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El CIS proyecta la sombra de Chacón y Patxi López sobre el negro horizonte de Rubalcaba
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LA LÍDER DEL PSC AGUARDA VENGANZA PARA LA NOCHE DEL 20-N

El CIS proyecta la sombra de Chacón y Patxi López sobre el negro horizonte de Rubalcaba

El paisaje electoral que pinta el macrosondeo del CIS para el 20-N está lleno de nubarrones en el horizonte de Alfredo Pérez Rubalcaba. La mayoría absoluta

Foto: El CIS proyecta la sombra de Chacón y Patxi López sobre el negro horizonte de Rubalcaba
El CIS proyecta la sombra de Chacón y Patxi López sobre el negro horizonte de Rubalcaba

El paisaje electoral que pinta el macrosondeo del CIS para el 20-N está lleno de nubarrones en el horizonte de Alfredo Pérez Rubalcaba. La mayoría absoluta de Mariano Rajoy, dibujada con colores históricos en la frontera de los 190 diputados (siete más que la que logró José María Aznar en 2000), barrunta una tormenta que amenaza con descargar en Ferraz en la misma noche de ese domingo. Y si el aguacero en forma de sangría de escaños se confirma, será el momento de esbozar un futuro en el que Carme Chacón y el actual lehendakari, Patxi López, aparecen bien colocados.

Pese a que el sondeo del CIS parece haber sufrido la típica cocina de los demóscopos -para el portavoz del PP, Esteban González Pons, “huele a tostada” y están inflados los datos negativos “para movilizar a los suyos”-, lo cierto es que los 16,7 puntos de diferencia entre Rajoy y Rubalcaba no hacen sino confirmar la tendencia de las encuestas privadas, que han venido dando una distancia media de 14,3 puntos entre ambos candidatos.

La hecatombe que anuncia el sondeo oficial, realizado con más de 18.000 entrevistas, es el peor escenario para Rubalcaba, que puede quedar por debajo de la temida ‘línea roja’ que se marcaron los estrategas socialistas: los 125 escaños que le costaron la cabeza a Joaquín Almunia y abrieron una crisis en el PSOE y un congreso extraordinario del cual emergió por sorpresa la figura de José Luis Rodríguez Zapatero.

Cuando a principios de año, las encuestas internas que manejaba el Gobierno y el partido ya aventuraban una derrota histórica, el entonces ministro del Interior movió sus hilos para aparecer como el hombre del aparato dispuesto a inmolarse. No tardó mucho en convencer, apoyado por el ministro José Blanco y una vez apartada de Moncloa María Teresa Fernández de la Vega, al entorno del presidente. Contaba entonces con que las elecciones no hubiera que adelantarlas, gestionar así con tiempo el comunicado de ETA –él, lógicamente, estaba al tanto de los ‘tempos’ de la decisión- e, incluso, se esperaba que el caso Gürtel y un Francisco Camps en el banquillo hubiera ocupado las portadas de los medios.

Poco de eso sucedió: Carme Chacón se lanzó a disputarle la candidatura del PSOE y hubo que laminarla en un ejercicio poco democrático y abjurando de las primarias que siempre había defendido el partido; la crisis de deuda en el verano obligó a Zapatero, con la ‘ayuda’ de Merkel y Sarkozy, a adelantar las elecciones al 20-N, y Mariano Rajoy, en una jugada que llevaba cocinando desde hace tiempo, forzaba la dimisión de Camps para evitarle al PP la pena de banquillo. Por si eso fuera poco, la reforma exprés de la Constitución, los datos periódicos del drama del paro, una economía estancada y hasta el ‘caso gasolinera’, con las imputaciones a Blanco en el Supremo, han terminado por desfondar al esprinter Rubalcaba.

El futuro del PSOE tras el 20-N

¿Y ahora, qué? Históricos socialistas, como Nicolás Redondo Terreros, reclaman que, de confirmarse esta debacle, el “PSOE deberá ir a una refundación que deje atrás el partido del felipismo y de su epílogo, el zapaterismo”. Un nuevo ‘Suresnes’ que prepare al partido para el futuro. Y es el propio CIS el que dibuja los perfiles de quienes pueden tomar ese testigo.

Carme Chacón tiene muchas ganas, ella y su entorno más cercano, con apoyos mediáticos propios y distintos de los de Rubalcaba, de tomarse cumplida venganza por las lágrimas que tuvo que tragarse cuando le forzaron a retirarse de las primarias. El CIS da al PSC de Chacón una pérdida de diputados ‘asumible’ en medio del aluvión ‘popular’. Puede gestionar una ‘dulce derrota’ y lleva tiempo esforzándose en que su campaña se diferencie de Rubalcaba: su lema, multiplicado en twitter y en todas sus apariciones es ‘No es lo mismo’, lo que podría servir tanto para diferenciarla del PP como del PSOE.

A su favor, además de los resultados que obtenga en Cataluña, donde el CIS sigue dando como ganador al PSC con 4 escaños de ventaja sobre el PP y 5 sobre CiU, está que sigue teniendo plena sintonía con el secretario general del partido que, habrá que recordar, no es Rubalcaba sino Zapatero. Tiene el apoyo de otros ‘barones’ ahora o en el futuro destronados, como el extremeño Fernández Vara o el andaluz José Antonio Griñán, y, lo que es muy importante para un PSOE en la oposición, tendrá escaño en el Congreso para tener la visibilidad y las oportunidades que le brindará la política de recortes que deberá acometer Rajoy.

Pero Chacón no estará sola. El CIS también da una oportunidad al hombre que primero pidió primarias y un congreso para que se eligiera al nuevo secretario general del PSOE: el lehendakari Patxi López, que además puede gestionar sus años de ‘cogobierno’ con el PP en el País Vasco, el comunicado de ETA y una de las menores tasas de paro de toda España, sólo por debajo de Navarra y menos de la mitad que en Canarias o Andalucía. El sondeo da a los socialistas de Euskadi el triunfo el 20-N con 7 diputados, dos más que el PP y dejando lejos a Amaiur y al PNV, con 3 cada uno. Es decir, el actual Gobierno no nacionalista (PSE con apoyos de PP) obtendría una muy holgada victoria.

López ha sido, posiblemente, el único experimento de Rodríguez Zapatero que, al final, le ha salido bien. Su designación como candidato a Ajuria Enea fue una apuesta personal del presidente del Gobierno, con mucha gente en contra, y se ha convertido en el primer lehendakari no nacionalista de la historia del País Vasco y el primero en ver el ‘cese definitivo de la violencia’ de la banda terrorista. En contra, no está en el Congreso de los Diputados y tiene por delante un reto demasiado importante en el País Vasco, hasta las elecciones autonómicas de 2013.

Dependiendo de lo dolorosa que sea la derrota, si se cumplen los negros vaticinios del CIS, todo puede pasar. Lo único seguro es que Alfredo Pérez Rubalcaba tendrá casi imposible esquivar la noche de cuchillos largos. Y en ese escenario puede hasta cobrar valor la enigmática despedida de un José Bono que desde la tribuna del Congreso dijo, al disolver las Cortes, que para algunos aquello “no era más que un hasta luego”

El paisaje electoral que pinta el macrosondeo del CIS para el 20-N está lleno de nubarrones en el horizonte de Alfredo Pérez Rubalcaba. La mayoría absoluta de Mariano Rajoy, dibujada con colores históricos en la frontera de los 190 diputados (siete más que la que logró José María Aznar en 2000), barrunta una tormenta que amenaza con descargar en Ferraz en la misma noche de ese domingo. Y si el aguacero en forma de sangría de escaños se confirma, será el momento de esbozar un futuro en el que Carme Chacón y el actual lehendakari, Patxi López, aparecen bien colocados.

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