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Felipe socorre ahora a quien le acusó de tener “las manos manchadas de sangre” por los GAL
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APOYA A ROSA AGUILAR, CUESTIONADA EN LAS FILAS DEL PSOE

Felipe socorre ahora a quien le acusó de tener “las manos manchadas de sangre” por los GAL

Si la necesidad suele hace milagros, la campaña electoral ofrece a veces motivos para resucitar a los muertos, en este caso a los de los GAL.

Foto: Felipe socorre ahora a quien le acusó de tener “las manos manchadas de sangre” por los GAL
Felipe socorre ahora a quien le acusó de tener “las manos manchadas de sangre” por los GAL

Si la necesidad suele hace milagros, la campaña electoral ofrece a veces motivos para resucitar a los muertos, en este caso a los de los GAL. La precaria situación en que se encuentra el PSOE en algunas provincias andaluzas, como es el caso de Córdoba, ha obligado a Felipe González a apoyar con su presencia a Rosa Aguilar, candidata de su partido en dicha provincia. El gesto del ex presidente no tendría nada de especial si la memoria histórica del Congreso de los Diputados no conservara en sus más duras páginas los ataques de Aguilar contra González, a quien llegó a acusar de tener “las manos manchadas de sangre” por el caso de los GAL, además de imputarle, como diputada entonces de IU, su responsabilidad en el caso Roldán y todos los capítulos de la corrupción descubiertos con la caída del felipismo.

Se dice que la política suele hacer extraños compañeros de cama. Apoya esta teoría la última declaración del líder de IU en Andalucía, Diego Valderas, quien aseguró en Córdoba, refiriéndose a Rosa Aguilar y tras calificarla de “tránsfuga”, que "estaba una noche situada en un sitio y por la mañana estaba en otro, saltó con tanta rapidez de la cama de IU que ni me di cuenta". La alusión de Valderas demuestra la herida que Aguilar abrió en IU, pero sobre todo la dura batalla que se libra en Córdoba, donde la ministra de Zapatero se ha convertido en la pieza a batir para, por extensión, minar el crédito de José Antonio Griñán, que ha apostado por ella contra el viento del pasado y la marea interna en su partido, en el que muchos no ven con agrado el salto de la ex alcaldesa.

La débil memoria y el perdón

Felipe González apoya a Rosa Aguilar participando en un almuerzo coloquio con ella. La idea es identificar a la ex alcaldesa con el partido, poniendo a su disposición la quintaesencia del socialismo que representa el ex presidente. Y lo que extraña a tirios y troyanos es la débil memoria de un González que tuvo que escuchar en el Congreso de los Diputados que tenía las “manos manchadas de sangre” por el caso GAL, y en boca de aquella para la que ahora pide el voto de los cordobeses.

Aguilar tuvo que expiar su culpa al recibir la oferta de Griñán hace dos años para que formara parte de su Gobierno como consejera de Obras Públicas, y pidió perdón públicamente por haber insultado al ex presidente. No podía dar el salto a la orilla socialista sin cumplir con este requisito, impuesto por el partido para evitar la reacción en contra de lo que entonces se entendió como un contrato de servicios de Aguilar al PSOE como consejera de la Junta.

Pero aún así, son muchos los socialistas cordobeses y andaluces, además de Carmen Calvo con sus desplantes, los que conservan en su memoria histórica la actitud de la ex alcaldesa. El PSOE se juega en Córdoba uno de los principales vuelcos electorales de Andalucía. Según las encuetas, el PP pasaría a tener cuatro diputados frente a dos del PSOE, dándole la vuelta a la actual situación. Hasta el propio Mariano Rajoy ha abierto campaña en esta provincia andaluza, en una reunión con jóvenes, consciente como es el PP de que el vuelco andaluz tiene a Córdoba entre sus referentes.

A la sombra del ‘felipismo’ para lo que ocurra tras el 20-N

Sin embargo, hay algo más que un temor electoral en este caso. La inseguridad con que el PSOE vive ya el día después de las elecciones generales y las consecuencias que de una abultada derrota se pueden derivar para el partido, han situado el felipismo como referente de la salvación de un partido que tendrá que reinventarse si la debacle es la que se teme. No es baladí el hecho de que los restos del felipismo caminen juntos en esta campaña, como preparándose para controlar el poder después de la derrota y frente a las tentativas internas que pudieran aparecer.

Y en ese escenario, quienes se coloquen a la sombra de Felipe podrán contar con la bendición del núcleo duro que administre los restos del naufragio. Si cuatro meses después, Griñán corre la misma suerte que Rubalcaba, aún hay quienes no descartan que Aguilar se encuentre en la línea de salida para el futuro del PSOE en Andalucía. De momento, la ex alcaldesa ya ha conseguido que Felipe González se olvide de las graves acusaciones que contra él pronunció en el Congreso de los Diputados cuando el felipismo caía por la pendiente de la corrupción. A partir de aquí, es como si Aguilar hubiera recibido la bendición del padre para poder aspirar sin problemas de pedigree a lo que el destino le depare.

Si la necesidad suele hace milagros, la campaña electoral ofrece a veces motivos para resucitar a los muertos, en este caso a los de los GAL. La precaria situación en que se encuentra el PSOE en algunas provincias andaluzas, como es el caso de Córdoba, ha obligado a Felipe González a apoyar con su presencia a Rosa Aguilar, candidata de su partido en dicha provincia. El gesto del ex presidente no tendría nada de especial si la memoria histórica del Congreso de los Diputados no conservara en sus más duras páginas los ataques de Aguilar contra González, a quien llegó a acusar de tener “las manos manchadas de sangre” por el caso de los GAL, además de imputarle, como diputada entonces de IU, su responsabilidad en el caso Roldán y todos los capítulos de la corrupción descubiertos con la caída del felipismo.