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La Llotja de Mar, a horas del Consejo de Ministros: blindaje policial y tranquilidad
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sin incidentes por la noche

La Llotja de Mar, a horas del Consejo de Ministros: blindaje policial y tranquilidad

El inmueble que acoge este viernes la reunión del Gabinete de Sánchez se convierte en un fortín: un amplio perímetro policial le protege, además del importante despliegue de patrullas de 'mossos'

Foto: Patrullas de los Mossos d'Esquadra protegen la Llotja de Mar, este 20 de diciembre. (EFE)
Patrullas de los Mossos d'Esquadra protegen la Llotja de Mar, este 20 de diciembre. (EFE)

Pasa la medianoche. La circulación es escasa a estas horas. Se diría que la normal en la madrugada de un viernes. El tiempo no acompaña, 10 ºC, y apenas se ve a viandantes por las calles. Nada parece anormal. Ni una protesta, ni un grito, ni una concentración tardía. Nada. Pero se respira expectación, y mucha, mucha, mucha cautela. Por lo que pueda pasar.

Barcelona está blindada. Más aún las inmediaciones de la Casa Llotja de Mar, el imponente inmueble de raíces góticas que se abre al paseo de Isabel II, la plaza de Antonio López, el Pla de Palau y la calle del Consolat del Mar, muy cerca del Palau de la Generalitat y del Ayuntamiento, a un paso del puerto y del arranque de la Vía Laietana. Queda ya muy poco para que dé comienzo el Consejo de Ministros presidido por Pedro Sánchez. Allí, en la Casa Llotja de Mar, sede desde 1886 de la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Barcelona y uno de los edificios más reconocibles de la ciudad. Construido en el siglo XIV, tiene aspecto neoclásico porque la actual edificación, del XVIII, se levantó a partir del antiguo espacio medieval. En 1820 se proclamó allí la Constitución liberal de 1820, en 1868 se concentró el pueblo durante la revolución que tumbó a Isabel II, en 1885 se aprobó el Memorial de Agravios que se envió al rey Alfonso XII.

Algunos de los periodistas que se han desplazado a la capital catalana para cubrir la reunión del Gabinete se alojan en los hoteles que circundan la antigua Lonja. Basta un mero paseo para advertir hasta qué punto se ha extremado la vigilancia de los alrededores de la que será sede del Consejo. Se quiere impedir por todos los medios un boicot de los CDR, un asedio, cualquier problema. Por eso el perímetro de protección es amplísimo.

Las vallas se acumulan en la parte baja de la Vía Laietana, para frenar los avances de los activistas. Y ya en la plaza de Antonio López, arranca el enorme cordón policial. Cada pocos metros se agrupan agentes, vehículos y vehículos de los Mossos d'Esquadra. En la calzada que linda con el inmueble no se puede ya circular, por los cuatro costados. En el Pla de Palau, los efectivos desplegados hacen notar a los pocos ciudadanos que pasean que no pueden atravesar el perímetro.

"De momento, todo tranquilo. Ningún incidente", describe un 'mosso', pelado de frío, junto a su compañero, en la fachada principal de la Llotja


"De momento, todo tranquilo. Ningún incidente", describe un 'mosso', pelado de frío, junto a su compañero, en una de las esquinas de la fachada principal de la Llotja de Mar. Cuenta que por el momento las inmediaciones del inmueble están protegidas por los Mossos. "El viernes ya se verá, ya nos dirán", añade. No hay coches de la Policía Nacional. Sí se ven policías de la Guàrdia Urbana encargados de controlar el tráfico.

Foto: Pedro Sánchez y el 'president' de la Generalitat, Quim Torra, este 20 de diciembre en el palacio de Pedralbes. (Reuters)

Incertidumbre por lo que pueda ocurrir

Nadie sabe a ciencia cierta qué puede ocurrir este viernes. El 20-D acabó sin incidentes, pero el día clave es este 21-D. Cuando se pregunta en la calle, a los agentes, a los taxistas, qué creen que puede pasar, la respuesta es que lo más probable es que no suceda nada, más allá del intento de paralización de la ciudad por parte de los CDR. En los últimos días la tensión se ha rebajado. Se han repetido las llamadas a la serenidad y a la calma. Desde todas las esquinas. El Govern hizo lo propio. Pasada la inacción ante los cortes de autopistas y el levantamiento de peajes, advertido con contundencia por el Ejecutivo de Sánchez, comenzó a virar. Garantizó el mantenimiento del orden público de cara al Consejo de Ministros de este 21-D.

La tensión ha bajado en los últimos días, y las llamadas a la calma se han repetido. Torra, que rehuía la cita con Sánchez, accedió a verse con él

Y, de rehuir esa reunión del presidente con Quim Torra, al final transigió, aunque asegurándose la foto de grupo para poder vender ante sus huestes que hubo cumbre de los dos gobiernos. Pero lo que hubo fue un encuentro en Pedralbes de Sánchez y Torra, en paralelo otro despacho de los dos vicepresidentes, Carmen Calvo y Pere Aragonès, y de la ministra Meritxell Batet y la 'consellera' Elsa Artadi, y una imagen de los seis en la "despedida", aunque para la Generalitat esta tercera imagen sí contaba como reunión. Los presos independentistas en huelga de hambre abandonaron también su protesta. Las aguas parecen volver a su cauce, al de la "normalidad" institucional que proclama y quiere La Moncloa y al del "diálogo sin límites" que quiere el Govern.

El clima de las horas previas hace pensar que el Consejo de Ministros puede discurrir sin incidentes. El blindaje policial es potentísimo. Pero la movilidad en la ciudad sí puede verse afectada. No será un día normal pese a que la temperatura haya descendido. No solo la de las calles de Barcelona, también la que mide las difíciles y cambiantes relaciones entre los dos gobiernos.

Pasa la medianoche. La circulación es escasa a estas horas. Se diría que la normal en la madrugada de un viernes. El tiempo no acompaña, 10 ºC, y apenas se ve a viandantes por las calles. Nada parece anormal. Ni una protesta, ni un grito, ni una concentración tardía. Nada. Pero se respira expectación, y mucha, mucha, mucha cautela. Por lo que pueda pasar.

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