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Los bajos salarios frenan el fichaje de altos cargos ajenos a la estructura del PP
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DE GUINDOS, MONTORO Y SORIA, CON MÁS DIFICULTADES PARA CERRAR EL EQUIPO

Los bajos salarios frenan el fichaje de altos cargos ajenos a la estructura del PP

La austeridad salarial en el sector público respecto del sector privado -en particular entre los altos cargos- está frenando la contratación de ‘caras nuevas’ en la

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Los bajos salarios frenan el fichaje de altos cargos ajenos a la estructura del PP

La austeridad salarial en el sector público respecto del sector privado -en particular entre los altos cargos- está frenando la contratación de ‘caras nuevas’ en la Administración. En palabras de alguien que conoce bien al nuevo equipo económico de Rajoy, “Guindos y Montoro o José Manuel Soria tendrán serias dificultades para convencer a algunos expertos de que se vayan a sus ministerios”, asegura. ¿La causa? Los bajos salarios que se pagan en la Administración, donde un secretario de Estado tiene una retribución anual de 67.053 euros brutos al año, incluyendo complementos, aunque no productividad.

Las dificultades para fichajes ajenos a la Administración afectan a todos los departamentos ministeriales, pero sobre todo a los económicos, donde los sueldos en el sector privado (bancos, aseguradoras, patronales o grandes empresas) son más elevados. De hecho, algunos de los colaboradores de Guindos y Montoro durante su anterior etapa de Gobierno ya han pasado a la empresa privada, y hoy por hoy la impresión que existe es que prácticamente ninguno está dispuesto a volver con sus antiguos jefe en las actuales condiciones económicas. Aunque es evidente que el reto político es un aliciente.

Alguna de las anteriores colaboradoras de De Guindos (como Belén Romana) es hoy consejera de Banesto, mientras que antiguos subordinados de Montoro están instalados en diferentes despachos profesionales con retribuciones muchos más altas y, desde luego, trabajo más tranquilo.

Entre las nuevas incorporaciones que se barajan para ser secretario de Estado de Economía está la de Alberto Nadal, hermano del nuevo director de la Oficina Económica del presidente, Álvaro Nadal, que ocupa actualmente un alto cargo en la patronal CEOE.  Fuentes solventes, sin embargo, sostienen que esta posibilidad se ha cerrado porque su nombre suena como sustituto de José María Lacasa como secretario general de CEOE. Lacasa viene de los tiempos de Gerardo Díaz-Ferrán y su relevo se interpreta como un guiño de Juan Rosell al Partido Popular, con quien mantiene unas relaciones distantes. Alberto Nadal, como su hermano técnico comercial del Estado,  es actualmente director adjunto a la Secretaría General de la CEOE.

Entre los puestos más complicados de cubrir está el de secretario de Estado de Energía, para el que se requiere gran preparación técnica si no se quieren repetir errores del pasado, cuando anteriores Gobiernos nombraron para el puesto a cargos de escasa cualificación para un puesto tan complejo. Sobre todo teniendo en cuenta que el nuevo responsable tendrá que ‘lidiar’ con un sector acostumbrado a influir en el Ministerio de Industria. Y ofrecer menos de 70.000 euros al año se presume como un aliciente al menos escaso.

Esta ausencia de incentivos económicos puede explicar que el nuevo Gobierno se vea obligado a ‘tirar’ de profesionales cercanos al Partido Popular en lugar de buscar a los ‘mejores’, como había prometido Rajoy durante la campaña electoral.

Según las fuentes, el Consejo de Ministros aprobará hoy una primera tanda de nombramientos, pero algunos de los más importantes tendrán que demorarse a la espera de encontrar al candidato más idóneo que acepte perder dinero a su paso por la Administración.

La austeridad salarial en el sector público respecto del sector privado -en particular entre los altos cargos- está frenando la contratación de ‘caras nuevas’ en la Administración. En palabras de alguien que conoce bien al nuevo equipo económico de Rajoy, “Guindos y Montoro o José Manuel Soria tendrán serias dificultades para convencer a algunos expertos de que se vayan a sus ministerios”, asegura. ¿La causa? Los bajos salarios que se pagan en la Administración, donde un secretario de Estado tiene una retribución anual de 67.053 euros brutos al año, incluyendo complementos, aunque no productividad.