Es noticia
La otra cara del congreso del PSOE: mi voto por un puesto en las andaluzas
  1. España
LUCHA POR GANARSE A LA MAYOR FEDERACIÓN DEL PARTIDO

La otra cara del congreso del PSOE: mi voto por un puesto en las andaluzas

Andalucía se ha convertido en objeto de deseo de cualquier candidato que se precie y quiera dirigir el PSOE. Se trata de una federación con el

Foto: La otra cara del congreso del PSOE: mi voto por un puesto en las andaluzas
La otra cara del congreso del PSOE: mi voto por un puesto en las andaluzas

Andalucía se ha convertido en objeto de deseo de cualquier candidato que se precie y quiera dirigir el PSOE. Se trata de una federación con el 25% de los votos en un congreso federal. Como dice José Antonio Griñán, Almería sola tiene más presencia en un cónclave así que el País Vasco. Sin embargo, los contactos que se están produciendo para captar el voto andaluz, el primero de ellos el de Pérez Rubalcaba con Griñán, no son en realidad más que juegos de salón. Nadie en el PSOE-A es capaz de garantizar el apoyo de los delegados, ni siquiera el secretario general del partido y presidente de la Junta. La guerra interna que sacude al socialismo del Sur hace imposible que alguien pueda sentarse a negociar con un candidato y prometerle que cuenta con el 25% de los delegados del congreso que se celebrará en Sevilla a primeros de febrero.

Sólo por aludir a los casos más significativos, Gaspar Zarrías, dueño y señor de Jaén, se alinea con el manifiesto inspirado por el entorno de Rubalcaba; Mar Moreno, consejera de Presidencia, apoya a Carmen Chacón; Manuel Chaves y su tribu gaditana están más cerca de Rubalcaba; Susana Díaz, secretaria de Organización y mano derecha de Griñán en el partido, busca la vicesecretaría general con un poder que se le supone. ¿Y Griñán? El presidente de la Junta y secretario general del partido insiste en no inclinarse por ningún candidato real o presumible. Sin embargo, esta actitud, más que a la ecuanimidad, responde a la prudencia: si el presidente optara por un candidato concreto, habría un importante sector del partido que se situaría en contra y optaría por la alternativa para debilitar al secretario general del PSOE andaluz.

El negocio de las listas

Sin embargo, la clave de la actitud de un importante sector del PSOE en Andalucía no está tanto en el congreso sino en la influencia que va a tener la nueva dirección del partido en las listas electorales de las elecciones autonómicas, que se celebrarán el mes siguiente. Si Griñán sale fortalecido del congreso federal de Sevilla y consigue colocar a peones de su confianza en la cúpula del partido, como es el caso de Susana Díaz, los críticos de Cádiz, Jaén, Málaga y otras provincias pueden considerarse excluidos del paraíso, es decir, de la única posibilidad de supervivencia que va a tener el PSOE: las listas electorales para llegar al Parlamento andaluz como último cobijo para un futuro de travesía del desierto.

Si en la esquizofrenia que envuelve las noches congresuales del PSOE, donde se juegan puestos en  la ejecutiva y poderes territoriales, los candidatos tienen que negociar con Zarrías y su tribu de Jaén; Chaves y la suya de Cádiz –en sintonía con la anterior-, o los rebeldes de Málaga y otras provincias, lo que se pondrá sobre la mesa será arrebatarle a Griñán el control de las listas a las autonómicas. Es decir, se negociarán votos de grupos de delegados por puestos en las candidaturas: yo te apoyo y tú me salvas ante el largo invierno que nos espera.

El temor al estallido y el compañero taxista

La convulsión que late en el seno del PSOE-A es tal que nadie se atreve a provocar un estallido con el más mínimo gesto. El propio José Antonio Griñán aún no ha aclarado si se presentará a las elecciones por Córdoba o por Sevilla. ¿Chauvinismo compartido? Nada de eso. Griñán sabe que le interesa agotar el máximo posible de tiempo antes de desvelar en qué lista decide colocarse porque allí donde llene un hueco habrá menos que repartir para los señores feudales del lugar, y en Sevilla las navajas vuelven a tiritar bajo el polvo envenenadas por las consecuencias electorales que pueda tener el escándalo de los ERE.

En este escenario, cualquier amago de negociación o visita al caer la tarde a la casa de Griñán no es más que un gesto romántico entre camaradas de una casa común que se descompone. En Andalucía, para negociar apoyos en un congreso, dada la actual situación en la que se encuentra el partido, un candidato tiene que empezar a hablar con la azafata del AVE, después con el taxista y terminar con el guardaespaldas de Griñán. Ninguno de ellos tiene puesto relevante en el partido, pero es posible que algunos sí cuenten con voto delegado. Y en un congreso federal, cada cual es dueño de un destino que para los andaluces tiene mucho que ver con las elecciones de la supervivencia.

Andalucía se ha convertido en objeto de deseo de cualquier candidato que se precie y quiera dirigir el PSOE. Se trata de una federación con el 25% de los votos en un congreso federal. Como dice José Antonio Griñán, Almería sola tiene más presencia en un cónclave así que el País Vasco. Sin embargo, los contactos que se están produciendo para captar el voto andaluz, el primero de ellos el de Pérez Rubalcaba con Griñán, no son en realidad más que juegos de salón. Nadie en el PSOE-A es capaz de garantizar el apoyo de los delegados, ni siquiera el secretario general del partido y presidente de la Junta. La guerra interna que sacude al socialismo del Sur hace imposible que alguien pueda sentarse a negociar con un candidato y prometerle que cuenta con el 25% de los delegados del congreso que se celebrará en Sevilla a primeros de febrero.