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Prostitución, desgobierno, deudas… Rajoy calla ante los ataques a la marca España
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EL GOBIERNO ULTIMA SU ESTRATEGIA DE DIPLOMACIA PÚBLICA

Prostitución, desgobierno, deudas… Rajoy calla ante los ataques a la marca España

La imagen de España ha sufrido en los últimos quince días una ofensiva desde el exterior en varios frentes, sin que el Gobierno haya contraatacado con

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Prostitución, desgobierno, deudas… Rajoy calla ante los ataques a la marca España

La imagen de España ha sufrido en los últimos quince días una ofensiva desde el exterior en varios frentes, sin que el Gobierno haya contraatacado con la misma intensidad en defensa de la reputación nacional. A juzgar por los mensajes difundidos desde Estados Unidos, Alemania, Italia o Francia,  España se ha convertido en el paraíso de la prostitución, sigue los pasos de la economía griega, es la gran preocupación de Bruselas y, por si fuera poco, Mariano Rajoy ha estado escondiendo los Presupuestos Generales por cuestiones partidistas. Todo ello, mientras Argentina amenaza con arrebatar la petrolera YPF a Repsol.

La escasa reacción del Ejecutivo ante este torrente de apreciaciones negativas sobre la llamada marca España contrasta con la que tuvo lugar en febrero a propósito de la polémica con los guiñoles franceses. Entonces, cuando este programa de humor cuestionó la limpieza de los exitosos deportistas españoles, el Gobierno movilizó a la Embajada en París, y desde Rajoy al titular de Exteriores, José Manuel García-Margallo, pasando por el ministro de Educación, José Ignacio Wert, salieron en defensa de lo que consideraron un interés nacional de primer nivel.

No ha sucedido ahora lo mismo, aunque los desafíos parecen si cabe más importantes. Así, Nicolas Sarkozy ha decidido utilizar la imagen de España como arma electoral para disuadir al electorado francés de votar por el socialista Françoise Hollande. El presidente galo ha comparado en diversas ocasiones la situación de la economía española con la de Grecia, destacando “la incapacidad de incumplir con los compromisos” o su “crisis de confianza”.

Alfredo Pérez Rubalcaba criticó ayer el silencio de Rajoy y le reclamó que defienda a su país de los comentarios de Sarkozy. No obstante, el ministro de Economía, Luis de Guindos, se limitó a recordar el contexto electoral del país vecino, mientras que el vicesecretario del PP, Carlos Floriano, también trató de templar la situación matizando que el presidente francés solo quería mostrar a dónde “pueden llevar las políticas socialistas”.

Sin embargo, no se trata de una situación nueva, ya que el primer ministro italiano, Mario Monti, ya torpedeó la confianza en España en marzo advirtiendo de los motivos de “preocupación” que está dando a toda Europa. El Gobierno italiano rectificó parcialmente estas declaraciones tras una petición del español, pero Rajoy, en su primera aparición pública tras el ataque, prefirió quitar hierro al asunto afirmando que las declaraciones de Monti eran “cosa del pasado”.

Derroche y prostitución

Por otra parte, la prensa internacional de prestigio tampoco da signos de confianza en España, pese a las reformas y recortes anunciados por el Ejecutivo. El semanario alemán Der Spiegel analizaba la semana pasada la deuda que arrastra el Ayuntamiento de Madrid, a la vez que recordaba los lujos heredados que rodean a Ana Botella o recordaba la mala salud de las cuentas autonómicas y estatales. Entre otras cosas, el artículo daba por hecho que Rajoy había ocultado por razones tácticas los Presupuestos Generales a la espera de los comicios en Andalucía.

Asimismo, The New York Times sorprendía el pasado viernes con un reportaje donde retrataba a España como el paraíso de la prostitución. El diario estadounidense explica el volumen que este negocio ha adquirido en La Junquera, municipio catalán fronterizo con Francia, con el elocuente título de “En España, mujeres esclavizadas por el boom del turismo de burdel”.

Diplomacia pública, por primera vez en España

Frente a este tipo de amenazas a la reputación, el Gobierno de Rajoy ultima su plan de diplomacia pública y marca país, que será presentado el próximo día 25, aunque entre tanto se haya echado en falta un contraataque desde Moncloa o a nivel ministerial. Con la vista puesta en el largo plazo, Exteriores continúa conformando su estructura dedicada a la diplomacia pública y económica, que incluye la participación de los grandes empresarios y figuras del mundo de la cultura o el deporte, así como la coordinación de todos los recursos públicos y fundaciones.

Se trata de una de las prioridades de Margallo y, pese a las restricciones presupuestarias, cuenta con el aval personal de Rajoy, y con el respaldo de las multinacionales españolas. Una de las primeras actuaciones de esta nueva estructura gubernamental ha consistido en coordinar a los embajadores para unificar argumentos en defensa de la economía o, tras la sentencia condenatoria al juez Baltasar Garzón, para explicar en el exterior las características de este procedimiento. No obstante, desde el Ejecutivo se recuerda que cambiar la imagen de España es una tarea que requiere años y que, pese a las promesas de gobiernos previos, es la primera vez que se pone en marcha.

La imagen de España ha sufrido en los últimos quince días una ofensiva desde el exterior en varios frentes, sin que el Gobierno haya contraatacado con la misma intensidad en defensa de la reputación nacional. A juzgar por los mensajes difundidos desde Estados Unidos, Alemania, Italia o Francia,  España se ha convertido en el paraíso de la prostitución, sigue los pasos de la economía griega, es la gran preocupación de Bruselas y, por si fuera poco, Mariano Rajoy ha estado escondiendo los Presupuestos Generales por cuestiones partidistas. Todo ello, mientras Argentina amenaza con arrebatar la petrolera YPF a Repsol.

Mariano Rajoy Banco de España