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Madrid, de levantar 'macroproyectos' a prescindir "de todo lo que se pueda"
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EL CONSISTORIO MADRILEÑO PAGA POR EL SOTERRAMIENTO DE LA M-30 DIARIAMENTE 847.000 EUROS

Madrid, de levantar 'macroproyectos' a prescindir "de todo lo que se pueda"

Se acabaron los aires de grandeza de Madrid. Un micrófono abierto jugó una mala pasada a la presidenta Esperanza Aguirre, que con solo cinco palabras, “no

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Madrid, de levantar 'macroproyectos' a prescindir "de todo lo que se pueda"

Se acabaron los aires de grandeza de Madrid. Un micrófono abierto jugó una mala pasada a la presidenta Esperanza Aguirre, que con solo cinco palabras, “no tenemos un puto duro”, resumía la situación en la que se encuentra la Comunidad de Madrid, la tercera más endeudada (15.191 millones de euros) tras Cataluña y Valencia. Ruiz Gallardón, el por entonces primer edil y hoy ministro de Justicia, reconocía ante esa antena abierta la pésima situación que atraviesa Madrid, el Consistorio más endeudado de España: “Ni nosotros tampoco”.

Para ahorrar 83 millones, el 0,5% de la deuda global, Aguirre ha decidido penalizar a los funcionarios que estén de baja y ampliar dos horas a la semana su jornada laboral. Los abonos de transporte para los residentes de provincias limítrofes son este año más caros, y ha cambiado la normativa para impulsar la privatización de la empresa pública que gestiona el agua. Fue la presidenta de la Comunidad la que se esmeró en movilizar a los líderes regionales para devolver al Ejecutivo central las competencias que más cuestan a las regiones. 

A pesar de los rifirrafes que siempre han mantenido enfrentados a Aguirre y Gallardón, antes de las elecciones del 20-N presidenta y alcalde llegaron a un acuerdo ante el evidente cambio de Gobierno y las aspiraciones de los dos de ser uno de los elegidos del presidente Mariano Rajoy: la Comunidad asumía en solitario el Metro de Madrid a cambio de 140 millones y Ana Botella, actual regidora de la capital, se encarga de pagar el coste de los casos que el SAMUR atienda en la capital, antes a cuenta de la Comunidad.

La ex primera dama tiene ahora que ingeniárselas como pueda para asumir los 6.891 millones de euros de deuda que hereda del ministro de Justicia. Cuenta con un punto a su favor: la comunicación con Aguirre es mucho más abierta que la que la lideresa mantenía con Gallardón, por lo que la esposa de José María Aznar tendrá mucho más fácil que su antecesor el reparto de concesiones derivado de la eliminación de duplicidades que pueden producirse en las próximas fechas.

Se acabaron los macroproyectos: llega la austeridad

Botella puede ir olvidándose de los sueños de Madrid. Varios macroproyectos que Gallardón levantó en ocho años costaron mucho más de lo presupuestado y son los causantes de dejar las arcas públicas en los huesos. El caso más llamativo es el soterramiento de la M-30, que cuesta diariamente durante 35 años al erario municipal 847.000 euros. En renovar el Manzanares se invirtieron 410 millones de euros y otros 300 fueron a parar a la Caja Mágica, concebida como la joya de la corona del tenis mundial y que hoy es una de los mayores quebraderos de cabeza para el Ayuntamiento.

En su discurso de investidura, la ex primera dama no quiso dar más disgustos a los madrileños, anunció que los tres años que va a estar al frente de Madrid los va a dedicar a la “austeridad” y prometió que no subiría los impuestos. Lejos queda ya la intención de destinar dinero público a peatonalizar calles del centro de la ciudad, como la calle Serrano o la Puerta del Sol, levantar la Caja Mágica para un sueño olímpico todavía sin cumplir o invertir 124,5 millones de euros en modernizar el Palacio de Cibeles, donde se trasladó el equipo de Gobierno local.

La alcaldesa, que soporta en su Consistorio el 25% del peso de la deuda de todos los ayuntamientos de España, quiere convertir a Madrid en el ejemplo de ciudad que sale de la crisis. Para conseguirlo, se ha marcado dos directrices: gastar cada euro en algo que sea “absolutamente prioritario” y prescindir de “todo lo que se pueda prescindir”.

Se acabaron los aires de grandeza de Madrid. Un micrófono abierto jugó una mala pasada a la presidenta Esperanza Aguirre, que con solo cinco palabras, “no tenemos un puto duro”, resumía la situación en la que se encuentra la Comunidad de Madrid, la tercera más endeudada (15.191 millones de euros) tras Cataluña y Valencia. Ruiz Gallardón, el por entonces primer edil y hoy ministro de Justicia, reconocía ante esa antena abierta la pésima situación que atraviesa Madrid, el Consistorio más endeudado de España: “Ni nosotros tampoco”.

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