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Lara reconquista el sector moderado y devuelve a Izquierda Unida a la elite
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"HEMOS CULMINADO UNA LARGA TRAVESÍA POR EL DESIERTO"

Lara reconquista el sector moderado y devuelve a Izquierda Unida a la elite

Un 20 de noviembre, hace ya unos cuantos años, los acontecimientos le mostraron al Partido Comunista que había futuro para ellos. Ayer, 20-N otra vez, su

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Lara reconquista el sector moderado y devuelve a Izquierda Unida a la elite

Un 20 de noviembre, hace ya unos cuantos años, los acontecimientos le mostraron al Partido Comunista que había futuro para ellos. Ayer, 20-N otra vez, su vástago Izquierda Unida respiró tranquila sabiéndose de nuevo importante en el Congreso de los Diputados. El desplome de 2008, cuando IU solo consiguió 2 escaños, situó la espada de Damócles sobre una formación descabezada y neutralizada por  la pujanza socialista. Por eso las elecciones de ayer eran clave para saber si recogían los trastos y se marchaban a  casa o si la nación les guardaría un puñado de asientos en la Cámara Baja. Se dio el segundo caso.

El artífice de la recuperación es Cayo Lara, un campesino de Argamasilla de Alba que, pese a no haber ganado en su propio pueblo -se impone por muchísimo el PP-, sí ha conseguido apagar las llamas de la federación y colocarla de nuevo como la tercera más votada de España. Once escaños que suponen el mejor resultado de Izquierda Unida desde 1996, rompen sobradamente la barrera del millón y medio de votos y les devuelven con fuerza renovada a la elite política: “No vamos a institucionalizarnos, vamos a seguir con los pies en el suelo para ser la voz de la calle en el Congreso”, relató un radiante Lara en la valoración de los resultados. El aumento, asumen fuentes del partido a El Confidencial, sale del costado de Rubalcaba, pero es una circunstancia que no empaña una noche que ya se presagiaba dulce con los ocho escaños que les daba el CIS.

Un discurso sin aristas

Las claves de su éxito son dos. Por un lado surge la evidente sangría del PSOE, que se deja casi cinco millones de votantes, con el que IU comparte una nada despreciable tarta del pastel progresista. La otra cara de la moneda la ha puesto el propio Lara, concebido en primera instancia como líder de transición y ungido ahora con tintes mesiánicos por los suyos. La sucesión de Llamazares, como antes la de Anguita, se antojaba complicada, "una larga travesía por el desierto", concedía el jefe de campaña Ramón Luque, que ayer llegó a buen puerto. En la comparación con Llamazares, Cayo Lara presenta un discurso sin aristas, tan llano como las lomas de su Ciudad Real natal, al que se le puede tachar de optimista, pero nunca de poco sincero. “No podéis ni imaginaros lo que se agradece la alegría en casa de los pobres”, empleó para arrancar su rueda de prensa entre ovaciones. Sus afiliados le respondieron con un “aquí está, la izquierda de verdad”, que comparte tonadilla con “esta es, la juventud del Papa”, y absolutamente nada más.

El mensaje de esta IU renacida es anticapitalista, sí, pero no deja de proponer opciones: “Queremos un nuevo modelo de producción, con los sindicatos, con los obreros, con todos. Un modelo que funcione y que, sobre todo, sea una alternativa para el capitalismo devorador de libertades que hoy impera en la sociedad”, prometió el candidato que debutará en el Congreso en la legislatura entrante. No será el único, ya que solo Llamazares y José Luis Centella conocen los interiores del edificio sito la Carrera de San Jerónimo. Los ochos restantes son noveles, hasta ahí llega la renovación del partido.

Siempre contra el sistema D'Hont

Pero si algo no olvida Lara son los palos de la Ley Electoral. En un momento de su comparecencia mostró dos folios: uno con un 11 impreso y otro con el número 25. "Estos son los diputados (25) que tendríamos que haber tenido por número de votos, y estos los que tenemos (11)". Sus razones tiene pues, con cinco veces más apoyos, solo aventaja en cuatro representantes a Amaiur. Más sangrante es el caso de CiU, que con 600.000 votos menos ocupará 16 escaños. "Mientras, el Partido Popular muestra una mayoría absoluta que no tiene. Les apoya un 44% de los españoles y, que yo sepa, la mayoría es a partir del 51%", denunció Lara.

Y si ayer existía el riesgo de desbandada entre los comunistas, hoy el líder de IU mira a los ojos al futuro: "Hoy (por ayer) se reabre el camino para conquistar los sueños perdidos. Necesitaremos agrupar al resto de las fuerzas de la izquierda para que podamos conseguir nuestros objetivos a medio-largo plazo. Porque nuestra meta en ese plazo es acceder al Gobierno".

Un 20 de noviembre, hace ya unos cuantos años, los acontecimientos le mostraron al Partido Comunista que había futuro para ellos. Ayer, 20-N otra vez, su vástago Izquierda Unida respiró tranquila sabiéndose de nuevo importante en el Congreso de los Diputados. El desplome de 2008, cuando IU solo consiguió 2 escaños, situó la espada de Damócles sobre una formación descabezada y neutralizada por  la pujanza socialista. Por eso las elecciones de ayer eran clave para saber si recogían los trastos y se marchaban a  casa o si la nación les guardaría un puñado de asientos en la Cámara Baja. Se dio el segundo caso.

Cayo Lara Izquierda Unida