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La hostilidad que no cesa ni con un infarto: choque entre el relato de policía y defensas
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UN AGENTE EXPLICA CÓMO SALVÓ A UN SEÑOR

La hostilidad que no cesa ni con un infarto: choque entre el relato de policía y defensas

La hostilidad que se vivió aquel día a las puertas del colegio se reprodujo en el Supremo. Dos versiones. Dos focos. Otra vez esa permanente bifocalidad que reina en todo lo que toca a Cataluña

Foto: Jordi Pina, en el Supremo. (EFE)
Jordi Pina, en el Supremo. (EFE)

Un cierto sopor sobrevolaba la sala donde se celebra el juicio del 'procés' este jueves. Es lo que sucede cuando se escucha por vigésima vez una declaración muy parecida a las anteriores, con sus matices y novedades, pero en general, similar. Tres días de testigos policiales centrados en la violencia en los centros electorales. En la actitud de los 'mossos' en esos colegios. Pasaban las horas y todo transcurría por la senda previsible. Hasta que llegó el infarto.

En este caso, no se trata de un uso metafórico del término. El infarto sucedió. En el centro cívico Juan Carlos I de Lleida. Enric Sirvent, un hombre, de 70 años el día del referéndum, padre de dos 'mossos', sufrió una parada cardiorrespiratoria cuando iba a votar el 1-O. Un agente de Policía le auxilió. Él sobrevivió. Hasta aquí llega el acuerdo sobre este asunto. La hostilidad que se vivió aquel día a las puertas del colegio se reprodujo ante del tribunal del 'procés'. Dos versiones. Dos focos. Otra vez esa permanente bifocalidad que reina en todo lo que toca a Cataluña.

Foto: Agentes antidisturbios de la Policía Nacional forman un cordón de seguridad frente al colegio Ramón Llull de Barcelona el 1-O. (EFE)
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La primera versión la ofreció el policía que asistió a Sirvent. Visiblemente nervioso, discurso rápido con palabras atropelladas, explicó lo que él vio. "Me percaté de que una persona de avanzada edad estaba tirada en el suelo. Logré empujar a la gente para hacerle un hueco. Le busqué el latido y no encontré nada". El agente llamó entonces a la sala de coordinación de Lleida para que pidiera una ambulancia. "Mientras tanto intenté auxiliarle, pero la gente congregada empezó a amenazarme. Me decían "asesino, lo habéis matado'".

La historia, con final feliz, continúa con los intentos del agente de salvar a aquella persona que yacía en el suelo. Trataron de buscar un desfibrilador en un ambulatorio cercano pero estaba cerrado. Dos personas se acercaron a ayudar identificándose como médicos. Mientras esto sucedía en la calle, continuaba la incautación de urnas en el centro. Apareció un aparato de la nada. El hombre, ya sin pulso, sin respiración e inerte, fue estabilizado.

Me percaté de que una persona de avanzada edad estaba tirada. Logré empujar a la gente para hacerle un hueco. Le busqué el latido y no encontré nada

La segunda versión es la del propio Sirvent, el infartado. Las defensas repreguntaron en su turno y lo hicieron sobre su visión. Bifocalidad. Después de lo sucedido, el señor presentó una denuncia en el juzgado de instrucción número 4 de Lleida contra varios agentes de la Policía Nacional por las lesiones que sufrió aquel día. Representado por Jaume Alonso Cuevillas -el mismo que defiende a Puigdemont-, esgrimió que las muestras de “brutalidad” le provocaron la rotura de costillas y diversos hematomas producidos por las patadas de un agente. De ahí el infarto.

El abogado de Òmnium Benet Salellas abrió la ronda de repreguntas. Inquirió al agente si sabía que la víctima del infarto había sufrido un fuerte golpe en los genitales antes de que se le detuviera el corazón. "¿Sabe si mientras esto pasaba, los policías continuaron ejerciendo la violencia?", añadió. Hubo llamada de atención de Marchena. Solo fue el preludio de la andanada final que protagonizó el abogado de Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josep Rull, Jordi Pina.

Pina llevaba una semana extraña. En la primera jornada no abrió la boca. En la segunda, comenzó a hacer alguna pregunta. Al tercer día su contención se esfumó y entró de nuevo al enfrentamiento con el tribunal y, en concreto, con su presidente, Manuel Marchena. Sucedió así:

- ¿Cuando usted relata a preguntas del señor fiscal que usted estaba asistiendo a esta persona en el suelo y vinieron dos personas que se identificaron como médicos, no recuerda usted que cayeron encima de usted y de la persona que yacía en el suelo?

El agente explicó que sí recordaba que había gente a su alrededor.

- Ha mencionado que hay un procedimiento judicial en el que hay unos vídeos... ¿Ha podido ver alguna imagen...?

Marchena le cortó en este punto.

- No ha dicho eso, señor Pina, no ha dicho eso. Ha dicho que se elaboró un informe al que se incorporaron fotografías y desde su punto de vista, todo había quedado claro. Es lo que él ha dicho. Él no ha dicho nada de unos vídeos, de la gente que le empujó... y en consecuencia...

Pina no deja terminar al presidente. Se solapan las dos voces. "En ese caso pido disculpas. No, no, no, no", dice el abogado mientras Marchena prosigue: "En relación con ese tema, por favor seamos respetuosos con la decisión que se adopte en las diligencias judiciales abiertas, y si no están de acuerdo se recurre por los medios correspondientes pero ese hecho, ese lamentabilísimo hecho, es ajeno al conocimiento de este tribunal. Carece de sentido que le demos vueltas y más vueltas a ese mismo hecho".

Pina insiste.

- Solo le quiero preguntar si ha podido ver algún vídeo en el que aparecen unos funcionarios policiales golpeando a unos ciudadanos que caen encima de usted. El agente se explica. Dice que en el informe que él ha visto no se aprecia que ninguna persona pegue al señor infartado ni le agreda. Pina se ríe y le contesta: "Estamos hablando de cosas diferentes..."

"Vamos a ver, señor Pina". Cuando Marchena se arranca con un "vamos a ver", casi siempre vienen curvas.

Foto: Agentes de la Policía Nacional intentan retirar a los concentrados en el instituto IES Tarragona el 1-O. (EFE)

- Estamos entablando una discusión acerca de un acontecimiento que escapa absolutamente a la capacidad de enjuiciamiento de esta sala y es qué le pasó a ese señor, si efectivamente hubo una patada previa, si hubo alguien que cayó encima de él, si fue empujado, si hubo más golpes. Todo eso, a este tribunal, más allá de lamentar el hecho, no le incumbe, hay unas diligencias judiciales en las que se está investigando, hay unas diligencias judiciales que pueden ser recurridas. Estamos perdiendo el tiempo.

"Pues entonces, si estamos perdiendo el tiempo...", respondió Pina. "Pero usted sabe que si estamos perdiendo el tiempo es por lo que yo le estoy explicando", dijo Marchena. "Pero es que el Ministerio Fiscal 'introdució' (error en el uso del verbo)...". "No lo introdujo. Vamos a hacer otra pregunta". Y siguieron un rato. En el vídeo adjunto se incluye la secuencia completa.

Pina terminó rozando el desacato. "Creo que su señoría está errando en cuanto a mi interpretación de los hechos...". "No, señor Pina, yo, cuando declaro la impertinencia de una pregunta, usted no me puede decir que estoy errando. No, no".

La hostilidad no cesa ni con un infarto.

Un cierto sopor sobrevolaba la sala donde se celebra el juicio del 'procés' este jueves. Es lo que sucede cuando se escucha por vigésima vez una declaración muy parecida a las anteriores, con sus matices y novedades, pero en general, similar. Tres días de testigos policiales centrados en la violencia en los centros electorales. En la actitud de los 'mossos' en esos colegios. Pasaban las horas y todo transcurría por la senda previsible. Hasta que llegó el infarto.

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