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Rubalcaba ya carga con la “maldición” de ser el candidato oficial del PSOE
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UTILIZA EL DEBATE PARA REFORZAR SU LIDERAZGO

Rubalcaba ya carga con la “maldición” de ser el candidato oficial del PSOE

El debate de investidura de Mariano Rajoy sirvió ayer para que Alfredo Pérez Rubalcaba continuara, sin novedad en el frente, con su hoja de ruta hacia

Foto: Rubalcaba ya carga con la “maldición” de ser el candidato oficial del PSOE
Rubalcaba ya carga con la “maldición” de ser el candidato oficial del PSOE

El debate de investidura de Mariano Rajoy sirvió ayer para que Alfredo Pérez Rubalcaba continuara, sin novedad en el frente, con su hoja de ruta hacia la secretaría general del PSOE. Su intervención como jefe de la oposición ha reforzado su perfil de candidato oficial y continuista, pese a que en el partido esa denominación se considera una “maldición”. La historia reciente de los socialistas, incluso en otros países como Francia, ha demostrado que, en votaciones abiertas, los candidatos que abogan por la renovación tienen ventaja frente a los que se identifican con el “aparato”. No obstante, Rubalcaba pretende sacar ventaja precisamente de sus galones en Ferraz y el Grupo Parlamentario para lanzarse a la conquista del liderazgo.

“Rubalcaba ha superado otra etapa”, apuntaron fuentes socialistas, después de que el ex vicepresidente se examinara ante Rajoy en la tribuna del Congreso. Aunque el líder del PP era quien se sometía su proyecto de Gobierno al escrutinio de la Cámara, el candidato del PSOE debía demostrar a los suyos que ha superado la traumática derrota del 20 de noviembre, y que su discurso todavía es válido para ejercer la oposición ante la mayoría absoluta de la derecha.

Para ello, conjugó las propuestas de pacto con ataques a Rajoy por ocultar sus planes para reducir el déficit, no garantizar los derechos civiles, apostar por la energía nuclear o amenazar el principio de igualdad en la educación pública. El discurso de Rubalcaba como líder del Grupo Parlamentario Socialista se asemejó mucho al que desplegó como candidato en las generales y, de hecho, reivindicó sus propuestas electorales más conocidas. Una vez más, abogó por crear un impuesto de grandes fortunas, revisar el calendario de reducción del déficit público, cerrar las plantas nucleares, aprobar las leyes de muerte digna e igualdad, o impedir que el Estado compre activos tóxicos de los bancos.

Al igual que en el debate electoral, trató de que Rajoy concretara sus medidas económicas, aunque apenas pudo arrancarle que su “intención” es no subir el IVA, o que no devolverá la edad de jubilación a los 65 años. Pero igual que en el debate televisado, Rubalcaba se dirigió fundamentalmente a los suyos, que deben elegir al próximo secretario general del PSOE en febrero.

El riesgo de ser pre-candidato

Pese a que en Ferraz hay quien sostiene que la figura del pre-candidato no ofrece ninguna ventaja a figuras tan conocidas como Rubalcaba o Carme Chacón, el ex vicepresidente puede anunciar sus intenciones antes de que comiencen las asambleas donde se eligen los delegados al Congreso del partido, es decir, durante las fiestas navideñas o en los primeros días de enero. La posibilidad de ejercer como pre-candidato conlleva un riesgo de erosión y desgaste, del que se libra el aspirante que surge directamente en el cónclave. Además, se corre el peligro de aparecer como un candidato del aparato u oficialista.

Este factor es considerado una “maldición” en Ferraz, dados los precedentes de José Bono en el Congreso de 2000, cuando fue derrotado por Zapatero; la victoria de Josep Borrell en primarias frente a Joaquín Almunia o, más recientemente, de Tomás Gómez ante Trinidad Jiménez. Sin embargo, Rubalcaba parece estar dispuesto a utilizar esta circunstancia a su favor, tomando la delantera a Chacón ante los delegados y barones del partido, ya que difícilmente podría disimular su larga trayectoria en el PSOE.

Una trayectoria que el líder provisional de los socialistas está dispuesto a alargar, al menos, cuatro años más. Tras debatir con Rajoy, Rubalcaba ya ha comenzado a planificar cómo será la legislatura, y está convencido de que el Ejecutivo del PP acabará aceptando algunas de sus tesis, como la prórroga para cumplir con el recorte del déficit. Entre sus bazas está su coordinación con los partidos socialistas europeos y la esperanza de que desplacen del poder a Merkozy en Francia y Alemania. Claro que, primero, deberá librarse de la maldición del oficialismo.

El debate de investidura de Mariano Rajoy sirvió ayer para que Alfredo Pérez Rubalcaba continuara, sin novedad en el frente, con su hoja de ruta hacia la secretaría general del PSOE. Su intervención como jefe de la oposición ha reforzado su perfil de candidato oficial y continuista, pese a que en el partido esa denominación se considera una “maldición”. La historia reciente de los socialistas, incluso en otros países como Francia, ha demostrado que, en votaciones abiertas, los candidatos que abogan por la renovación tienen ventaja frente a los que se identifican con el “aparato”. No obstante, Rubalcaba pretende sacar ventaja precisamente de sus galones en Ferraz y el Grupo Parlamentario para lanzarse a la conquista del liderazgo.

Alfredo Pérez Rubalcaba