Los sindicatos advierten a Rajoy que seguirán plantándole cara en las calles

Las políticas de ajuste y el récord de 5,6 millones de parados han conseguido reavivar tímidamente la fiesta del Primero de mayo, aunque una mayoría sigue dedicando esta jornada festiva al descanso en lugar de a la reivindicación. La manifestación principal ha recorrido el centro de Madrid con los líderes de UGT y CCOO, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, al frente, acompañados de representantes políticios como la portavoz parlamentaria del PSOE, Soraya Rodríguez; y el coordinador general de IU, Cayo Lara. Sin embargo, la afluencia ha estado muy lejos de otras marchas celebradas en los últimos meses, como la que tuvo lugar con motivo de la huelga general o contra los recortes en el mes de febrero.

La lluvia ha deslucido la manifestación de la capital, congregando más paraguas que pancartas, y abocando a la multitud a huir hacia el suburbano una vez alcanzada la Puerta del Sol. Aguantando el chaparrón, los más fieles aguardaron a los discursos de Méndez y Toxo, que advirtieron al Gobierno de Mariano Rajoy que seguirán plantando cara a sus reformas en las calles de toda España. La estrategia de movilizaciones ocupa ahora la agenda de las centrales sindicales, y cada protesta supone el anticipo de una nueva convocatoria, aunque el Ejecutivo haya hecho oídos sordos a sus demandas, y haya replicado que las reformas seguirán cada viernes en cada Consejo de Ministros.

“Tardaremos más o menos pero esta reforma no va a presidir las relaciones laborales para siempre. El día 29 no es el final, el Primero de Mayo no es el final, saldremos a las calles aunque les moleste, para que esto cambie”, ha advertido Toxo. Por su parte Méndez ha afirmado que el Ejecutivo busca “la demolición de los servicios públicos”, y denunció que la “dignidad y honorabilidad” de los trabajadores públicos está siendo”denigarada”. Los líderes sindicales han disparado también contra Esperanza Aguirre, a quien no perdonan que haya comparado las manifestaciones en España con los disturbios en Grecia, o que pidiera a Rajoy que intensificara los recortes.

Mientras el chaparrón lo permitió, los manifestantes desfilaron desde Neptuno a Sol, pasando por Cibeles y la calle Alcalá con los habituales cánticos de “esto nos para por un gobierno facha”, “el pueblo unido, jamás será vencido” y gritos a favor de una nueva huelga general, pese a que apenas ha pasado un mes desde el último paro. Junto a las banderas de UGT y CCOO, han animado la marcha la Juventudes Socialistas y las clásicas enseñas republicanas. Los sindicatos han llegado a cifrar la movilización de la capital en 100.000 personas, y en un millón para todo el país, un número que parece exagerado a la espera de la versión de las autoridades, pero que muestra cierto alivio de las centrales por haber superado la afluencia de anteriores Primero de mayo.

El PSOE se vuelca con los sindicatos

Las manifestaciones han contado con el apoyo total del PSOE, que ayer hizo un llamamiento a salir a la calle y oponerse a las políticas de Rajoy. Soraya Rodríguez y otros dirigentes como Jesús Caldera han estado presentes en la marcha de Madrid, mientras que la número dos del partido, Elena Valenciano, ha participado en la de Valencia. “Este no es un Primer de mayo cualquiera”, sostuvo Valenciano, “es el primero en el que están realmente en riesgo los derechos conseguidos en los últimos treinta años”. Los socialistas han alineado su estrategia con la de los sindicatos, recomponiendo una relación deteriorada durante la última etapa de José Luis Rodríguez Zapatero, con la esperanza de recuperar así parte del importante apoyo social perdido el 20-N.

Para mayo está prevista otra gran movilización para celebrar el primer aniversario del movimiento 15-M, y constituirá también una buena oportunidad para medir quién cuenta con mayor capacidad de convocatoria, si las centrales sindicales o los indignados.