Marta, y la amenazaron diciéndole que si hablaba le podía pasarle algo malo a su madre. Posteriormente, Carcaño llegó a ir con Rocío a la arboleda donde supuestamente estaba enterrado el cuerpo de Marta del Castillo.

La declaración de esta testigo se atiene a la última que realizó ante la Policía, en la que se apoyaba en los mismos detalles que ahora ha expuesto ante el fiscal de la Audiencia. La novedad por lo que al caso se refiere es que Rocío sitúa al hermano de Carcaño en el lugar de los hechos durante el momento del crimen.

Esta testigo decidió contar la verdad porque había muchas personas que estaban sufriendo por las mentiras que contaban los implicados en el caso y ha llegado a asegurar que los presuntos culpables, Carcaño, su hermano y otro más, se deshicieron del cuerpo.

La pareja del presunto asesino de Marta del Castillo en el momento de los hechos, Rocío, una menor, confiesa que estuvo con él después del crimen y que lo vio salir de su casa en Camas, por la ventana, para ir a limpiar un charco de sangre que había quedado en el piso de la calle León XIII como prueba del crimen. Antes que ella, otro testigo, Antonio, dueño de un bar, revela cómo vio a dos jóvenes encapuchados, a las dos de la madrugada, empujar una silla de ruedas hacia unos contenedores. Llevaban un bulto envuelto en una alfombra...