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La última lucha de ETA: que su disolución no se interprete como una derrota
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fin a 60 años de sanguinaria trayectoria

La última lucha de ETA: que su disolución no se interprete como una derrota

La cumbre internacional de Cambo culmina la estrategia que inició la banda terrorista en 2011, cuando asumió que había fracasado en su batalla armada, para tratar de ganar la batalla del relato

Foto: Simpatizantes de la izquierda abertzale piden la amnistía para los presos de ETA frente a Villa Arnaga de Cambo (Francia). (EFE)
Simpatizantes de la izquierda abertzale piden la amnistía para los presos de ETA frente a Villa Arnaga de Cambo (Francia). (EFE)

A medida que se iba acercando su irremediable final, ahogada por la falta de operatividad y la presión de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FSE), y con el rechazo de la sociedad vasca en sus cotas más altas, ETA ha ido preparando el terreno para llevarse a la tumba una victoria a futuro: la del relato. La obsesión de la banda terrorista ha sido no evidenciar una derrota, que en su lápida no conste que se fue vencida, que se rindió.

Ahí está su epitafio, una justificación de 60 años de actividad terrorista concentrada en apenas 30 líneas que se cierran con "ETA surgió de este pueblo y ahora se disuelve en él" a modo de triunfo. Este era el final que estaba en sus manos. Luego había otro final, el escrito con la letra del aval de la comunidad internacional, que también debía controlar. Para esto ha estado la cumbre internacional de Cambo-les-Bains, organizada por quienes han ejercido de mediadores de la banda terrorista para escenificar el adiós definitivo de ETA.

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Porque la declaración respaldada por Bertie Ahern, Gerry Adams, Jonathan Powell, Cuauhtémoc Cárdenas y Michel Camdessus asume el mensaje que quiere dejar ETA como legado: esto es, la banda terrorista se va para facilitar el proceso de paz y convivencia en el País Vasco y a partir de ahora hay que dar respuesta a sus históricas reivindicaciones. Y lo hace, además, adoptando su dialéctica, esa que habla de "presos políticos", esa que pone el acento en "todas las víctimas del conflicto", esa que obvia en todo momento el término "terrorismo" y esa que llama a una banda terrorista como "grupo" a secas. El trabajo de los últimos años de ETA, sus mediadores, su entorno y su brazo político ha dado sus frutos.

placeholder El fin de ETA recibe el aval de un grupo de personalidades políticas internacionales. (Reuters)
El fin de ETA recibe el aval de un grupo de personalidades políticas internacionales. (Reuters)

Buena parte de las personalidades internacionales presentes este viernes en Cambo ya estuvieron presentes en la Conferencia de Aiete, en San Sebastián, de octubre de 2011 que sirvió de pista de aterrizaje para que la banda terrorista decretase tres días después el fin de su actividad armada. Desde entonces, defienden, ETA ha "mantenido su palabra". Por contra, el Gobierno español, a quien habían interpelado en 2011 para "iniciar conversaciones para tratar exclusivamente las consecuencias del conflicto", no ha "correspondido". Por un lado, se "reconocen los pasos históricos" dados por ETA y "les damos una calurosa bienvenida", como su "desarme completo" del pasado año [aunque no entregó todas las armas y material explosivo], y, por otro, se reprocha a quien "solo recurre a medidas de seguridad y prisión" que "raramente son eficaces".

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La cumbre de Cambo para escenificar el fin de ETA ha culminado la estrategia que inició ETA en 2011, cuando admitió que había fracasado en su lucha armada, para tratar de ganar la batalla de la narración. Es sintomático que la información facilitada por la organización de este encuentro —el Grupo Internacional de Contacto liderado por el abogado sudafricano Brian Currin, el Foro Social Permanente y Bake Bidea— sobre lo ocurrido en los últimos siete años recoja exclusivamente pasos dados por ETA y su entorno o medidas adoptadas por terceros que han beneficiado a la banda terrorista para llegar a la fecha "histórica" del 3 de mayo de 2018. Más de 40 en total: manifestaciones por los "presos políticos" vascos, declaraciones del colectivo de presos vascos (EPPK), aportaciones de los "exiliados políticos vascos", actos organizados por entidades 'abertzales' y por los autoproclamados como "artesanos de la paz"… No faltan entre los logros para la causa sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), entre ellas las que deroga la Doctrina Parot, el Plan de Paz y Convivencia 2017-2020 del Gobierno vasco o el acercamiento de los presos de ETA acometido por el Ejecutivo francés.

La Conferencia de Aiete fue la pista de aterrizaje para que ETA decretase el alto el fuego en octubre de 2011 pero también fue la pista de despegue de un viaje que llega ahora, seis años y medio después, al destino que había previsto la banda terrorista. En este trayecto, apagadas las armas, ETA ha activado las balas del relato. Y sus disparos han vuelto a golpear en los oídos de las víctimas del terrorismo, en especial las del País Vasco agrupadas en Covite, que han ido denunciando la "pasividad" del Gobierno ante los movimientos propagandísticos de la banda terrorista. "Se ha hurtado a las víctimas la fotografía de la derrota de ETA", ha denunciado con contundencia la presidenta de la asociación, Consuelo Ordóñez, a las puertas de la defunción de la banda terrorista. "El final de ETA hubiera sido diferente si el Gobierno hubiera puesto algún empeño en ello", remarca.

"El Gobierno ha hurtado a las víctimas la foto de la derrota de ETA", censuran las víctimas del País Vasco ante la "pasividad" a la propaganda etarra

En esta lucha por el relato, las víctimas han activado un manifiesto 'ETA quiere imponer el contador a cero' para evitar que se esfumen de la noche a la mañana los 853 asesinatos cometidos por la banda terrorista, los casi 2.600 heridos, los 100.000 exiliados y los 10.000 empresarios extorsionados, así como el de los 358 asesinatos que permanecen sin esclarecer. "La cruel historia de terror de ETA no puede quedar impune", advierte el texto, que acumula ya más de 70.000 firmas, entre ellas las de reconocidos intelectuales y escritores.

¿Qué pasa con las víctimas? En 2011, en la declaración de Aiete, las personalidades internacionales demandaron "pasos profundos para avanzar en la reconciliación, reconocer, compensar y asistir a todas las víctimas, reconocer el dolor causado y ayudar a sanar las heridas personales y sociales". Ahora, en 2018, la alusión se limita a "debe haber más esfuerzos para reconocer y asistir a todas las víctimas", a quien, además, exigen un "espíritu de generosidad para curar las heridas y reconstruir una comunidad compartida".

Foto: Mariano Rajoy durante su declaración. (Reuters)

ETA, en su penúltimo comunicado, el del 20 de abril, pedía un perdón selectivo a las víctimas —lo limitaban a aquellas que "no tenían participación directa en el conflicto"—. Una diferenciación que provocó la condena generalizada del espectro institucional y político vasco, que, a excepción de EH Bildu, exigió a la banda terrorista un perdón a todas las víctimas en el que iba a ser su último pronunciamiento, entre ellos el lendakari Iñigo Urkullu. Fue en vano porque no hay nada de todo esto en el epitafio de ETA, que ni siquiera menciona a las víctimas.

Pero este perdón selectivo, insuficiente para el País Vasco y humillante para las víctimas, es en cambio suficiente para las personalidades internacionales que han avalado la certificación de la defunción de ETA. La denominada 'Declaración de Arnaga' (coge el nombre de la villa que ha abrazado esta escenificación del adiós de la banda terrorista) "saluda" esta decisión y obvia todo lo que no dice ETA en su comunicado definitivo. Como también rehúsa hacer cualquier crítica a la banda terrorista por sus 60 años de sanguinaria trayectoria. Se trata de mirar hacia delante y la prioridad es "resolver" la cuestión de "los presos y las personas que se encuentran huidas. Esta es la gran batalla de ETA a futuro, a la que ya ha sumado a los gobiernos vasco y navarro, que ni 24 horas después de que la banda terrorista anunciara su final se han comprometido a impulsar un grupo de trabajo con el Ejecutivo español para abordar a corto plazo cambios en la política penitenciaria. De momento, la banda terrorista ha logrado su único objetivo hasta la fecha: que su adiós no se interprete como una derrota a ojos de la comunidad internacional.

A medida que se iba acercando su irremediable final, ahogada por la falta de operatividad y la presión de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FSE), y con el rechazo de la sociedad vasca en sus cotas más altas, ETA ha ido preparando el terreno para llevarse a la tumba una victoria a futuro: la del relato. La obsesión de la banda terrorista ha sido no evidenciar una derrota, que en su lápida no conste que se fue vencida, que se rindió.

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