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Las empresas españolas son las peor valoradas en la América de Evo y Kirchner
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LOS CIUDADANOS RECHAZAN LAS PRIVATIZACIONES

Las empresas españolas son las peor valoradas en la América de Evo y Kirchner

La expropiación de YPF por parte del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y la nacionalización de la filial de Red Eléctrica en Bolivia han incidido

Foto: Las empresas españolas son las peor valoradas en la América de Evo y Kirchner
Las empresas españolas son las peor valoradas en la América de Evo y Kirchner

La expropiación de YPF por parte del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y la nacionalización de la filial de Red Eléctrica en Bolivia han incidido en el debate sobre la fortaleza de la marca España, la potencia de su servicio diplomático, la debilidad de la economía y la inteligencia competitiva de sus multinacionales. Mientras ambos conflictos permanecen sin una solución a la vista, el Gobierno teme también por lo que pueda suceder en otros países como Venezuela o Ecuador. Una preocupación atizada por la mejorable imagen de las empresas españolas en América Latina y por el rechazo de la población a la privatización de los servicios.

Las compañías de nuestro país aprueban con un 6,57 en Hispanoamérica, pero son las peor valoradas, por detrás de las empresas del resto de potencias. EEUU obtiene un 6,73;  Holanda, un 6,78; Inglaterra, un 7,13; y Japón, un 7,69.  Así se refleja en el informe Valoración de las empresas españolas en América Latina del Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa elaborado en 2009 con financiación del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación. Según este estudio, “las empresas españolas sufren del ‘pecado original’ de haber entrado en América Latina en la década de los noventa mediante procesos de privatizaciones muy descalificados en la actualidad”.

Y es que la percepción de que las privatizaciones han sido beneficiosas para su país solo la mantiene el 36% de los ciudadanos, como recoge el Latinobarómetro de 2011. Del mismo modo, solo el 31% se muestra satisfecho con los servicios privatizados, una pobre cifra que se viene manteniendo estable en los últimos años. Por países, puede ayudar a comprender las acciones del Gobierno Argentino el hecho de que solo el 32% de su población valora positivamente las privatizaciones, mientras que el 36% está satisfecho con laos servicios que prestan.

Los datos se repiten en el continente. En Nicaragua, el 38% apoya las privatizaciones; en Bolivia, el 42%; en Ecuador, el 50%; en Venezuela, el 45%; en Guatemala, el 23%. Curiosamente, Chile ocupa el último lugar con solo un 20%. No obstante, estos sentimientos se conjugan con un notable apoyo a la existencia de la iniciativa privada, ya que una mayoría, el 65%, considera que es “indispensable para el desarrollo del país”. Claro que esta cifra de aprobación baja en Argentina hasta el 58%, en Bolivia, hasta el 56%, y en México, hasta el 55%.

El estudio del Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa aporta otras pistas sobre la imagen de las multinacionales españolas al otro lado del Atlántico. Más de la mitad de los encuestados opinaron que las empresas españolas se comportan social y medioambientalmente peor en América Latina, una posición que asciende hasta el 63,4% entre los argentinos. Los ciudadanos también creen que las multinacionales de nuestro país deben mejorar su relación con sus empleados, así como el respeto a los derechos humanos.

No quieren parecerse a España

“Si las empresas españolas quieren ser percibidas por la sociedad como socialmente responsables deben realizar esfuerzos importantes para asegurar la participación de los trabajadores y trabajadoras y el reconocimiento de sus derechos fundamentales. En muchos países, la falta de reconocimiento de los sindicatos como un interlocutor válido aparece como un obstáculo importante”, advierte el informe. Asimismo, se ha detectado que “la valoración de las organizaciones de defensa de los consumidores sobre la responsabilidad social corporativa de las empresas españolas es muy crítica. Problemas con la gestión de las reclamaciones, información sobre promociones, comisiones por servicios y errores en la aplicación de tarifas son parte de las reclamaciones cotidianas”.

A estos problemas hay que sumar la decreciente seducción que la sociedad española ejerce sobre la de América Latina. De acuerdo con el último Latinobarómetro, a la pregunta de a qué país les guastaría que el suyo se pareciera más, uno de cada cuatro ciudadanos respondió que a Estados Unidos, mientras que solo el 19% apostó por España. No obstante, esto no significa que la imagen global de España sea negativa. La buena percepción de nuestro país aumentó del 67 al 71% entre 2010 y 2011, casi igualando a EEUU, que se queda en un 72%. La Unión Europea en su conjunto también recibe un aprobado del 66%.

Tal vez por ello, y al margen del apoyo popular que han suscitado las últimas nacionalizaciones de empresas españolas, un 71% de los latinoamericanos pretende mantener una buena relación con España, país al que solo supera Estados Unidos con un 72%. Por todo ello, la esperanza para el futuro de las inversiones españolas en la región pasa tanto por esta buena imagen general, como por la “cierta identificación cultural que persiste”. 

La expropiación de YPF por parte del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y la nacionalización de la filial de Red Eléctrica en Bolivia han incidido en el debate sobre la fortaleza de la marca España, la potencia de su servicio diplomático, la debilidad de la economía y la inteligencia competitiva de sus multinacionales. Mientras ambos conflictos permanecen sin una solución a la vista, el Gobierno teme también por lo que pueda suceder en otros países como Venezuela o Ecuador. Una preocupación atizada por la mejorable imagen de las empresas españolas en América Latina y por el rechazo de la población a la privatización de los servicios.