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Rabat destituye a su cónsul en Girona por desatender a la comunidad marroquí
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criticó la coordinación entre mossos y policía

Rabat destituye a su cónsul en Girona por desatender a la comunidad marroquí

Mohamed el Harrak llevaba solo ocho meses en el cargo. Tras visitar Ripoll, dejó caer que la descoordinación entre Mossos y Policía permitió al imán terrorista adueñarse de la mezquita

Foto: El cónsul Mohamed el Harrak, con la alcaldesa de Girona, Marta Madrenas, en febrero de 2017. (Ayuntamiento de Girona)
El cónsul Mohamed el Harrak, con la alcaldesa de Girona, Marta Madrenas, en febrero de 2017. (Ayuntamiento de Girona)

Las autoridades de Marruecos han negado hasta la saciedad cualquier responsabilidad indirecta en los atentados de Cataluña del 17-A, pese a que todos los miembros de la célula terrorista, excepto uno, eran marroquíes y viajaban de cuando en cuando a su país de origen. “Se fueron de pequeños; algunos se marcharon de Marruecos cuando solo tenían unos meses” y se criaron en España, insistía de nuevo a principios de semana el policía Abdelhak Khiame, jefe de la Oficina Central de Investigaciones Judiciales.

Aun así, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Marruecos destituyó a mediados de esta semana a su cónsul en Girona, Mohamed el Harrak, que tan solo llevaba algo más de ocho meses en el cargo —tomó posesión el 28 de diciembre—, según indican fuentes diplomáticas.

Rabat no ha explicado los motivos de su decisión, pero las citadas fuentes indican que se le reprocha no haber prestado la suficiente atención a la comunidad musulmana en esa provincia, en la que residen unos 70.000 marroquíes o españoles de origen marroquí de los que cerca de 40.000 están inscritos en el consulado.

No deja de ser llamativo que Rabat sancione a uno de sus diplomáticos por su negligencia en el ejercicio de sus funciones y que, pese a los numerosos fallos policiales antes y después de que se produjeran los atentados de Barcelona y Cambrils, los Mossos d’Esquadra, la policía autonómica catalana, vayan a ser condecorados por el Parlament de Cataluña.

Cinco días después de los atentados, El Harrak se desplazó a Ripoll, el pueblo gerundense donde residían los integrantes de la célula, y se entrevistó con sus familiares, con el presidente de la comunidad islámica que contrató al imán, Abdelbaki es Saty, que a su vez reclutó a los terroristas, y con el alcalde, Jordi Munell.

A su regreso dio una entrevista al 'Diari de Girona' en la que formula veladas críticas tras expresar su incomprensión ante “unos jóvenes que han actuado de esta manera”. “Los integrantes de la comunidad islámica de Ripoll no sabían que este hombre tenía antecedentes” penales, declaró a propósito del imán. “La comunidad marroquí ha actuado por tanto correctamente”, añadió. “La policía debería buscar los antecedentes del imán y avisar a la comunidad”. “Puede ser que haya habido un error de coordinación entre los Mossos d’Esquadra y la Policía Nacional”.

A continuación, lamentaba El Harrak que “en España haya muchos imanes que carecen de la formación adecuada; es decir, que se han hecho imanes como quien busca trabajo de carpintero”. El argumento coincide con el empleado por las más altas autoridades de su país. “Un imán aprovechó la falta de control por el Estado para incrustarse en una mezquita improvisada y radicalizar a los jóvenes”, se lamentaba el policía Khiame en una entrevista, a principios de semana, con la radio pública 2M.

Por enésima vez, Khiame se ofreció a paliar esas carencias. “Nos gustaría echar una mano para la formación de imanes en España”, recalcaba. “Hemos abordado este asunto con nuestros homólogos españoles”, proseguía. “Es un tema que será debatido detalladamente en un futuro próximo”. “Los españoles solicitarán probablemente que imanes del consejo supremo de ulemas marroquíes orienten a la juventud musulmana en su territorio”, vaticinaba.

Rabat ha decidido, en cambio, reenviar a su puesto como cónsul general en Barcelona a Yassir Fares, que teóricamente dejó su cargo este verano. Fares, que llegó a la capital catalana en 2013, es uno de los diplomáticos más dinámicos del servicio exterior marroquí. Tiene una especial dedicación por los temas económicos. En la década pasada, fue consejero económico de la embajada de Marruecos en Madrid.

Las autoridades de Marruecos han negado hasta la saciedad cualquier responsabilidad indirecta en los atentados de Cataluña del 17-A, pese a que todos los miembros de la célula terrorista, excepto uno, eran marroquíes y viajaban de cuando en cuando a su país de origen. “Se fueron de pequeños; algunos se marcharon de Marruecos cuando solo tenían unos meses” y se criaron en España, insistía de nuevo a principios de semana el policía Abdelhak Khiame, jefe de la Oficina Central de Investigaciones Judiciales.

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