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“¿Dónde están los millones de parados?; ¿por qué no han venido a manifestarse?”
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EL PRIMERO DE MAYO PASA SIN GRANDES MOVILIZACIONES

“¿Dónde están los millones de parados?; ¿por qué no han venido a manifestarse?”

Y de nuevo, manifestación. Las marchas del Primero de mayo se celebraron ayer dentro de una secuencia de protestas que comenzó antes incluso de que el

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“¿Dónde están los millones de parados?; ¿por qué no han venido a manifestarse?”

Y de nuevo, manifestación. Las marchas del Primero de mayo se celebraron ayer dentro de una secuencia de protestas que comenzó antes incluso de que el Gobierno cumpliera sus primeros cien días, y que prometen continuar indefinidamente. “El día 29 no es el final, el Primero de mayo no es el final, saldremos a las calles aunque les moleste, para que esto cambie”, advirtió Ignacio Fernández Toxo. Pero el desgaste de haber convocado dos jornadas de reivindicación en solo tres días, en pleno puente y con lluvia, pasó factura a los sindicatos: ninguna de las dos últimas manifestaciones pudo igualar en afluencia a las de meses anteriores.

En Madrid, la marcha principal partió de Neptuno con dirección a la Puerta del Sol, plaza convertida en símbolo de las protestas ciudadanas. “Hoy estamos de nuevo aquí en la Puerta del Sol, en un espacio público, ejerciendo nuestro derecho democrático. O ¿acaso esta señora pretende privatizar también la Puerta del Sol?”, proclamó Cándido Méndez en referencia a Esperanza Aguirre. La presidenta madrileña recibió varios dardos de los líderes sindicales, todavía indignados por la comparación que hizo entre sus reivindicaciones y los disturbios en Grecia. Tan poca es la estima que los sindicatos tienen hacia Aguirre, que hasta la culparon de las nubes negras que descargaron sobre los manifestantes, aguando así el fin de fiesta.

La lluvia convirtió la manifestación en una procesión de paraguas, desplazó a un buen puñado de participantes hacia marquesinas y soportales en busca de refugio, y aceleró el recorrido por la calle Alcalá. Pero Toxo, pañuelo rojo al cuello estilo San Fermín, y Méndez avanzaron con paso firme a la cabeza de la marcha, seguidos de figuras como la portavoz parlamentaria del PSOE, Soraya Rodríguez, o el coordinador general de IU, Cayo Lara. Y es que Mariano Rajoy ha conseguido unir de nuevo a PSOE, IU y sindicatos bajo las mismas consignas.

Los lemas “trabajo, dignidad, derechos” y “quieren acabar con todo”, se mezclaron con pancartas caseras que exhibían tijeras, rechazo a los recortes, alusiones al polémico proyecto de Eurovegas como metáfora de la reforma laboral o un simple aviso: “Violencia es cobrar 600 euros”. Entre el ejército de banderas de CCOO y UGT se podían ver también enseñas republicanas o de Palestina, mientras que algunos, previsores, lucían el chubasquero verde con lemas a favor de la escuela pública. Tampoco faltaron las Juventudes Socialistas, casi una excepción en una marcha con escasos jóvenes y muchos sindicalistas con trienios.

Más allá del simbolismo del Primero de mayo, esta jornada permitía un buen abanico de posibilidades para protestar a los sindicatos: 5,6 millones de parados, reforma laboral, 10.000 millones de recortes en educación y sanidad, amnistía fiscal, copago farmacéutico, subida del transporte público en Madrid... “Y encima Rajoy insiste en que cada viernes habrá más. Cada viernes otra reforma, para que te fastidies”, decía uno de los manifestantes indignados, mientras otro gritaba con sorna: ¡Cuidado con las carteras que Montoro anda por aquí!”.

Otra huelga general

Los animadores de la marcha volvieron a reclamar otro paro nacional (“así, así, contra los recortes ni un paso atrás, contra los recortes, huelga general”, “hace falta ya una huelga, una huelga..”), además de recurrir a los clásicos: “vamos de culo”, “esto nos pasa por un gobierno facha” o “el pueblo unido, jamás será vencido”. Todo por animar una jornada gris, en la que los españoles volvieron a preferir la escapada vacacional a la reivindicación.

El entusiasmo de los miles que desafiaron la lluvia y el puente festivo para manifestarse, una vez más en lo que llevamos de legislatura, no eclipsó una realidad evidente en muchos de los comentarios: “¿Dónde están los millones de parados? ¿Por qué no se manifiestan? ¿Por qué no viene tanta gente?”. Tras el auge de febrero, cuando las protestas por los primeros ajustes se unieron a la llamada primavera valenciana, y el irregular seguimiento de la huelga general, ayer regresó el debate sobre la escasa capacidad de canalizar el malestar ciudadano de los sindicatos. La próxima prueba para medir esta indignación será el día 12 de este mes, cuando el 15-M pretende celebrar su primer aniversario, también en Sol.

Y de nuevo, manifestación. Las marchas del Primero de mayo se celebraron ayer dentro de una secuencia de protestas que comenzó antes incluso de que el Gobierno cumpliera sus primeros cien días, y que prometen continuar indefinidamente. “El día 29 no es el final, el Primero de mayo no es el final, saldremos a las calles aunque les moleste, para que esto cambie”, advirtió Ignacio Fernández Toxo. Pero el desgaste de haber convocado dos jornadas de reivindicación en solo tres días, en pleno puente y con lluvia, pasó factura a los sindicatos: ninguna de las dos últimas manifestaciones pudo igualar en afluencia a las de meses anteriores.