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Los barones cierran filas con Sánchez y apoyan la investidura de Chivite con Bildu
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NAVARRA, MÁS CERCA DE TENER NUEVA PRESIDENTA

Los barones cierran filas con Sánchez y apoyan la investidura de Chivite con Bildu

El proceso de negociación y el acuerdo final han sido tutelados por Ferraz a través de Santos Cerdán. La líder del PSN llamó a los secretarios regionales para explicarles la situación y obtener su plácet

Foto: La líder del PSN, María Chivite, y su secretario de Organización, Ramón Alzórriz, este 29 de julio en el Parlamento de Navarra. (EFE)
La líder del PSN, María Chivite, y su secretario de Organización, Ramón Alzórriz, este 29 de julio en el Parlamento de Navarra. (EFE)

Quien esperase una 'rebelión' de los barones socialistas contra Pedro Sánchez por haber autorizado el pacto que hará presidenta de Navarra a su líder en la comunidad foral, María Chivite, con la necesaria abstención de EH Bildu, se equivoca. No la habrá. El PSOE, como se ha demostrado en el último año, actúa como una roca en torno al presidente del Gobierno. Pero los jefes territoriales no ponen pegas a la inminente investidura de su compañera no solo por lealtad a su secretario general. En las federaciones, incluidas aquellas que tradicionalmente se situaban más lejanas a Ferraz, se percibe cierto hastío por la utilización que, a su juicio, hace la derecha de la situación en Navarra. Insisten en que la probable abstención de la izquierda 'abertzale' no ha sido negociada ni significa apoyo, y que el PSOE no tiene que "demostrar" a estas alturas su compromiso con las víctimas y contra el terrorismo, máximo cuando tiene a varios de los suyos asesinados por ETA.

Chivite se convertirá este viernes, 2 de agosto, en la primera presidenta socialista de la comunidad foral desde 1996. La primera en 23 años. Recibirá, en segunda votación —24 horas después de la primera—, los 11 votos de su partido, el PSN, los nueve de Geroa Bai, los dos de Podemos y el de Izquierda-Ezkerra. 23 de un Parlamento de 50 asientos. La investidura saldrá adelante gracias a la más que descontada abstención de la formación de Arnaldo Otegi, porque los 20 diputados de la fuerza ganadora de las autonómicas, Navarra Suma (Na+), la coalición de derechas que integran Unión del Pueblo Navarro, PP y Ciudadanos, mantendrán su no. El domingo, la militancia del PSN apoyó masivamente, por un 89,34%, el acuerdo de gobierno que Chivite había trenzado con GBai, Podemos e I-E, que supondrá la integración de las tres primeras fuerzas en el nuevo Ejecutivo foral.

El PSN insistió este mismo lunes, cuando el presidente de la Cámara, el nacionalista Unai Hualde, señaló la fecha del debate, que sus interlocutores "prioritarios" serán sus "socios", aquellos que respaldarán a Chivite, y luego, "cualquier cuestión en la que no se llegue a la mayoría necesaria, habrá que llevarla al Parlamento", donde tanto EH Bildu como Na+ podrán "influir". El secretario de Organización regional de los socialistas, Ramón Alzórriz, buscaba así salir al paso del comunicado emitido este fin de semana por la dirección 'abertzale' a sus bases, en el que señalaba que GBai, Podemos e I-E "tienen claro" que ellos serán sus interlocutores "prioritarios", y no Navarra Suma. La militancia de la formación heredera de Batasuna tendrá que pronunciarse aún en una consulta vinculante para la cúpula.

Alzórriz (PSN) subraya que sus interlocutores "prioritarios" serán sus "socios" (GBai, Podemos e I-E), y luego Na+ y Bildu podrán "influir" en la Cámara


Alzórriz subrayó que su dirección tiene "el respaldo del conjunto del partido", porque "saben que en el PSN" son de "fiar", que defienden el "estatus de Navarra" —y no su anexión a Euskadi— y que priorizan las "políticas sociales". El dirigente acusaba a las derechas de practicar, en cambio, "una política de conflicto", para intentar "fracturar" y "socavar la mayoría social" que sostiene al futuro Ejecutivo foral en el que, por cierto, tendrá un peso abultado el PSN (ocho consejerías, además de la presidencia, por cuatro para GBai y una más para Podemos).

Foto: El histórico dirigente de ETA 'Baldo' es homenajeado en las calles de Hernani, este 27 de julio. (EFE)

Desde el rechazo a la colaboración

Construir ese "respaldo" del PSOE, un abrumador cierre de filas a la estrategia seguida por Chivite —como pudo comprobar este periódico—, ha sido fruto de un proceso largo, tutelado por Ferraz, tras los titubeos iniciales, y rematado por la propia candidata a la investidura, que telefoneó en los últimos días uno a uno a todos los barones socialistas para tranquilizarlos y contarles su plan de legislatura.

Sánchez tenía más recelos al posible pacto, pero luego la nave de Ferraz viró: el PSN podía estallar si se impedía otra vez un "Gobierno de progreso"

Fue a primeros de junio cuando Sánchez dio la orden que parecía asestar un golpe definitivo a los movimientos que entonces quería emprender Chivite. El presidente quiso que trascendiera, y así lo adelantó El Confidencial, que no avalaba las conversaciones que iba a comenzar la secretaria general del PSN con GBai —la alianza nacionalista en la que el PNV es el socio mayoritario, y de la que es cabeza visible la todavía presidenta en funciones, Uxue Barkos—, Podemos e I-E (suma de Izquierda Unida y los vasquistas de Batzarre). Los mensajes de sus escuderos en los días siguientes iban en la misma línea. Si el PSN se abstenía en la investidura de Javier Esparza, jefe de UPN y candidato de Na+, quizá los dos diputados regionalistas podían hacer lo propio en el Congreso y facilitar la investidura de Sánchez. El director de Gabinete del presidente, Iván Redondo, era partidario de consumar esa operación.

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Pero enseguida Ferraz hizo virar la nave hasta cambiar de criterio. Y el dirigente clave que lo hizo posible fue el secretario de Coordinación Territorial, el navarro Santos Cerdán, mano derecha del responsable de Organización y titular de Fomento, José Luis Ábalos. Cerdán fue el que convenció a Sánchez: el PSN saltaría por los aires si por tercera vez impedía un "Gobierno de progreso" en la comunidad foral, y purgaría su negativa durante años y años.

En agosto de 2007, la dirección de José Luis Rodríguez Zapatero vetó una entente entre el PSN con Nafarroa Bai (marca predecesora de GBai) e IU. Fue el llamado 'agostazo'. Y en 2014, otra ejecutiva federal del PSOE, la de Alfredo Pérez Rubalcaba, frenó la moción de censura contra la entonces presidenta foral, Yolanda Barcina, de UPN. 12 años habían tardado los socialistas navarros en levantar cabeza, decían en la cúpula regional, y otros tantos podría tardar en recuperar la credibilidad si se volvía a frenar una alternativa de izquierdas. La condición impuesta por Ferraz fue clara: nada de negociar con EH Bildu. Ni siquiera sentarse a hablar. Condición que, al menos hasta ahora, sí se ha cumplido, según insiste el PSN y reconocía este lunes la propia Barkos.

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En dos pasos

Con el impulso y el plácet de Ferraz, Chivite primero cerró un acuerdo programático con GBai, Podemos e I-E, justo antes de Sanfermines. Y el viernes pasado amarró el pacto de gobierno con sus socios. En paralelo a las negociaciones, la secretaria general del PSN conversó con todos los barones socialistas, tal y como le sugirió Ferraz, para cohesionar las filas y obtener su visto bueno. "Les explicó la situación, lo que estábamos haciendo y cómo lo estábamos haciendo", confirman a este diario fuentes muy próximas a la candidata a la presidencia foral. También preguntó a algunos de sus interlocutores, como relataba uno de ellos a este diario, si su pacto en Navarra podía perjudicar sus opciones de llegar al Gobierno en sus comunidades. El caso más claro era Madrid, aunque no solo. Allí, como en Murcia o Castilla y León, donde el PSOE ganó las autonómicas, no ha tenido opciones reales de hacerse con el Ejecutivo, porque Ciudadanos solo ha querido entenderse con el PP, sin negarse a reunirse con la ultraderecha de Vox en las dos primeras autonomías, en las que su concurso es imprescindible.

Presidentes y mandos de distintas federaciones, incluida Andalucía, sostienen que no tienen "ninguna preocupación" y que confían en Chivite

Los barones, como comentaban algunos de ellos a este periódico, agradecieron el gesto de su compañera, que cuenta con buena reputación en las filas socialistas. "En Castilla-La Mancha hay entendimiento y mucho cariño hacia María. Ella es una garantía de cordura", señalan fuentes próximas al presidente manchego, Emiliano García-Page, uno de los líderes territoriales del PSOE que no han dudado en alzar la voz contra Sánchez en materia territorial si discrepaban de su criterio.

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"Bildu no pacta con nosotros ni entra en el Gobierno, simplemente tiene que elegir qué es lo menos malo para ellos —prosiguen estas fuentes—. El PSN les desalojó del Ayuntamiento de Pamplona y se lo dio a Navarra Suma, así que complicidades con la izquierda 'abertzale', ninguna". "Aquí conocemos mucho a María. Lleva unos cuantos años de secretaria general [desde 2014], la hemos escuchado en debates y siempre ha sido sensata", tercian en el círculo del jefe del Ejecutivo extremeño, Guillermo Fernández Vara. Los barones valoran de Chivite que haya ido avanzando de manera "inteligente", muy "poco a poco", explicando cada paso, en palabras de una presidenta autonómica.

placeholder El presidente Pedro Sánchez, flanqueado por María Chivite y Santos Cerdán, camina con el secretario de Organización del PSN, Ramón Alzórriz (con abrigo beis), el pasado 15 de marzo en Pamplona. (EFE)
El presidente Pedro Sánchez, flanqueado por María Chivite y Santos Cerdán, camina con el secretario de Organización del PSN, Ramón Alzórriz (con abrigo beis), el pasado 15 de marzo en Pamplona. (EFE)

Frases en positivo se escuchan en otros territorios. En Valencia, Asturias, Baleares, Extremadura, Castilla y León, Madrid, Murcia... Todos los presidentes autonómicos y dirigentes de primer nivel consultados subrayan que no tienen "ninguna preocupación" por el hecho de que la investidura de Chivite se materialice con la abstención de Bildu. Incluida Andalucía, cuya secretaria general, Susana Díaz, se encuentra inmersa en una complicada operación de acercamiento a Sánchez después de que pactara con él la composición de las diputaciones provinciales. "No hay ningún malestar con María, ni críticas. Nada. La derecha no nos va a dar lecciones de absolutamente nada", indican en el círculo de confianza de Díaz. Además, como indicaban primero en Ferraz y este lunes algunos mandos contactados, la "prueba" de que no hay condescendencia con la izquierda 'abertzale' es que el Gobierno ha decidido llevar a la Fiscalía los homenajes a etarras de este fin de semana en Hernani y Oñati (Guipúzcoa). Un gesto que, no obstante, no había hecho en el último año.

Foto: El presidente de Aragón, Javier Lambán, conversa con su secretario de Organización, Darío Villagrasa, este 29 de julio en Zaragoza. (EFE)

Los pactos de la derecha con Vox

En el cierre de filas también ha influido, sin duda, que PP y Cs "no han tenido reparo alguno" en entenderse con Vox. Una reflexión que se escucha en Andalucía, donde Díaz fue la primera relevada del poder por el pacto de las derechas. O en Murcia. "En la Región, tenemos un Gobierno [presidido por el popular Fernando López Miras] gracias al voto favorable de la extrema derecha, con la asunción de un programa claro de extrema derecha. María nos llamó pasa aclarar todo, y la abstención de Bildu es a cambio de nada, no como ha sucedido aquí", indican desde el círculo del líder socialista murciano, Diego Conesa.

Los socialistas no quieren "lecciones de la derecha", porque tienen muchos muertos por ETA. Creen que Navarra no tendrá impacto electoral en España

"Pero y si Bildu votara contra María, como hará Na+, ¿diríamos que la derecha y la izquierda 'abertzale' se han aliado? ¡Ya está bien de tonterías!", exclama airado un presidente autonómico, que se confiesa "harto" de que se le pida al PSOE "un ejercicio constante de demostrar que está contra el terrorismo". Este barón regional, al igual que sus compañeros, no teme el impacto electoral de la operación en Navarra. "Es un debate ya agotado en este país. Hay una generación más joven que ya no se acuerda de ETA, porque afortunadamente fue vencida por la democracia y dejó de matar. Que se le exija siempre al PSOE, cuando ha dejado tantísimos muertos en el camino... ¡Ya está bien!", remacha. También dirigentes históricos y veteranos rubalcabistas, como el exministro Ramón Jáuregui o el exdiputado nacional Juan Moscoso, que no estuvieron con Sánchez en las primarias, apoyan a su compañera. Solo en el entorno del presidente de Aragón, Javier Lambán, antaño látigo del hoy jefe del Ejecutivo, prefieren reservarse la opinión hasta que él mismo logre su reelección, este miércoles, gracias a un pacto con PAR, Podemos, Chunta e IU.

La Fiscalía investigará si son delito los homenajes a presos de ETA en Hernani y Oñati

La investidura de Chivite, si finalmente se consuma este viernes, puede aún estar fresca si hubiera nuevas generales para el 10 de noviembre. En Ferraz se cree que el pacto no hará "ni cosquillas" en caso de que haya urnas, precisamente por el discurso tan hiperbólico, entienden, de la derecha. PP y Ciudadanos han acusado al PSOE de romper con el constitucionalismo y de intentar conquistar el poder en la comunidad foral sin importarle servirse de los votos de Bildu. Durísimo fue este lunes Javier Esparza, líder de UPN. Consideró una "indecencia que Pedro Sánchez pida sentido de Estado y pacte con Bildu en Navarra cuando lo podía haber hecho con los que siempre han defendido la libertad y la democracia". El presidente, dijo el dirigente regionalista, ha "cruzado la línea de la indignidad, se ha convertido en el socio de Arnaldo Otegi", "algo gravísimo que marca un antes y un después en la política española y navarra", informa EFE.

Los socialistas están a punto de dar un salto al que hasta ahora no se habían atrevido. Un paso no exento de riesgos pero que creen que será menos costoso de lo previsto. Si hay urnas, se verá. En aparcar los miedos ha influido que la política de distensión con Cataluña, auténtico objeto de oposición para PP y Cs, fue avalada en las generales del 28-A por los ciudadanos. Ahora, creen en Ferraz, pasará lo mismo. Si es que se llega al 10-N.

Quien esperase una 'rebelión' de los barones socialistas contra Pedro Sánchez por haber autorizado el pacto que hará presidenta de Navarra a su líder en la comunidad foral, María Chivite, con la necesaria abstención de EH Bildu, se equivoca. No la habrá. El PSOE, como se ha demostrado en el último año, actúa como una roca en torno al presidente del Gobierno. Pero los jefes territoriales no ponen pegas a la inminente investidura de su compañera no solo por lealtad a su secretario general. En las federaciones, incluidas aquellas que tradicionalmente se situaban más lejanas a Ferraz, se percibe cierto hastío por la utilización que, a su juicio, hace la derecha de la situación en Navarra. Insisten en que la probable abstención de la izquierda 'abertzale' no ha sido negociada ni significa apoyo, y que el PSOE no tiene que "demostrar" a estas alturas su compromiso con las víctimas y contra el terrorismo, máximo cuando tiene a varios de los suyos asesinados por ETA.

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