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La mayoría de ministros de Sánchez repetirá, pero Carcedo, Valerio y Duque peligran
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PSOE Y UP SE APLICAN EN LA MÁXIMA RESERVA

La mayoría de ministros de Sánchez repetirá, pero Carcedo, Valerio y Duque peligran

"Nada es seguro" todavía, porque el organigrama no está rematado, pero 'a priori' las ministras de Sanidad y Trabajo y el de Ciencia pueden verse relevados o recortadas sus competencias

Foto: Pedro Sánchez, durante su comparecencia con el presidente electo del Consejo Europeo, Charles Michel, este 14 de noviembre en la Moncloa. (EFE)
Pedro Sánchez, durante su comparecencia con el presidente electo del Consejo Europeo, Charles Michel, este 14 de noviembre en la Moncloa. (EFE)

Pedro Sánchez siempre ha presumido de equipo. Sorprendió con su 'Gobierno bonito' en junio de 2018, un Ejecutivo construido a partir de una lista de posibles ministros elaborada durante meses y que perfiló en apenas cuatro días. En apenas 100 días tuvo que prescindir, por dos escándalos diferentes —Màxim Huerta (Cultura), por fraude fiscal, y Carmen Montón (Sanidad), por su máster—, de dos de sus fichajes, pero su confianza en sus ministros se ha mantenido prácticamente intacta. La mayoría de ellos, en principio, repetirá en el Gobierno de coalición, aunque hay tres en la cuerda floja porque sus departamentos son objeto de deseo para Unidas Podemos, el socio de coalición: Luisa Carcedo (Sanidad), Trabajo (Magdalena Valerio) y Ciencia (Pedro Duque). No hay todavía "nada seguro", señalan fuentes gubernamentales, que confirman que ellos tres son los que ahora mismo están en el alero o los que podrían perder parte de sus actuales competencias.

Los tres ya vieron peligrar su puesto en las negociaciones fallidas de julio. La última oferta de Sánchez a Pablo Iglesias consistió en una vicepresidencia de contenido social —para la portavoz morada, Irene Montero, ya que el presidente había vetado al jefe de Podemos— y tres ministerios: Sanidad, Vivienda (de nueva creación) e Igualdad (área desgajada de la Vicepresidencia, en manos de Carmen Calvo). Iglesias había rechazado esa última propuesta. Demandó hasta el final o Trabajo (sin Seguridad Social) o Transición Ecológica. Sánchez no estaba dispuesto a ceder ninguno de ellos, puesto que encarnaban (y encarnan) cuestiones "mollares", "estratégicas" del proyecto socialista.

En el último momento, durante su intervención en el pleno, el secretario general de los morados apuntó que podía recoger el guante del PSOE si le añadía al combo políticas activas de empleo, que comprenden tanto programas de ayudas a parados como formación para empleados a través de distintos programas que se coordinan desde el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), pero cuyos fondos están transferidos a las comunidades autónomas y que ellas gestionan. Sánchez y su equipo negociador —compuesto por Carmen Calvo, Adriana Lastra y María Jesús Monterose negaron a reabrir la negociación en el hemiciclo.

En julio, UP dio la batalla para conseguir Transición Ecológica o Trabajo. La primera ya es seguro que seguirá en poder de Teresa Ribera


Durante los frenéticos días anteriores, el PSOE hizo varias propuestas a Unidas Podemos: ofreció Vivienda y Economía Social; Ciencia y Universidades; Agricultura, Pesca y Alimentación; Sanidad, Asuntos Sociales y Consumo; Turismo y Deporte, Cultura e Igualdad. También ofreció las competencias de Cooperación Internacional y Agenda 2030 y Asuntos Migratorios.

Foto: Pedro Sánchez recibe al presidente electo del Consejo Europeo, el belga Charles Michel, este 14 de noviembre en la Moncloa. (EFE)

Giro de 180 grados

El planteamiento nunca pareció suficiente a Unidas Podemos. Quería o competencias en Trabajo o Transición, y ahí se plantaba. Sánchez, tras el portazo a su investidura, nunca más estuvo dispuesto a volver a hablar de una coalición con Unidas Podemos, aunque estos siguieron demandando un Ejecutivo bicolor. Llegó a afirmar que "no dormiría" por las noches si hubiera aceptado el planteamiento de UP, un cogobierno en el que los titulares de Hacienda, Seguridad Social o Transición Ecológica pertenecieran al círculo cercano de Iglesias, "con poca experiencia en la gestión". Hasta que la cruda realidad de las urnas del 10-N, en la que el PSOE no solo no se fortaleció, como pretendía, sino que retrocedió tres escaños, le hizo dar un giro copernicano y aceptar aquello que nunca quiso realmente, una coalición, tornada ahora en proyecto "ilusionante" e incluso "histórico".

Varios ministros consultados no tienen conocimiento de los planes del presidente. La información está en manos de un pequeño núcleo

Ni en la Moncloa ni en UP quieren entrar al detalle de qué áreas asumirá cada socio, aunque los morados se garantizan una vicepresidencia para Iglesias y, en principio, tres ministerios. Uno de ellos no será, eso ya es seguro, Transición Ecológica, que continuará en manos de Teresa Ribera. UP podría asumir, por tanto, Sanidad, lo que supondría el desplazamiento de su actual titular, la asturianaLuisa Carcedo; Vivienda, departamento de nueva creación, que se segregaría de Fomento, o Igualdad, que quedaría fuera de la tutela de Calvo.

placeholder Pedro Sánchez se incorpora a la foto de familia de su Consejo de Ministros tras la entrada en él de Luisa Carcedo como titular de Sanidad, el 5 de octubre de 2018 en la Moncloa. (EFE)
Pedro Sánchez se incorpora a la foto de familia de su Consejo de Ministros tras la entrada en él de Luisa Carcedo como titular de Sanidad, el 5 de octubre de 2018 en la Moncloa. (EFE)

Al retener el PSOE Transición Ecológica, hace pensar que Trabajo vuelve a formar parte de la pugna de UP. Es un área codiciada por los morados, porque quieren revertir la reforma laboral de 2012 al completo. Para los socialistas, sigue siendo un ministerio estratégico, que tiene pendientes tres grandes tareas: el blindaje de las pensiones y la liquidación progresiva del déficit de la Seguridad Social, la derogación de los aspectos más "lesivos" de la reforma del mercado de trabajo del PP y el fortalecimiento de las pymes y los autónomos. Sánchez quería seguir manteniendo el control del diálogo social, la interlocución con la patronal y los sindicatos. Ahora, podría ceder todo el departamento a Unidas Podemos o parte de él, como las políticas activas de empleo, una partida que consume entre 6.100 y 6.500 millones de euros de gasto total en España. O podría dividir Trabajo y Seguridad Social.

La ambición de UP por conquistar este departamento podría suponer que su actual responsable, Magdalena Valerio, miembro también, como Carcedo, de la ejecutiva federal del PSOE, podría ser relevada o ver recortadas parte de sus competencias.

Foto: Oriol Junqueras, junto a Gabriel Rufián (d), al inicio de la última sesión constitutiva de las Cortes Generales. (EFE)

¿Un lavado de cara más profundo?

El PSOE ofreció en julio Ciencia, y según fuentes socialistas, es otro ministerio que también desean los de Iglesias. Ello supondría el sacrificio de uno de los fichajes estrella del presidente, el astronauta Pedro Duque, muy bien valorado en las encuestas aunque le falta la garra política de sus compañeros.

Para compensar la entrada de miembros morados, Sánchez podría ampliar el Gabinete, dividir departamentos o recolocar a los desplazados

Así, aunque "nada es seguro" todavía, fuentes gubernamentales sí reconocen que los tres ministros más en la cuerda floja son ahora mismo Carcedo, Valerio y Duque, porque sus áreas son las ambicionadas por Unidas Podemos. Sin embargo, si cedieran sus puestos, probablemente serían recompensados para otros cometidos por Sánchez. De hecho, el líder socialista podría ampliar su Gabinete y dar cabida en él a los que pierdan sus ministerios. En esta negociación, los dos secretarios generales se han comprometido a no imponer vetos al otro partido.

Sánchez cambia "conflicto de convivencia" por "crisis política" en su discurso sobre Cataluña

El PSOE, de cualquier modo, tendrá que hacer hueco a sus socios en el Gobierno. Pero, en la cuota reservada al presidente, se prevén pocos cambios. En su equipo indican que la mayoría de los ministros seguirán, algo que también esperan mandos de la cúpula socialista, que no obstante advierten de que a Sánchez le gustan también las "sorpresas", y podría sacar algún as de la manga. De hecho, en la dirección hay cuadros que opinan que Sánchez debiera aprovechar la entrada de Podemos en el Gabinete para dar un lavado de cara a su equipo y relevar a aquellos más 'quemados' o con peor imagen. Varios ministros consultados por este diario señalaban que no saben de los planes del jefe del Ejecutivo. La información está en manos de un núcleo muy reducido, en el que se hallan su director de Gabinete, Iván Redondo, y la portavoz parlamentaria, Adriana Lastra.

Si nos guiamos por las palabras del presidente en esta última campaña, se llega a la conclusión de que no habrá muchos relevos. El candidato ya adelantó que Nadia Calviño sería promovida al cargo de vicepresidenta económica. Y aseguró que le gustaría que repitieran María Jesús Montero en Hacienda, Margarita Robles en Defensa, el propio Pedro Duque en Ciencia o Fernando Grande-Marlaska en Interior. En su viaje al 10-N, presumió de su Gobierno "abierto, con muchos perfiles independientes". "Estoy muy contento con todos", indicó en una entrevista en Telecinco, en la que también enfatizó la mayoría de mujeres en el Consejo de Ministros. Sánchez se hartó de decir que, a diferencia de los demás partidos, el PSOE tenía proyecto, "equipo" y presencia territorial.

Foto: Pedro Sánchez y Pablo Iglesias durante la firma del preacuerdo. (Reuters)

Montero, Díaz, Garzón, Illueca, Echenique...

Así, se espera que Sánchez confirme a los responsables de los ministerios de Estado: Marlaska en Interior, Robles en Defensa y Dolores Delgado en Justicia. La continuidad de esta última se ponía más en duda en los últimos meses, por los audios del comisario jubilado encarcelado José Villarejo, pero ha sabido afianzarse dentro del Gobierno y también en el partido, como lo prueba su buena acogida por las bases. Su implicación con el proyecto socialista es total. El presidente tendrá que cubrir la vacante que dejará Josep Borrell en Exteriores, al encargarse, teóricamente a partir de diciembre, de la diplomacia europea.

La continuidad de Calvo, Calviño, Ábalos, Marlaska, Robles o Montero se da por hecha. Más dudas pesan sobre Celaá en su condición de portavoz

Calvo seguirá al frente de una de las tres vicepresidencias —la política, que llevaría aparejada el Ministerio de la Presidencia—, y se da por descontada la presencia de otro peso pesado del Gobierno y del PSOE, José Luis Ábalos. También seguirá María Jesús Montero, en principio en Hacienda, aunque ya no estaría en pie de igualdad con Calviño, sino por debajo de ella, por lo que la sevillana podría ver reforzadas sus competencias, como ocurriría con Calvo en caso de que cediera Igualdad.

Foto: Pedro Sánchez, junto a Irene Montero. (EFE)

El presidente, dicen en Ferraz, estima mucho a Reyes Maroto (Industria), "buena técnica, trabajadora" y ministra que ha sorteado distintos incendios en su departamento (como la crisis de Alcoa, la quiebra del gigante turístico británico Thomas Cook o la interlocución con el sector del automóvil), o Luis Planas (Agricultura y ahora a cargo de Política Territorial, tras la partida de Meritxell Batet a la Presidencia del Congreso), un político de larga trayectoria, buen conocedor de su área y que ha sonado incluso como sustituto de Borrell en Exteriores. El almerienseJosé Guirao, relevo de Màxim Huerta en Cultura, es visto como un gestor impecable. Su departamento es otro de los que se ofreció a Unidas Podemos en julio y que al grupo confederal gusta.

placeholder Yolanda Díaz e Irene Montero, el pasado 13 de marzo en Vigo. (EFE)
Yolanda Díaz e Irene Montero, el pasado 13 de marzo en Vigo. (EFE)

Más dudas hay sobre Isabel Celaá, ministra de Educación y actual portavoz del Ejecutivo. En el partido se cuenta que quizá ella pueda seguir al frente de su departamento, que conoce bien por su trayectoria profesional en esa área, pero está menos claro que pueda continuar como portavoz. No forma parte del núcleo de poder del presidente y, aunque ha ganado seguridad en este año y medio, sigue sin parecer eficaz como rostro del Gobierno a ojos de algunos de sus compañeros.

En cuanto a las entradas de los morados, los nombres que circulan para convertirse en ministros o en altos cargos dentro del Gobierno son los de Irene Montero, Yolanda Díaz —abogada laboralista que suena precisamente para competencias ligadas a Trabajo—, Alberto Garzón, Héctor Illueca, Pablo Echenique, Victoria Rosell, Julio Rodríguez o Rafa Mayoral, aunque no se descarta la integración de perfiles independientes, algo que siempre ha pedido Sánchez.

Sánchez rebaja el tono para que ERC facilite la investidura

Pedro Sánchez asume ya que su investidura solo saldrá adelante si ERC la facilita con su abstención. Ayer el portavoz republicano, Gabriel Rufián, se reunió con su homóloga socialista, Adriana Lastra, y le trasladó que sigue en el no porque el partido del Gobierno no ha abandonado la vía "represiva", aunque se abrió a más reuniones

Después, el presidente compareció con el jefe electo del Consejo Europeo, Charles Michel, desde la Moncloa. Y allí los periodistas asistieron a una formidable modulación de su discurso. De una precampaña y campaña en la que había profundizado en un tono duro y a la ofensiva contra el separatismo, pasó a insistir una y mil veces en que el Gobierno "siempre" defenderá el diálogo dentro de la Constitución. Más aún, subrayó que el PSOE y Unidas Podemos son las únicas fuerzas nacionales que defienden esa vía del diálogo. Llamaba la atención verle destacar la convergencia de las dos formaciones cuando durante meses subrayaba las diferencias respecto al abordaje del conflicto en Cataluña. 

Además, el presidente aparcó una iniciativa que blandió en el debate a cinco: entonces propuso recuperar el delito de convocatoria de referéndums ilegales que se derogó en 2005. Sánchez se limitó a decir que tiene que cerrar el programa de gobierno y su discurso de investidura con sus socios morados. 

ERC exige una mesa de partidos fuera del Parlament como la que estuvo a punto de prosperar en febrero, antes de que las conversaciones entre el Gobierno y la Generalitat se rompieran. Sánchez, al menos por el momento, parece no haber accedido a esa pretensión. Insistió, como en otras ocasiones, en que los líderes independentistas deben hablar con las formaciones constitucionalistas y que la mesa de diálogo que existe ya en el Parlament ha de ser "activada". Sánchez retornaba a la retórica de la declaración de Pedralbes de hace un año, aunque sin regresar al mismo punto en el que se dejó la negociación. 

Pedro Sánchez siempre ha presumido de equipo. Sorprendió con su 'Gobierno bonito' en junio de 2018, un Ejecutivo construido a partir de una lista de posibles ministros elaborada durante meses y que perfiló en apenas cuatro días. En apenas 100 días tuvo que prescindir, por dos escándalos diferentes —Màxim Huerta (Cultura), por fraude fiscal, y Carmen Montón (Sanidad), por su máster—, de dos de sus fichajes, pero su confianza en sus ministros se ha mantenido prácticamente intacta. La mayoría de ellos, en principio, repetirá en el Gobierno de coalición, aunque hay tres en la cuerda floja porque sus departamentos son objeto de deseo para Unidas Podemos, el socio de coalición: Luisa Carcedo (Sanidad), Trabajo (Magdalena Valerio) y Ciencia (Pedro Duque). No hay todavía "nada seguro", señalan fuentes gubernamentales, que confirman que ellos tres son los que ahora mismo están en el alero o los que podrían perder parte de sus actuales competencias.

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